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La natilla y el buñuelo son la muestra local más destacadas para la temporada
Además de los regalos, la decoración y compartir en familia, uno de los aspectos más importantes de la Navidad es la cena que acompaña la Nochebuena. Si bien el plato más tradicional para esta fecha es el pavo relleno, varios países alrededor del mundo le han dado sus propios toques culturales a este festín, optando por opciones alternativas que apelan a sus raíces culinarias.
El hecho de que existan naciones que logren rescatar esta habilidad es un factor destacable, sobre todo, en medio de una fiesta que no solo se celebra a nivel global, sino que también ha creado varias costumbres y hábitos a su alrededor. Además, la intención de involucrar sabores locales a la Nochebuena, resulta ser una buena estrategia a la hora de conseguir el objetivo de la fiesta: reunir a toda la familia para un banquete.
Uno de los países más globalizados en este aspecto es, precisamente, Colombia. La tendencia de los consumidores se dirige, sobre todo, al pavo y al pernil de cerdo, según comentó el chef y empresario Jorge Rausch. No obstante, también destacó el rol de la natilla y el buñuelo como el toque cultural insignia del país en las festividades decembrinas.
Sin embargo, la escritora experta en gastronomía, Margarita Bernal, subrayó que “este aspecto está más relacionado con las tradiciones, tanto de las familias, como de las regiones de cada país”.
Precisamente, es en el área de la repostería donde se han generado las mayores innovaciones dentro de los platos navideños. Uno de los más reconocidos es el ‘lebkuchen’ de Alemania. Pese a que es un postre, tiene una mezcla de sabores picantes gracias a la miel y la pimienta que incluyen en la elaboración de la masa, que combina ligeramente la preparaciones de pasteles y galletas.
En los platos fuertes, un país de la región que ha sabido incluir su idiosincracia gastronómica es Argentina, debido a la fama que ha ganado con sus carnes. Los banquetes navideños suelen tener como atracción principal un asado que incluye chorizos y morcillas, aunque también suele variar con opciones como el lechón o el pollo al escabeche. En otros platos como los postres, la tradición es más sencilla, pues solo recurren a las ensaladas de frutas.
No todos ponen entusiasmo
Mientras que la mayoría de naciones alrededor del mundo considera la cena navideña como un ritual de la alta cocina, otros países no le dan la misma importancia a los alimentos que consumen durante la Nochebuena, lo que les hace elegir por opciones rápidas y mucho más sencillas.
Ese es el caso de Japón, donde las pizzas o el pollo frito son las opciones predilectas para la mayoría de la población, dado que solo 0,5% de es pertenece a la región católica, según un informe de la revista italiana L’Espresso.
América del Sur
Una de las comidas más famosas de la temporada navideña para la región viene desde Venezuela. Para la cena de Nochebuena, el plato más representativo del país vecino es la hallaca. Se trata de un pastel con diferentes tipos de relleno que se compone principalmente de pollo o carne de res cuya la masa se elabora a base de harina de maíz y caldo de gallina. Además, viene acompañada de un guiso compuesto de ají dulce, alcaparras, cebollas, tomates, ajo y pimentón rojo. Su cocción tarda 40 minutos y suele ir envuelta en hojas de platano maduro.
Asia
A pesar de que las sopas no suelen asociarse con las fiestas navideñas, las costumbres en Filipinas las incluyen como el plato insignia de estas fechas. La más consumida para entonces es el ‘nilagang baboy’, un estofado hecho a base de ternera, pollo o cerdo hervido, siendo esta última la opción más representativa. Su preparación consiste en combinar la carne con agua, sal y jengibre para dar un sabor de mayor intensidad, aunque también se puede utilizar ajo y pimienta negra como segunda alternativa. La cocción dura aproximadamente una hora.
Europa
En materia gastronómica, Francia es uno de los países más destacados en el viejo continente durante la Navidad. Pese a que su plato principal en la Nochebuena contempla diferentes opciones como el ganso, el salmón ahumado, el pato y el cordero, es el tronco de Navidad o ‘la Buchê de Noël’, el postre tradicional.
La preparación se lleva las miradas gracias a la leyenda que existe detrás de la misma. En la edad media, la llegada del nacimiento de Cristo se celebraba con una fiesta del fuego el día del solsticio de invierno (21 de diciembre), para la cual se elegía el tronco de roble o haya más grande posible, con el propósito de que se consumiera entre cuatro y 12 días.
Con el tiempo y la llegada de las estufas y chimeneas, la costumbre se fue perdiendo, hasta que en 1945 surgió el famoso postre. Se basa en la elaboración de un bizcocho genovés relleno de crema batida o nata, que finalmente se cubre con crema de chocolate para darle un aspecto similar al de un trozo de madera fundido por el calor del fuego.
Oceanía
Pese a su lejanía, Oceanía también cuenta con sus propias tradiciones gastronómicas para celebrar la llegada de la Navidad. Una de las más reconocidas de la región está en las islas Fiyi, cuyo factor de autenticidad está dada más por la preparación de la cena, que por sus componentes. Para esta época la comida más usual es un plato compuesto por pollo sazonado con ajo y picante, junto con brochetas de pescado enrolladas en hojas de plátano y cerdo. Lo que hace a esta opción una de las más auténticas es su cocción, la cual se hace en un horno de piedra enterrado.
Australia
Los mariscos no suelen estar muy ligados a las festividades decembrinas, pero en Australia se les consideran elementos vitales para la preparación del platillo principal en Nochebuena. Esto se debe a que esta etapa del año viene acompañada de un clima calido, mientras que en otras regiones del mundo suele asociarse con el frío y la nieve. Ante esa premisa, la preparación a la barbacoa, cocinando directamente desde la parrilla, es la preferida para estas fechas. Entre los acompañamientos del banquete están también frutos tropicales, quesos y vinos.