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Entre las tendencias que pueden inspirar a las marcas, se observa que los consumidores recurren a coaches de ahorro e influencers, quienes promueven las mejores compras al mejor precio
Para este 2024, Kantar Insights vuelve a presentar su estudio anual Look to the Future, revelando que la inseguridad se ha convertido en un motivador clave en la toma de decisiones de los consumidores, especialmente en comparación con el año anterior. La creciente sensación de incertidumbre y vulnerabilidad entre los latinoamericanos se intensifica debido a cambios económicos y sociales. En respuesta a este contexto, los consumidores han priorizado la “preservación” en áreas como la salud, las finanzas personales, el estilo de vida y el medio ambiente.
Con el final del año a la vista, es fundamental que las marcas conecten con esta necesidad de preservación.
Esto plantea el desafío de anticipar lo que depara lo que viene para el 2025 y entender cómo las personas están gestionando sus finanzas, qué retos de salud prevén para el 31 de diciembre y cuáles son sus preocupaciones ambientales.
Tradicionalmente, las familias suelen planificar grandes gastos durante la temporada navideña. Sin embargo, en Colombia, con un índice de confianza del consumidor de 15,3 en agosto y considerando el estado de “alerta e incertidumbre” de la población, surge la pregunta: ¿qué estrategias adoptarán las marcas para responder a esta situación?
Entre las tendencias que pueden inspirar a las marcas, se observa que los consumidores recurren a coaches de ahorro e influencers, quienes promueven las mejores compras al mejor precio.
Los consumidores han aprendido que es posible mantener un estilo de vida satisfactorio sin sacrificar calidad, encontrando buenas opciones de productos y servicios a precios razonables. Por ello, proporcionar información sobre cómo “optimizar” el presupuesto se vuelve esencial.
Las marcas deben entender cómo conectar con esta tendencia para ser relevantes en la mente de los consumidores.
Otro aspecto importante es la evolución en la percepción de la salud, que ahora se centra más en la prevención que en la reacción. Esta nueva visión no solo se alinea con la necesidad de preservación ante la incertidumbre, sino que también refleja la búsqueda de estrategias para llevar un estilo de vida sano y equilibrado sin incurrir en gastos excesivos. Un ejemplo de esto es la tendencia hacia la “belleza menos química”, que promueve recetas tradicionales y más naturales, destacando los beneficios de ingredientes accesibles frente a productos costosos.
Además, la incertidumbre no solo impulsa el ahorro, sino que también lleva a las personas a buscar oportunidades de capacitación. Muchos han utilizado herramientas en línea para acceder rápidamente a educación de calidad, lo que les permite desarrollar estrategias adicionales para generar ingresos, aumentando así su estabilidad económica.
En resumen, estamos ante un consumidor que adopta un enfoque estratégico, lo que plantea un desafío significativo para las marcas. Estas deben implementar planes rápidos y eficientes para enfrentar un 2024 lleno de presiones y un 2025 que genera temor por los retos que parece plantear.