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La ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Luz Helena Sarmiento Villamizar, respaldó y calificó como histórico el fallo del Consejo de Estado que ordena resarcir los daños ambientales al Río Bogotá. Sin embargo, dijo que el pronunciamento debía ser visto “como una oportunidad para unir los esfuerzos entorno de una gran causa común, como lo debe ser devolverle la vida al río" en relación a los costos futuros de no preservar el agua.
La sentencia que fue calificada como “dura” por la funcionaria busca la protección de los derechos colectivos al ambiente sano, a la salubridad pública y la eficiente prestación de los servicios públicos domiciliarios y responde a una demanda presentada en 1992 que pretendía la recuperación del ambiente alterado, el equilibrio ecológico y protección de la vida, el goce del espacio público y la salubridad.
Uno de los proyectos que se debe desarrollar es el de la obra Canoas. Además, el Consejo de Estado pidió controlar y poner en cintura a las fábricas que están cerca del río, por ser uno de los factores de contaminación. Las que no cumplan con los requisitos ambientales serán cerradas.
El Gobierno ya había llevado a cabo otros esfuerzos como las obras ejecutadas a través de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca, dotando de plantas de tratamiento de aguas residuales a 11 municipios en la Cuenca, por un valor cercano a $120.000 millones, declarando que este trabajo sobre el afluente era prioritario. “Durante el último año y medio ha destinado más de $1.5 billones de pesos en programas como la descontaminación y adecuación hidráulica del río”, puntualizó la ministra.
Este año se planean invertir otros $100.000 millones para la construcción de plantas en Zipaquira, Mosquera, Madrid y Facativa, dejando con planta de tratamiento a los municipios más grandes de la cuenca. En materia de adecuación hidráulica ejecutarán $80.000 millones en la mejora del afluente (a este rubro se le han destinado $120.000) y otros $70.000 millones irán a un plan de apoyo a la descontaminación sectorial.
La mayor parte de la contaminación del río Bogotá (80%) proviene de las cargas de los ciudadanos, el restante lo aportan fuentes como curtiembres, residuos de fertilizantes, aguas negras y vertimientos industriales y mineros no autorizados.
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