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LABORAL

Un incremento de 1% del salario mínimo destruiría 18.000 puestos de trabajo

miércoles, 5 de septiembre de 2018

Juan José Echavarría, gerente general del Banco de La República. Banco de la República.

Foto: Banco de la República

Según el emisor, los jóvenes serían los más afectados

Laura Lucía Becerra Elejalde

“El salario mínimo en Colombia es un chiste, ridículamente alto, que debe ser reducido”. Esta frase de 2008 del actual ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, volvió a sonar en los medios tras conocerse que repetiría como jefe de la cartera que se encarga de las finanzas públicas, luego de su paso por esta en el gobierno de Álvaro Uribe; y sonó aún más fuerte luego de que hace un par de semanas, el propio expresidente y hoy senador Uribe propusiera un proyecto de Ley para subir de manera extraordinario el sueldo mínimo.

Una de las voces que no se había oído en la discusión era la del Banco de la República, y por eso, desde la Cámara de Representantes le pidieron a la entidad que emitiera un concepto sobre el potencial inflacionario de la medida.

En su respuesta, firmada por el gerente del Emisor, Juan José Echavarría, no habló del impacto que puede tener en la inflación, debido a que no se sabe de cuánto sería la subida del salario, pero el Banco sí emitió un concepto que sirve como argumento a quienes se oponen al proyecto, ya que asegura que un aumento de “1% en el costo de la nómina por cuenta del incremento del salario mínimo podría destruir 18.000 puestos de trabajo formales en tres meses”.

En la misiva, el gerente presenta las conclusiones de algunos estudios del grupo de investigadores sobre temas laborales de la entidad y resalta, como segundo punto, que habría un incremento de la informalidad y un detrimento de la calidad en los cargos que se traduciría en un aumento de 21.500 empleos informales, o una reducción igual del empleo formal.

La tercera conclusión es que los jóvenes y las personas con menor nivel educativo serían los más afectados, pues los investigadores encontraron relación entre el aumento del salario mínimo y la disminución en la flexibilidad de los salarios, la cual afecta la capacidad de contratación, especialmente para estos grupos de población.

Así mismo, las Pyme llevarían la mayor carga en esta medidas. De acuerdo con el documento, las compañías que tienen “un mayor costo para cubrir el aumento del salario mínimo son empresas pequeñas que durante el periodo estudiado tuvieron en promedio menos de 10 empleados”.

A pesar de que en el documento se aclara que no representa la posición de la Junta Directiva del Emisor, sí se sienta un precedente para otras posiciones que se han mostrado en contra.

Precisamente, en días pasados, el presidente de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif), Sergio Clavijo, comentó en entrevista con LR que la propuesta de Uribe, más allá de los problemas inflacionarios, cubiertos con la idea de “estilizar” esos recursos en cuentas de cesantías, generarían dos posibles riesgos.

El primero es el de “expectativas falsas sobre reactivación económica a través de mayor consumo de los hogares que no se verá por la esterilización”; y en segundo lugar, “un debilitamiento institucional de la negociación del salario mínimo legal”.

Clavijo explicó que este tipo de decisiones abrirían espacio a que los sindicatos puedan solicitar reajustes fuera de lo común, “quebrando la buena cultura económica que ha construido Colombia de solo hablar del tema una vez al año, en diciembre, y reajustándolo con base en la reposición de la inflación”.

La preocupación por un desbalance en los pagos de salarios también inquieta a los empleadores. El lunes, tras la reunión de la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales precedida por la ministra de Trabajo, Alicia Arango, el presidente de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi), Bruce Mac Master, manifestó su rechazo al proyecto de Ley, y explicó que “al no ser una propuesta viable”, no podría acompañarla.

Mac Master fundamentó su posición en que la medida podría ser un “incentivo para aumentar la informalidad”, así como también tener un efecto sobre la productividad y la competitividad del país, las finanzas públicas y la inflación.

Otra vocera de los empresarios que ha sido enfática en el rechazo al proyecto es Rosmery Quintero, presidente de la Asociación Colombiana de Medianas y Pequeñas Empresas (Acopi), quien aseguró que las Pyme serían las más afectadas con un alza salarial extraordinaria.

“Estamos muy preocupados. Las Mipyme somos 80% del empleo del país y más de 96% del tejido empresarial, y claro que cualquier decisión que se tome en materia de salarios va a afectar directamente a las empresas”, explicó.

Este es precisamente el punto donde podía materializarse los riesgos que encuentra el Banco de la República según el decano de economía de la Universidad Externado, Julián Arévalo. “Estoy de acuerdo en particular en el efecto que el aumento que el salario mínimo tiene sobre las Pyme, esto no va a generar un gran impacto sobre las grandes”, aseguró Arévalo, quien agregó que este tipo de empresas son las que dependen de trabajadores de bajos ingresos, por lo que una situación así se traduciría en menor contratación, o en mayor vinculación informal, en detrimento de las condiciones de vida de los empleados.

LOS CONTRASTES

  • Julián ArévaloDecano de Economía de la U. Externado

    “Esto tiene un efecto sobre las Pyme, que dependen de trabajadores de bajos ingresos, lo que se traduce en menor contratación”.

  • Jorge Iván GonzálezProfesor de economía de la Universidad Nacional

    “La afirmación de que el mínimo en Colombia es muy alto se toma con la mediana, pero cuando se mira el salario hora da alrededor de US$1”.

Por su parte, Jorge Iván González, docente de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional, no ve con buenos ojos el informe del Banco de la República, pues a su parecer presenta “una visión muy unilateral del problema”, dado que no contempla “el impacto del aumento del salario sobre las empresas desde el lado del consumo, y eso también se debe tener en cuenta”.

González explicó que las conclusiones del Emisor “solo están mirando el lado de la oferta, pero no el impacto positivo sobre la demanda”, y que a mayores salarios también mejora el gasto de los consumidores, lo que a su vez mejora las ventas de las empresas.

Sin embargo, el economista hizo la salvedad de que “el salario hay que irlo aumentando de manera progresiva, no de una sola vez como dice Uribe”, algo en lo que coinciden incluso las organizaciones laborales que hacen parte de la Comisión de Concertación: la Confederación General del Trabajo (CGT), la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y la Confederación de Trabajadores de Colombia (CTC), las cuales solicitaron que el tema se trate solamente en este espacio.

¿Un mínimo por encima del promedio Ocde?

El reporte del Emisor resalta el promedio de salarios de la Ocde, donde el de Colombia se ubica por encima. González criticó este punto, al igual que la famosa frase de Carrasquilla y explicó que “esa afirmación de que el salario en Colombia es muy alto se toma con la mediana, pero cuando se mira el salario por hora, sin hacer ninguna relación estadística, da alrededor de $3.020 o US$1”.

De hecho, Julio Roberto Gómez, presidente de la CGT, expresó en días pasados que el mínimo ideal en Colombia debería ser $1,6 millones, casi el doble del actual.

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