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Comercializadoras de energía
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El usuario tendría la opción de cambio si cumplió 12 meses y cuenta con paz y salvo. La nueva empresa ofrecería un medidor inteligente
Con las medidas de ‘zanahoria o garrote’ el Gobierno planteó un plan de ahorro para el servicio de energía, que podría aumentar de 30% a 60% el precio del Kw/h adicional.
Si bien las comercializadoras de energía disponen de medidores inteligentes, ahora el usuario revisará con lupa su consumo, y si considera errores en su lectura, preferirá cambiar de empresa.
Según XM, la empresa administradora del mercado mayorista, hay 130 comercializadoras registradas, pero el proceso podría tardar más de 30 días, junto con cambios en medidor y el paz y salvo. Hasta ahora, es una alternativa poco utilizada, pero el ahorro podría ser un beneficio.
Julio César Vera, presidente de Xua Energy, comentó que tanto en el mercado regulado, donde los usuarios consumen menos de 55 MW/h, como en el mercado no regulado o libre, es decir, los que exceden esta cantidad, se presenta la posibilidad para que el consumidor final seleccione por sí mismo su comercializador de energía.
“El mercado evolucionará hacia el empoderamiento del usuario, con autogeneración, poder ser partícipe de la generación distribuida, aislada, aquella que se consume en donde se genera”.
“Proporcionar datos y análisis avanzados a los usuarios es fundamental para que tengan una visión clara de su consumo de energía, incluyendo lugares, horarios, áreas y espacios de mayor consumo”.
Sin embargo, hasta el momento, debido a la falta de oferta diferencial presentada en el mercado, esta intención de moverse no es muy alta, aseguró el CEO de Bia Energy, Sebastián Rubiales.
¿Cómo hacerlo?
Según Enel, lo primero es la revisión de la oferta y la presentación de la carta al actual proveedor con la intención de cambio, que debe incluir detalles como el número de cuenta, la dirección, la razón social y el NIT. El comercializador tendrá cinco días hábiles para responder. Después, siguen las visitas técnicas y la instalación de equipos. Y luego, registrar la frontera comercial y el nuevo usuario en la plataforma de la empresa y pagar la factura.
¿Vale la pena?
En teoría, el beneficio de cambio se vería reflejado cuando hay competencia, ya que podría haber mejores tarifas, asegura Vera, pero admite que en el consumo de un usuario residencial, el costo del cambio por el medidor, en general, no justifica el cambio, “aún cuando tener un medidor inteligente le permitiría al usuario un mejor control de su consumo”.
Este proceso, que tardaría aproximadamente 30 días, es liderado por el nuevo comercializador, afirma Vera, quien indica que los ahorros para un usuario normal puede ser marginal y traer mayores costos por el cambio al medidor inteligente. Además, según Enel, el usuario deberá estar mínimo un año con el comercializador actual.
Por tal motivo, a mayor consumo, sea cliente industrial regulado o no regulado, mejores posibilidades de obtener beneficios y reducciones en costos y eficiencias. Rubiales admite que, en el caso de Bia, el servicio se ofrece a grandes consumidores, con promedio de 22.000 KW/h, que terminan ahorrando cerca de 8% mensual después de cuatro meses de uso, pero aún no está preparada para pequeños consumidores.
Una decisión tardía
Las medidas de incentivos y multas en la factura de energía por parte del Gobierno llegan tarde que temprano. Amylkar Acosta, exministro de Minas y Energía, aseguró que 14 exministros, incluyéndolo, le solicitaron el incentivo desde el 7 de octubre de 2023.
Según Acosta, el Gobierno debe promover e incentivar el uso racional y eficiente de energía, dado el uso efectivo de 32% y el derroche de 68%. Ahora, la eficiencia energética se evalúa comparando la energía consumida con la energía útil. De acuerdo con el exministro, un ejemplo sería la diferencia entre bombilla eléctrica incandescente y las LED.
En el primer caso, 85% de la energía se convierte en calor para uso común para calentar comida, y solo 15% se convierte en luz, que es su propósito principal. Por otro lado, la LED emite solo 5% de calor, mientras que 95% se convierte en luz. En ambos casos, el usuario paga por toda la energía consumida, independientemente de si es útil o no.
Riesgos del comercializador
El ministro de Minas y Energía, Andrés Camacho, apuntó una disminución de 4% en la demanda de energía a nivel nacional. Sin embargo, según la Creg, la demanda aumentó 8,31%. En ese sentido, para Vera el desafío radica en poder explicar de manera práctica y sencilla el funcionamiento de la medida de ahorro y multa para los usuarios.
Por su parte, Acosta añade que en la región Caribe existen preocupaciones, ya que la aplicación actual no refleja la realidad del comportamiento del consumo. Esto podría interpretarse simplemente como un incremento adicional en la espiral ascendente de las tarifas, que actualmente son las más altas del país.
Según la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica, de cada pago que realiza un usuario por su consumo de energía, 38% se destina a la generación de la misma, 38% a los distribuidores y 13% a los comercializadores.
Por otro lado, Vera agregó que los riesgos de liquidez están asociados principalmente a la no aplicabilida de la opción tarifaria y la deuda de los usuarios con el sistema. “Esta deuda puede sobrepasar los $4,3 billones ”, dijo. Además, se añadiría el retraso y déficit de los subsidios a los estratos 1, 2 y 3, que pueden sumar $600.000 millones.
¿Cómo funciona el mercado?
El mercado energético se estructura en torno a cuatro componentes principales. El primero es la generación, que incluye fuentes como los hidráulicos o los parques eólicos y solares, un sector que permite la autogeneración y la adición de energía a la red pública.
El segundo componente es la transmisión, representada por los cables que se ven en las torres de las ciudades, responsables de la transmisión de la energía. El tercer bloque es la comercialización, que instala el medidor de consumo eléctrico y factura por los servicios de comercialización, transmisión y generación. Finalmente, el cuarto componente es el usuario final. Cabe destacar que la comercialización ha sido un sector abierto desde hace 30 años, gracias a la Ley 142 de 1994 y la resolución 108 de la Creg.
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