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Los cafeteros colombianos viven hoy quizás la peor crisis de su historia. El ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo afirma que las políticas del Gobierno han sido bien enfocadas, pero critica tanto al Emisor como a la propia Federación de Cafeteros.
Los cafeteros afrontan en este momento la baja producción, lenta renovación de siembras, altos costos en insumos y la pérdida de posición en el ranking mundial.
De allí las protestas por las pocas ayudas al sector. Y ante todo la desidia que, según ellos, ha tenido el Banco de la República para frenar la revaluación del peso, que les ha hecho perder millonarios ingresos.
Luego del debate que hubo en el Senado todo apunta a que la crisis del sector cafetero es más grave frente a lo que se piensa. ¿Cuál es la verdad?
El problema del sector cafetero colombiano obedece básicamente a una crisis de producción. Llevamos cuatro años consecutivos, incluido el 2012, en los que la producción del grano no supera los ocho millones de sacos, cuando la capacidad instalada del país está por encima de los 12 millones de sacos.
Por el lado de los ingresos no hay problemas, porque el valor de la cosecha fue alto y afortunadamente hubo buenos precios el año pasado.
La producción del grano ha estado muy resentida y eso está afectando las finanzas del Fondo Nacional del Café, de los propios caficultores y la participación de Colombia en el mercado internacional.
¿Entonces por qué las críticas acerca de que el Gobierno le está dando más prioridad al sector minero-petrolero que a los caficultores?
Si esas críticas son bien intencionadas y no obedecen a móviles políticos, entenderán -porque las cifras hablan por sí solas- que si hay algún gobierno que le haya dado la mano a la caficultura, ha sido éste, el del presidente Santos.
De cada $4 que se invierten en el sector, $3 los pone el Presupuesto Nacional y apenas $1 lo aporta la organización cafetera. Esto, dicho en cifras, significa que de $400.000 millones que asciende toda la inversión en el sector cafetero, $300.000 millones los aporta el Presupuesto Nacional, en particular el Ministerio de Agricultura. Asimismo, los créditos con subsidio aumentaron en 38% entre el 2010 y el 2011, suma que ascendió a $1,2 billones. De manera que el Gobierno ha estado presto a darle la mano a los cafeteros.
¿Qué explicación tienen entonces las protestas y marchas contra el abandono de la actividad cafetera?
El Gobierno no ha abandonado a los cafeteros. Más aún, éste es históricamente el gobierno que más ha ayudado al sector.
¿Por qué la revaluación del peso sigue tan rampante a pesar de que -como usted mismo lo ha dicho- le ha quitado este año a los caficultores ingresos por $900.000 millones?
La revaluación del peso es una realidad y afecta a todos los sectores exportadores agropecuarios, y no sólo a los cafeteros. El Gobierno ha hecho una política fiscal cuidadosa, de manera que no es el causante de la revaluación. Este fenómeno ha estado más bien por los lados de un Banco de la República muy timorato y temeroso que interviene a cuenta gotas, a diferencia de otros bancos centrales como el del Perú, que han hecho una estabilización de la tasa de cambio.
Noche y día el Gobierno le llama la atención al Emisor para que tenga una actitud más proactiva en el mercado. Lo hace el propio Presidente de la República y los ministros de Hacienda y de Agricutura, pero nada ha sucedido.
Esperamos que ojalá se oigan estos clamores y que esas voces de angustia suban hasta la torre de marfil donde viven instalados los codirectores del Banco de la República.
¿No será que el Emisor no actúa porque el Gobierno está trayendo calladamente capitales del exterior para financiar su gasto?
El Gobierno ha sido muy prudente en sus políticas, no se ha endeudado en el exterior para traer créditos y monetizarlos acá, lo cual generaría revaluación. La pata que está coja en la lucha contra la revaluación no es la que corresponde al Gobierno, sino al Banco de la República. Al banco central del Perú no le ha temblado la mano para comprar entre US$200 millones y US$300 millones diarios para estabilizar la tasa de cambio, mientras aquí el Banco de la República titubea para comprar sólo US$20 millones. Por eso es que el peso colombiano es una de las monedas más revaluadas de América Latina.
Para evitar que más cafeteros se quiebren, ¿por qué el Gobierno no les lanza un verdadero salvavidas al sector?
Ese salvavidas se lanzó hace algún tiempo. Si no fuera por ese salvavidas que se echó para sacar a flote la barca de la caficultura, ésta ya se habría ido a pique.
Con decirle que el Ministerio de Agricultura está dedicando el 45% de los créditos del Incentivo a la Capitalización Rural (ICR) para apoyar a la caficultura, no ahora, sino desde hace dos años.
De manera que falta de salvavidas por parte del Gobierno no ha habido. La luz al final del túnel ya se ve, pues las perspectivas en materia de producción podrían ser de 9,5 millones de sacos en el 2012 y no de 7,5 millones de sacos, nivel que ha tenido ‘encunetado’ al sector desde hace cuatro años.
Contra la Federación Nacional de Cafeteros también hay críticas. ¿El papel de esa entidad ha sido proactivo, o no?
Aquí cabe un llamado para que las directivas de la Federación Nacional de Cafeteros se pongan las pilas y sean más proactivas. Un clamor de los cafeteros es que se les provea de un seguro contra los riesgos climáticos, y para atenderlo el Gobierno ha dicho que está dispuesto a subsidiar hasta el 60% de esas primas. Esperamos que los dirigentes de la Federación salgan de su ‘modorra’ (pereza y pesadez), que no es poca, y se muevan en este campo reclamado por los propios caficultores en varios congresos.
¿Significa que la Federación se ha convertido en una institución lenta?
Nuestro reclamo es para que la Federación tenga mayor diligencia y menos ‘modorra’ en implementar ciertas cosas adicionales que están haciéndole falta al sector, como es el seguro contra los riesgos climáticos. Queremos que haya más prontitud en estas decisiones.
¿Por qué el agro sigue siendo la Cenicienta de la economía, si sólo en el primer trimestre del 2012 se desplomó en 0,4%?
Esa caída fue precisamente por causa del café. Como el sector tuvo un desplome del 30% en el primer trimestre, eso arrastró las cifras del Producto Interno Bruto agropecuario. Si miramos en perspectiva, en 2008, 2009 y 2010 la agricultura colombiana no creció durante el Gobierno anterior. En el 2011, pese a la ola invernal y de alta revaluación, tuvimos un crecimiento del 2,2%, y sin café de 3,6%.
¿Cuándo se volverá a mover la locomotora del agro? Pues varios de sus vagones aún siguen parqueados...
La agricultura salió del taller de reparaciones y se está volviendo a mover. No estamos en niveles de crecimiento como los del sector minero y petrolero, pero esa vieja locomotora, a pesar del duro año que fue el 2011, se puso otra vez en movimiento. Crecimos en un solo año más que en los últimos cuatro de la administración Uribe. Para el 2012 esperamos un crecimiento entre el 2,5% y el 3%.
El sistema eléctrico de Colombia es vulnerable a la sequía porque aproximadamente dos tercios de la energía del país provienen de la energía hidroeléctrica
La entidad manifestó que las deudas que se cobrarán a través de medidas de embargo tienen 18 meses de haber sido causadas