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Índices macroeconómicos como el PIB, el consumo y las finanzas públicas, serían solo algunos de los datos que se verían afectados a la baja por el ajuste del mínimo
La semana pasada el viceministro general de Hacienda, Diego Guevara, aseguró que el salario mínimo (SM) podría llegar a subir alrededor de 12%. Esto, afirmó Guevara, por la inflación alta que podría cerrar en 10,5% y la suma del punto del aumento en la productividad nacional.
En este sentido, cuando se tiene en cuenta que para este año el SM se ubica sobre $1 millón, para 2023 este podría llegar a $1,12 millones, en caso de que las previsiones de Guevara sean ciertas.
Con base en esto, y una vez se acerca la discusión para fijar el nuevo SM, investigadores del Banco de la República hicieron un estudio en el que calculan los impactos que tendría a nivel macroeconómico un aumento por encima de la inflación.
A este modelo de aumento se le conoce como salario real, que es el nivel de salario adicional que queda una vez se le resta la inflación. “La idea es aportar elementos para la discusión de la comisión de concertación de políticas laborales y salariales, cuyos autores tienen muy poca noción de los efectos del aumento del SM en muchos aspectos de la economía colombiana”, dijo Luis E. Arango, investigador principal y coordinador del estudio.
Una de las primeras áreas en las que se centró el estudio fue la inflación. Este fenómeno que hoy se encuentra por encima de 10% y cuyas expectativas para el próximo año están entre 7% y 8%, sería uno de los menos beneficiados con un alza indiscriminada del SM.
“Lo que encontramos en el estudio fue que aumentos de 1% en el SM produce una inflación de entre 10 y 15 puntos básicos (pbs)”, dijo Arango. En este sentido, y según unas gráficas del documento, entre enero y mayo los alimentos comienzan a subir sus precios en la medida mencionada por el investigador.
El mercado laboral también tuvo su estimación en estos cálculos. Y los resultados fueron que ante un incremento de 3,25% del mínimo se destruyen cerca de 229.800 empleos entre existentes y nuevos, y la tasa de desempleo subiría 0,9% a 13,1%.
Por otro lado si bien muchas veces los sindicatos y las centrales obreras alegan que un aumento real en el mínimo puede incrementar el consumo y por ende la productividad y el PIB del país en la medida de un mayor ingreso disponible, el informe mostró todo lo contrario.
Las respuestas que tendrían el PIB, la inversión y el consumo ante un aumento inesperado del salario mínimo en 1% son una caída permanente en la producción (0,12% en el periodo del choque y 0,08% en el largo plazo) y una caída, también permanente, cercana a 0,1% en el consumo ponderado.
Lo anterior en la medida que si bien aumenta el ingreso real de las personas, los costos de producción también lo hacen. Esto, a largo plazo, termina favoreciendo solo el consumo de los hogares con mayor ingreso. Bajo este mismo supuesto, el recaudo tributario también caería.
“Algo cierto es que, según la evidencia empírica que se dispone hasta ahora, un aumento real en el SM solo tiene efectos nocivos en el consumo, en el bienestar de los trabajadores y en las finanzas públicas. Y en últimas, los más perjudicados son los hogares de ingresos bajos”, agregó Arango.
Respecto al déficit, el documento de los investigadores arrojó que también se vería en un constante aumento, pues ante el incremento del SM, las prestaciones sociales también hacen lo propio y por ende el desembolso en pensiones desde el presupuesto nacional también se hace mayor.
La redistribución, por su lado, tampoco se ve mejorada con el aumento del SM. “Los aumentos al mínimo por encima del promedio mejoran los ingresos promedio de los hogares más ricos (último decil) y empeoran los ingresos de las casas más pobres (primer decil)”, afirmó Arango.
Asimismo, la pobreza también se vería afectada al alza. “Pues ante aumentos en el SM por encima del medio, por cada 0,01%, se aumenta la probabilidad en 0,05% de estar por debajo de la Línea de Pobreza Monetaria (LPM) y en 0,02 pp la de estar por debajo de 1,5 LPM”.
Lo que dicen los expertos
Según Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, si bien el centro de estudios aún no ha hecho el cálculo todavía, hay dos elementos fundamentales que se deben tener en cuenta para la discusión de este tema a fin de año.
El primero, dijo, es que no solo se debe tener en cuenta la inflación en lo corrido del año, sino también las expectativas “que actualmente están sobre 7% y 8%”. Por lo que un aumento tipo 12% o 15%, agregó, “causaría unos problemas de indexación, que no es otra cosa que el aumento en el precio de todos los bienes y servicios que aumentan con el SM y eso nos lleva a una espiral inflacionaria muy peligrosa”.
Lo segundo, agregó, es que se debe reconocer la productividad laboral que en términos prácticos es el esfuerzo adicional que hacen los trabajadores en el aumento de la producción.
“Se debe tener en cuenta que la mitad de los ocupados en el país ganan menos de un SM y de ellos, 62% son informales”, dijo Mejía.
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