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Teniendo en cuenta el resultado del IPC en agosto, se espera que comience un periodo de normalización de la política monetaria
La economía colombiana continúa en su senda de recuperación y en lo que queda de 2021 deberá asumir ciertos retos en torno la inflación, el empleo y la balanza de pagos.
Por un lado, se ha abierto un debate sobre el alza en la inflación, pues, según algunos expertos, se corre el riesgo de que los precios aumenten más rápido que el PIB y el empleo.
En agosto el IPC cerró en 4,44%, la cifra más alta de los últimos cinco años. Entre tanto, se espera que en los próximos meses el PIB no registre alzas como la del segundo trimestre, dado que empieza a haber una normalización en la base de comparación frente 2020.
Una de las consecuencias de este fenómeno es que se afecte la capacidad adquisitiva de los hogares colombianos.
“El ajuste salarial fue modesto para este año; y en el comienzo del segundo semestre de 2021 ha habido una escalada en los precios, esto quiere decir que los hogares tienen una menor capacidad de compra, porque el valor real de sus salarios se pudo haber deteriorado”, explicó Juan Pablo Espinosa, director de investigaciones económicas de Bancolombia.
La inflación también tendría un efecto sobre los presupuestos de las empresas para 2022 y, por ende, sobre los precios para los consumidores, lo que generaría un efecto ‘cascada’ sobre el IPC para el próximo año.
Teniendo en cuenta lo anterior y el resultado de la inflación en agosto, se espera que el ciclo alcista en la tasa de intervención comience en septiempre.
“La sorpresa al alza del dato de inflación de agosto suma presión al Banco de la República para comenzar más prontamente su ciclo alcista de tasas”, dijo María Paula Castañeda, economista de Bbva Research para Colombia.
Otro de los retos es la reactivación del mercado laboral, pues la tasa de desempleo aún continúa en dos dígitos, cerrando julio en 14,3%, y aún se evidencian altas tasas de informalidad.
Gustavo Acero, economista senior del Banco de Bogotá explicó que tanto los aumentos en la productividad, como el alza en la inflación, tendrán efectos sobre la fijación del salario mínimo para 2022 que, a su vez, afectará la generación del empleo.
“La desconexión en cuanto a la velocidad de recuperación entre el empleo y el PIB se va a traducir en cifras altas de productividad laboral para 2021, que junto a una inflación elevada, alrededor de 4.5%, podría dar paso a un incremento relativamente alto del salario mínimo para 2022. Este factor podría entorpecer aún más la recuperación del empleo, acentuando la problemática en los puestos de trabajo formales y la situación de la inflación”, aseguró Acero.
También está el reto de recuperar la balanza de pagos, a través de la dinamización de las exportaciones, luego de que en el segundo trimestre de este año se registrara un déficit de cuenta corriente de US$4.635,62 millones, una cifra que representa 6,3% del PIB y que es la más alta desde 2015.
“La interrupción en la recuperación como consecuencia del paro nacional en el segundo trimestre tuvo un efecto adverso y más pronunciado en la recuperación de la producción y las exportaciones petroleras en dólares. Esto generó una fuerte apertura en el desbalance comercial de bienes”, dijo José Luis Mojica, analista de investigaciones en Corficolombiana.
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