Cómo conseguir que la agricultura sea sostenible para cumplir los ODS a 2030

Para 2050, los seres humanos deberán enfrentar una paradoja que, de no superarse, podrá significar una amenaza para la especie. Y es que para ese año, habrá 10.000 millones de habitantes por lo que se deberá aumentar 56% la producción mundial de alimentos. Sin embargo, para ese entonces, las tierras fértiles y cultivables se reducirán considerablemente. Es por esto que para para cultivar más, con menos espacio y recursos, se necesitarán nuevos enfoques agrícolas.

Previendo enfrentar este panorama, los países establecieron una agenda a 2030 que tiene 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, con el fin de mejorar la desigualdad, pobreza, medio ambiente, educación y acelerar la transformación hacia una alimentación y una agricultura sostenibles.

En este sentido, la FAO lanzó un informe sobre nuevas acciones que se están implementando en el mundo para realizar prácticas agrícolas de manera sostenible, herramientas útiles si se tiene en cuenta que la agricultura es responsable de 70% del consumo mundial de agua; la degradación afecta prácticamente a una tercera parte de la superficie del suelo del planeta; 1.300 millones de toneladas se desperdician en el mundo; y el rendimiento de los cultivos podría disminuir entre 10% y 25% debido al cambio climático.

La primera acción que da la entidad es facilitar el acceso a recursos productivos, a la financiación y a los servicios tecnológicos, lo que se puede lograr a través de una buena infraestructura, pues de lo contrario, se verán afectados 500 millones de familias productoras, que generan 80% de los alimentos del mundo.

En materia de financiación, de acuerdo con el gremio Asobancaria, el crédito otorgado al sector agropecuario ha tenido un crecimiento real promedio de 6,9% anual durante el periodo 2013-2018.

“Para lograr un proceso de inclusión financiera exitoso se requiere una moderna infraestructura de conectividad y comunicaciones que le permita a la banca llegar a las zonas más apartadas del país”, indicó Santiago Castro, presidente de la entidad.

La segunda acción que plantea la FAO es conectar a los pequeños agricultores con los mercados con el objetivo de generar mayor demanda y así, posiblemente, mayores ingresos, pues más de 80% de los productores operan en mercados locales.

Para el investigador Francisco Javier Arias, “conocer el producto a profundidad y cómo se desenvuelven los mercados, permite que el productor agropecuario tenga una visión empresarial y, con ello, mejores posibilidades de adaptarse y crecer en un mercado que se torna dinámico y cambiante lo cual plantea diferentes retos y genera amenazas”.

Como tercera estrategia para hacer una agricultura más sostenible en el planeta se debe fomentar la diversificación de la producción y de los ingresos, ya que esto contribuye a conservar la biodiversidad, mejora la salud del suelo y de las plantas, y reduce la exposición a plagas, enfermedades o a fenómenos meteorológicos extremos.

Igualmente , esto crea puestos de trabajo, genera ingresos y así se evita el acaparamiento de tierras o actividades, por ejemplo, 31% del consumo medio diario de proteína proviene de tan solo cinco especies animales.

“Diversificar la producción estabiliza los ingresos de los hogares y aumenta la resiliencia ante el cambio climático y los desastres naturales”, expone el documento.

Otra acción es mejorar la salud del suelo y restaurar la tierra. La agricultura extensiva, la extracción de materia orgánica, un riego excesivo y con agua de mala calidad, y un uso excesivo de fertilizantes y pesticidas sintéticos hacen que el suelo cada vez sea menos fértil y esté más contaminado y degradado.

Un factor fundamental y en el cual se tiene que hacer especial énfasis para que la agricultura sea sostenible es el uso del agua. Los cultivos y el ganado son los responsables de 70% del consumo mundial de agua y, en algunos países en desarrollo, hasta de 95%.

“Si los patrones de consumo actuales continúan igual, para 2025, dos terceras partes de la población mundial podrían estar viviendo en países con estrés hídrico”, indica el informe. Si bien Colombia es considerado uno de los países con mayor riqueza hídrica, se tienen que empezar a tomar políticas de Estado más rigurosas para proteger los ríos.

Otra acción transversal, que mejora a productores y consumidores es reducir las pérdidas de alimentos y fomentar la reutilización y el reciclaje. En el país se pierden 32 kilogramos de comida al año por habitante (9,76 millones de toneladas al año), 40,5 % de las pérdidas se dan en la etapa de producción agrícola. Las frutas, las raíces y los tubérculos son los alimentos que más se pierden, mayormente por falta de prácticas adecuadas para el tratamiento de los alimentos, fallas técnicas e ineficiencias en procesos como el transporte y el almacenamiento.

De acuerdo con Mauricio López, director ejecutivo de Pacto Global Red Colombia, las empresas de la agroindustria están apostando por el ODS 12 (Producción y consumo responsable) y el ODS 15 (vida de ecosistemas terrestres). “La economía circular es clave en este aspecto. Reutilizar y reciclar es importante para mitigar el uso del plástico y mejorar la productividad de las empresas”.

La FAO también propone darle mayor importancia al rol de la mujer en el campo, pues representan 20% de los propietarios de las tierras, pero son la mitad de la mano de obra del sector. A la desigual tenencia de la tierra que tienen las mujeres, se agrega un menor acceso a maquinaria y asistencia técnica.

Por todo lo anterior, la búsqueda a futuro debe ser por transformar la agricultura para que sea sostenible.

Consumo de carne aumentaría 88% en el mundo a 2050 según la FEM

De acuerdo con el Foro Económico Mundial, se proyecta que el consumo de carne de rumiantes (carne de res, cordero y cabra) aumentará 88% a nivel mundial entre 2010 y 2050. La carne de res requiere 20 veces más tierra y emite 20 veces más GEI por gramo de proteína comestible que las proteínas vegetales comunes, como frijoles, guisantes y lentejas. Limitar el consumo de carne de rumiantes a 52 calorías por persona por día para 2050 reduciría la brecha de mitigación de GEI a la mitad.