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A nivel departamental, Santander tiene el mayor promedio de los mejores 10 colegios en el país, siempre y cuando se excluya Bogotá
De acuerdo con las calificaciones obtenidas de las Pruebas Saber 11 realizadas por el Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educación (Icfes) en 2021, los 10 colegios con mejores promedios en esta evaluación a nivel departamental están ubicados en Santander y el Valle del Cauca, excluyendo a Bogotá.
Según los resultados agregados de las mencionadas evaluaciones, el acumulado de los primeros 10 colegios de Bogotá suman 3.792 puntos que, pese a no ser un departamento, se tiene en cuenta como distrito capital y, por lo tanto, su calificación se compila de forma individual en el marco de estas pruebas. Seguido aparece Santander con 3.640 puntos y el Valle del Cauca con 3.626.
El top 10 a nivel departamental también incluye a Cundinamarca (3.609); Atlántico (3.593); Bolívar (3.556); Huila (3.492); Norte de Santander (3.470); Boyacá (3.455) y Antioquia con 3.539.
A nivel de Bogotá, se destacan los colegios: Liceo Campo David; Gimnasio Colombo Británico; el Anglo Americano; el Santa Francisca Romana; el Colegio Bilingüe Buckingham; el Instituto Alberto Merani; el Colombo Americano; el Gimnasio Vermont; el San Carlos y el Colegio San Jorge de Inglaterra.
Por su parte, entre los mejores colegios de Santander, cuatro están ubicados en el municipio de Floridablanca, entre ellos, el Colegio New Cambridge School, reconocido por obtener el mejor promedio del país; Seguido se encuentra el Colegio La Quinta del Puente; el Aspaen Gimnasio Cantillana; el Bilingüe Divino Niño; El Rosario; el Panamericano; el Sagrado Corazón de Jesús; el San Pedro Claver; el Gimnasio San Diego y el Beth Shalom Gimnasio Campestre.
Para el caso del Valle del Cauca, de los 10 colegios con mejores resultados en el Icfes, 9 están ubicados en Cali y el restante en el municipio de Palmira.
Estas instituciones son: el Colegio Bilingüe Diana Oese; el Philadelphia Internacional; el Liceo Montessori, el Bilingüe Anglo Americano; el Hispanoamericano; el Colombo Británico; el Aspaen Juanambú, el Gimnasio La Colina y el Colegio La Arboleda.
De estos 30 centros de formación académica, 28 son privados y sólo 2 son oficiales, lo que indica que desde todos los puntos de vista, el sector no oficial sigue liderando el terreno en términos de calidad.
Andrea Escobar, directora de la Fundación Empresarios por la Educación, anotó que si bien la brecha entre los centros de formación públicos y privados es evidente, el sector privado está asumiendo un rol cada vez más activo para impulsar la calidad de la educación nacional, aunque esta sea una tarea del Gobierno Nacional.
“En América Latina el sector privado invierte mucho en educación y sobre todo en evaluación, que en definitiva es lo que permite mejorar el sistema. Así entonces, el gremio empresarial se ha convertido en un brazo que impulsa la inversión”, indicó.
A su forma de ver, una de las soluciones para avanzar en términos de calidad educativa es repensar la forma en que se financia la educación preescolar, básica y media en Colombia desde los recursos del Sistema General de Participaciones (SGP), los cuales representan 58% del presupuesto nacional para esta materia. Pues según Escobar, 95% de los recursos del proveedor (SGP) en 2020 se destinaron para la prestación del servicio educativo, incluido el pago de la nómina de los docentes. Mientras que, solo 5% se destinó al componente de la calidad educativa.
Aunque en términos comparativos, el porcentaje del PIB que se invierte en educación en Colombia está en un nivel similar al promedio de otros países de la Ocde(4,9% vs. 4,8% respectivamente), las cifras de inversión anual por estudiante son mucho más bajas.
Incluso, comparándolo con lo que invierten otros países de la región, como Chile (US $6.356), Colombia se encuentra en un nivel muy inferior (US$3.219), alcanzando cifras que solo llegan a la mitad del promedio.
Las cifras dan cuenta de cómo estas medidas impactan directamente en resultados que pueden verse en las pruebas Pisa que, por ejemplo, en 2018 marcaron puntajes muy bajos para el país respecto a otros países de la Ocde. En esa medida, es evidente que los efectos de la financiación en educación no solo dependen de cuánto se invierte, sino también de cómo se asignan los recursos para asegurar la calidad.
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