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Se estima que en 2019 se malgastó el 17% de los alimentos a disposición de los consumidores en hogares, comercios minoristas y restaurantes
Se estima que en 2019 se malgastó el 17% de los alimentos a disposición de los consumidores en hogares, comercios minoristas y restaurantes, según un estudio publicado por Naciones Unidas.
El informe, elaborado conjuntamente por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Unep, por sus siglas en inglés) y el Programa de Acción de Residuos y Recursos (Wrap, por sus siglas en inglés) también reveló que el derroche realizado por los consumidores era muy similar en los países ricos y pobres.
La ONU está elaborando un Índice de Desperdicio de Alimentos (FWI, por sus siglas en inglés) con el fin de promover los esfuerzos para reducir a la mitad la pérdida de alimentos para 2030.
"Durante mucho tiempo se ha considerado que el desperdicio de alimentos en el hogar era un problema importante sólo en los países desarrollados", dijo Marcus Gover, director general del WRAP, una organización benéfica que trabaja con los Estados para reducir el desperdicio de alimentos.
"Con la publicación del informe del Índice de Desperdicio de Alimentos, vemos que las cosas no están tan claras".
El informe estima que en 2019 se desperdiciaron 931 millones de toneladas de alimentos, lo que equivale aproximadamente a 23 millones de camiones de 40 toneladas completamente cargados, lo suficiente para dar siete vueltas a la Tierra.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) estimó en 2011 que cada año se pierde o se malgasta un tercio de los alimentos en todo el mundo.
La FAO ha elaborado un Índice de Pérdida de Alimentos que muestra que alrededor del 14% de los alimentos del mundo se pierden desde que han sido cosechados hasta que llegan a la etapa de la venta al por menor, que queda excluida de la estimación.
Se calcula que entre el 8 y el 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero están asociadas a alimentos que no se consumen (residuos y pérdidas), una cantidad similar a la generada por el transporte por carretera.
Al mismo tiempo que se talan bosques, se quema combustible y se producen envases para alimentos que en parte acaban siendo desechados, la comida que se pudre en los vertederos libera más gases de efecto invernadero a la atmósfera.
"Si queremos tomarnos en serio la lucha contra el cambio climático, la pérdida de la naturaleza y la biodiversidad, la contaminación y los residuos, las empresas, los Estados y los ciudadanos de todo el mundo tienen que poner de su parte para reducir el desperdicio de alimentos", dijo Inger Andersen, directora ejecutiva del Unep.