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Pero acaba de cambiar drásticamente la situación. La renuncia de la ministra de la presidencia, María Lorena Gutiérrez, fue la “gota que rebozó la copa”. Esa sensación es mayoritaria, incluso para analistas, como el profesor de la Universidad Externado Jorge Iván Cuervo, que califican ese cambio como poco determinante.
“Venían dándose una serie de hechos políticos: la pérdida de popularidad de Santos y fricciones entre los partidos de la Unidad Nacional por ciertas posiciones, como la terna para fiscal. Creo que finalmente todo eso hizo que el presidente viera que es necesario una recomposición”, afirmó Cuervo.
Aunque el relevo ministerial, por razones como las expuestas, era esperado, ha llamado la atención la forma en que se produce, en mitad de un viaje del presidente al exterior, previsto hace meses, para participar en la Sesión Especial de la Asamblea de las Naciones Unidas, que se realizó en Nueva York. Por eso, es inevitable relacionar el momento de la renuncia masiva con el hecho de que en su último acto antes de partir hacia EE. UU. (el miércoles) Santos hubiera anunciado la terna para que la Corte Suprema de Justicia escoja al nuevo fiscal general de la Nación.
Lo hizo luego de un mecanismo ideado por María Lorena Gutiérrez, que incluyó una convocatoria pública, la recepción de hojas de vida de más de 150 personas, la aceptación de más de 110 de ellas y la elaboración, por la considerada ‘súper ministra’, de un grupo de 16 finalistas. Pero tantos pasos terminaron en que el mandatario postuló a los tres nombres que todo el mundo esperaba: el ministro de Justicia, Yesid Reyes; a la asesora jurídica del proceso de paz, Mónica Cifuentes, y a quien ha generado más polémica: Néstor Humberto Martínez, quien también, fue ministro de la Presidencia.
Con dos procesos de paz en momentos extremos: el de las FARC a punto de la firma y el del ELN por iniciar; con un posconflicto cerca, y con la falta de gobernabilidad que se critica del presidente Santos, la decisión de quiénes formaron la terna resultó teniendo efectos inmediatos.
El primero es la mencionada renuncia de Gutiérrez, que por ser hecha en ausencia del primer mandatario mostró un disgusto, tal parece, por la inclusión de Néstor Humberto Martínez como candidato a la Fiscalía.
El profesor Cuervo señala al respecto: “dicen en Palacio que María Lorena se la jugó porque no quedara Néstor Humberto Martínez y que el vicepresidente Vargas Lleras presionó por lo contrario. Incluso, señalan que amenazó con renunciar si no incluían a Néstor Humberto Martínez en la terna y el presidente, con la baja popularidad que tiene, no puede perder ese apoyo de Cambio Radical. En este momento, buena parte del apoyo político de Santos depende de lo que haga y diga Vargas”.
Desde Nueva York, el presidente quiso bajar el tono a los comentarios y dijo que la salida ocurre cuando él está buscando un gabinete con miras a la paz y cuando ella ha cumplido su ciclo en el Gobierno: "Varios están renunciando, porque estamos haciendo unos cambios. Ella ha tenido mi cariño y respaldo, pero todos los funcionarios han tenido sus ciclos". Declaración que fueron confirmadas, al conocerse que le pidió la renuncia protocolaria a todos los ministros.
Entonces, se está a la expectativa de quiénes entran y quiénes se van, especialmente por parte de los sectores políticos que no quedaron representados en la terna para la Fiscalía, según afirma el profesor Cuervo.
“El liberalismo no se siente representando con Yesid Reyes, porque nunca ha sido cercano al Partido Liberal. Es un académico independiente, litigante y simbólicamente es de la colectividad, pero el partido se la jugaba por el fiscal encargado, Jorge Fernando Perdomo. El Partido Conservador tampoco se siente representado, mientras que sí lo sienten, desde el punto de vista político, Germán Vargas, con Martínez, y Sergio Jaramillo, con Mónica Cifuentes”.
Los cambios no serán radicales
“La dificultad con el presidente Santos es que con su baja popularidad no puede tomar distancia de los partidos. Creo que, en últimas, no va a cambiar mucho el color de los ministros, porque así no existieran militancias partidistas, lo que ha hecho el Gobierno es decirle a cada ministro: ‘usted es del partido tal…’. Así pasó con Tomás González”, afirma el maestro universitario John Mario González.
No muy distinto piensa el analista Cuervo, quien señala que los nombres de la terna demuestran que “Santos es poco audaz en ese tipo de decisiones, tanto a la hora de nombrar ministros como a la de ternar gente. Él no se sale de su círculo de confianza”.
El proceso ya empezó
Desde febrero el presidente ha hecho nombramientos. El primero fue el del nuevo viceministro de aguas, Carlos Correa; y le siguió Guillermo Rivera, como viceministro del Interior, luego de que el exgobernador de Nariño Raúl Delgado no aceptara el cargo, por problemas de salud.
También, el viceministro de Infraestructura, Dimitri Zaninovic, y Zulia Mena, como viceministra de Cultura; el nuevo director de la Agencia Nacional de Tierras, Miguel Samper Strouss; el director del Invima, Javier Humberto Guzmán Cruz; la directora del Instituto Nacional de Salud, Martha Lucía Ospina Martínez; el presidente de Coljuegos, Juan Bautista Pérez Hidalgo; e Isabel Cristina Martínez, como directora de la Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios (Uspec).
En los últimos días, nombró como alta consejera presidencial para los Derechos Humanos a Paula Gaviria; a Alan Jara, como director de la Unidad de Víctimas, y a Germán Arce, el nombramiento más significativo, como nuevo ministro de Minas y Energía.
Ante ese paisaje de nombramientos, el profesor Cuervo dice que se tendrá que guardar un ministerio para el Partido Conservador, que entra a formar en la Unidad Nacional, (claro que la colectividad sigue dividida ante la posibilidad de ese ingreso).
Pero para González, los conservadores no tienen más que pedir en el gabinete, porque quedarían con el nombramiento del ministro Arce, que es azul; podrían continuar con el ministerio de Hacienda, donde está Mauricio Cárdenas –aunque tiene desacuerdos con el partido- y seguir pidiendo que en la Procuraduría permanezca un conservador.
Cuervo señala que si se miran “las recomposiciones que ya se hicieron –Rivera como viceministro del Interior; Alan Jara, en Víctimas, y Miguel Samper, en la ANT— fueron cuotas básicamente al Partido Liberal, y creo que la nueva recomposición tendría que ser para Cambio Radical y La U”.
Claro que algunos le han restado un poco de importancia a los nombramientos liberales, por no ser en ministerios, pero desde la colectividad han manifestado su agrado.
“Los puestos los hace la gente, yo fui alcalde en el gobierno de Álvaro Uribe Vélez y en esa época uno de los funcionarios más importantes del Gobierno era la viceministra de aguas, porque asumió un liderazgo, se ganó la confianza del presidente y manejaba temas muy importantes del país. Entonces, los cargos los hace la gente”, afirma Héctor Olimpo Espinosa, secretario del Partido Liberal, quien agrega que estos nombramientos se han dado por méritos y no por burocracia.
La pelea de los partidos por los ministerios, para González, “sería entre el Partido Liberal y La U. Veo que a Cambio Radical posiblemente le quiten un ministerio, que podría ser el de Transporte o el de Vivienda, porque tiene una burocracia enorme y quienes tienen la política de pelear mayor participación son La U y el Partido Liberal”.
Así pues, poco sería lo nuevo en el remezón ministerial, porque, dice González, “el presidente es víctima de la voracidad de los partidos, por su falta de gobernabilidad y son pocas las expectativas ante una posible renovación, pues lo que uno ve es lo poco interesante que son los nombramientos, lo poco creativos, la poca renovación; incluso, cuando uno ve una cara joven, resulta ser más de lo mismo”.
La novedad esperada: Clara López
“La sorpresa del gabinete de Santos podría ser que ingresara Clara López a la cartera de Trabajo, en reemplazo de Lucho Garzón; creo que ese sería el único gesto fuerte”, afirma el profesor Jorge Iván Cuervo.
Claro que señala que el ingreso a ese ministerio de López no se daría por la Unidad por la Paz que impulsó el presidente Santos hace unos meses, pues sería a título personal y no a nombre del Polo Democrático.
Y González extiende la crítica: “Lo que menos se necesita, por ejemplo en caso de que entre a la cartera de Agricultura, es una persona populista como Clara López, ni en Trabajo, lo que sería enterrar la reforma pensional. Insisto, para asuntos como ese, el Gobierno no tiene margen en este momento para sacarlos adelante, pero al menos debería posesionarse el tema”.
¿Cómo están los ministros?
Entre los ministros con más tiempo en sus trabajos, por lo cual se pide oxigenación, se encuentra la canciller, María Ángela Holguín, quien entró en el año 2010, y el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, quien tomó posesión en 2012. De los dos se sabe que están cansados y quieren tomar nuevos rumbos.
De esa lista también hace parte el ministro de Vivienda, Luis Felipe Henao, que está desde el 2013. Tras el nombramiento de Néstor Humberto Martínez en la terna para fiscal, dicen que Henao podría salir para darle ese puesto a un liberal.
El jefe de cartera con menos tiempo de permanencia, excepto el de Minas, es el de Defensa, Luis Carlos Villegas, quien entró al gabinete en el año 2015. Los demás fueron nombrados en el transcurso del 2014.
De ellos, los que más se mencionan para salir son: la ministra de Comercio, Cecilia Álvarez, porque las exportaciones, a pesar de la devaluación, no han aumentado; el ministro de Agricultura, Aurelio Iragorri, que no ha superado la crisis del campo, la ministra de Transporte, Natalia Abello, con varios procesos pendientes y el ministro de Trabajo, Luis Eduardo Garzón, a quien se le cayeron las cifras de desempleo.
Con todo, la única salida segura es la del ministro de Justicia, Yesid Reyes, quien debe dejar el cargo, para dedicarse a trabajar en su aspiración a la Fiscalía General.
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