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Si bien el proceso es normal en la economía, analistas alertaron sobre posibles consecuencias de aumentar el cupo a largo plazo
El Ministerio de Hacienda y Crédito Público radicó un proyecto de ley para ampliar el cupo de endeudamiento del país hasta por US$17.607 millones. Una noticia que se esperaba, tras las declaraciones de Ricardo Bonilla, titular de esta cartera.
El ministro ya había manifestado la intención de ampliar el cupo de endeudamiento en el reciente debate de control político realizado en la Comisión Tercera de la Cámara de Representantes, en donde se discutió la situación económica y fiscal del país.
Bonilla afirmó que, “nos pone en un nivel alto de endeudamiento, pero cuando lo pago, está por fuera del cupo”.
Este anuncio fue tomado de forma agridulce por parte de los analistas y expertos del mercado, toda vez que, de cara hacia el futuro, podía comprometer las cuentas fiscales del país.
Según el pronóstico del Gobierno Nacional, se busca el acceso a diferentes fuentes de financiación externa para promover los programas y proyectos del Plan Nacional de Desarrollo y “según manteniendo el buen historial crediticio del país”.
El cupo de endeudamiento, que regula los límites de deuda a los que puede acceder el Gobierno Nacional, es una herramienta que ya se aplica en la economía colombiana, siendo una de las últimas veces en 2020, en la pandemia.
José Manuel Restrepo, rector de la Universidad EIA y exministro de Hacienda y Comercio, explicó que este es un procedimiento normal dentro de la economía y se realiza para los créditos internacionales, es decir, los compromisos externos.
“No modifica en nada la tendencia o lo que establece el Marco Fiscal de Mediano Plazo en materia de deuda pública porque lo único que se hace es que se autoriza un monto, pero la Comisión de Crédito Público lo va irá autorizando en la medida en que se va solicitando y con base, obviamente, en el Marco Fiscal de Mediano Plazo del país”, dijo Restrepo.
Según los datos del Ministerio de Hacienda, la ampliación del cupo de endeudamiento, se utiliza desde la Ley 533 de 1999, en el gobierno de Andrés Pastrana, para autorizar un permiso de hasta US$12.000 millones.
No obstante, desde 2010, el cupo de endeudamiento se ha ampliado en un proceso de casi tres años entre solicitud.
La primera de estas ocurrió en el Gobierno de Juan Manuel Santas de 2013 y la segunda ocasión se materializó en 2015, bajo la misma Administración presidencial.
Y, como se comentó, la más reciente fue en periodo de pandemia, bajo la presidencia de Iván Duque.
“Los datos no son significativamente más altos de lo que se hizo hace más o menos cuatro años. La recurrencia es normal, lo que significa que se ha dado en el momento oportuno y adecuado”, remarcó José Manuel Restrepo, rector de la Universidad EIA y exministro de Hacienda y Comercio.
Hasta el momento, según los cálculos de la cartera de Hacienda, los montos de ampliación del cupo de la deuda suma US$70.000 millones.
En cuanto a aspectos técnicos, el MinHacienda aclaró que el límite de cupo de endeudamiento seguirá funcionando como un cupo rotativo, ya que “los nuevos desembolsos van ocupando el espacio disponible en el límite de cupo de endeudamiento autorizado por el Congreso; por su parte las amortizaciones que se realicen liberan espacio y generan espacio disponible para nuevo endeudamiento”.
David Cubides, director de Investigaciones Económicas de Alianza Valores, argumentó que el aumento del Gobierno en US$3.000 millones es “significativo”, pero esto no representa que se gastará todo inmediatamente.
No obstante, de cara al futuro, Cubides plantea que los números que se presenten en este programa tienen que estar alineados con las otras expectativas de deudas del Gobierno Nacional, como en el Plan Financiero de 2024, ejemplo.
“Los números de este permiso y las cifras que el Gobierno empiece a ejecutar de mayor deuda tienen que hablarse necesariamente con los datos del Plan Financiero”, puntualizó.
Juan David Ballén, director de Análisis y estrategia de Casa de Bolsa, mencionó por su parte que, el país ya tiene niveles de deuda elevada, así como un déficit fiscal.
“Aumentarlos aún más podría continuar deteriorando nuestra calidad crediticia, motivo por el cual sería más apropiado que el gobierno pensara en hacer una reforma del gasto dada la dificultad que tiene aumentar aún más los impuestos a las personas naturales y jurídicas”, puntualizó el analista.
Por otro lado, el exministro de Hacienda y Comercio, José Manuel Restrepo, mencionó que de cara hacia el futuro la preocupación radica en cómo se aumentó el gasto público en poco tiempo.
“La preocupación central de fondo en este momento es por qué se aumentó el nivel de deuda pública respecto del PIB después de tres años, en donde se ha venido disminuyendo luego del impacto de la pandemia”, puntualizó.
El rector de la Universidad EIA recordó que para este año el Gobierno prevé un aumento del gasto público de 52% a 57% del PIB, lo que resaltó como un aumento “significativo” en medio de una coyuntura de desaceleración.
“Esta debe ser la preocupación más de fondo en la discusión de deuda pública, sobre todo porque esto es el resultado en muy buena medida de que el gasto primario está creciendo de manera desbordada al punto de que en el año 2024 es casi igual en relación con el PIB de lo que tuvimos durante un año de pandemia; esto sin existir una pandemia como tal”, profundizó Restrepo.
El catedrático coincidió con el analista Ballén en promover una política de austeridad del gasto público en próximos años.
Hacia finales de 2023, el titular de Hacienda, Ricardo Bonilla, manifestó que el país no debe volver a endeudarse con entidades multilaterales como el Fondo Monetario Internacional, FMI. “El país debe hacer lo que hacen todos los países del mundo: tener la tarjeta y el cupo, pero sin usarlos. Mientras, tenemos que pagar la deuda que dejaron gobiernos anteriores”, apuntó Bonilla ante la Comisión Séptima del Senado. Vale recordar que para 2024, el presupuesto suma un total de $502,6 billones.
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