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Del oro colonial, se pasó a la producción de tabaco o quina. Más tarde llegó el auge del café y las grandes explotaciones mineras y el auge del petróleo.
Al grito de Independencia del 20 de julio de 1810, le siguió un proceso violento que dio al traste con muchos de los anhelos de empresarios que años atrás habían basado sus actividades económicas en la agricultura y la ganadería. En esos nueve años de lucha, hasta ese 7 de agosto de 1819 en el que se puso fin al periodo de dominio del imperio español, se arruinó a los principales sectores de la economía que más tarde habría que reconstruir.
Si bien la Colonia fue un periodo próspero que basó principalmente su economía en la minería del oro, el efecto de las guerras y los cambios en el régimen de esclavitud ocasionaron una recesión en las regiones mineras, como el Cauca y Chocó. Además, debido a un menor gasto público se estima que entre 1825 y 1850 se vivió un periodo de deflación.
Al mismo tiempo, y sin oro que enviar a España, el sector exportador se resintió. También se desarticularon las grandes haciendas en torno a las que años antes había girado la actividad productiva, hubo una reducción generalizada de impuestos, se eliminaron varias de las rentas como el tributo a los indios y se abolieron las formas colectivas sobre la propiedad de la tierra como el mayorazgo.
Tras la Independencia, según el texto ‘Consecuencias económicas del proceso de Independencia en Colombia’ de Salomón Kalmanovitz, el PIB por habitante alcanzó a descender alrededor de 17% hasta 1850, es decir, que registró una tasa anual de decrecimiento de -0,3%. Mientras que en 1800 era de US$312, en 1850 era de US$262 y hoy llega a US$6.190.
“En las primeras etapas de la República, la economía era agraria muy tradicional y había una escasa conexión entre las muy diversas regiones del país. Como en la Colonia, el principal producto de exportación era el oro, aunque con un gradual aumento de la producción en Antioquia y un retroceso del Pacífico colombiano. El crecimiento económico durante la primera década del siglo XIX fue, sin embargo, muy lento”, manifestó el codirector del Banco de la República, José A. Ocampo.
Segunda mitad siglo XIX
Sin embargo, no fue hasta la década de 1860 que Colombia recuperó el nivel que tenía en la última fase de la época colonial. Entre 1850 y 1885, el PIB por habitante creció a un ritmo de 0,5% anual; para posteriormente, entre 1885 y 1895, reverter de nuevo esta tendencia con la Regeneración.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, de acuerdo con diferentes literaturas lo que impulsó la economía fue fundamentalmente las exportaciones de tabaco, quina o café, entre otros, mientras que se reducía de manera sustancial la participación del oro. En especial, en algunas zonas como Santander o Antioquia, el café permitía ampliar los ingresos sin abandonar los cultivos de subsistencia como el maíz.
Despegue cafetero (1900-1928)
El siglo XX abrió con la Guerra de los Mil Días (1899-1902) que tuvo devastadores efectos para la economía nacional. La todavía incipiente economía cafetera se vio afectada tanto por el conflicto interno como por el descenso de los precios del café.
Sin embargo, y pese a que dependía de las coyunturas del mercado internacional del grano, el café se convirtió en el producto estrella del siglo. Solo en 1932, según el libro de 'Historia Económica de Colombia' de Ocampo, entre Antioquia, Caldas y Valle del Cauca contribuían con 57% de la producción nacional.
Por otro lado, también se expandieron otros cultivos como la caña de azúcar, el algodón y el arroz y se experimentó un notable desarrollo ganadero por diferentes territorios.
Con las finanzas públicas hechas trizas y un desequilibrio en la balanza comercial, en 1903 se adoptó el patrón oro y se reordenó el presupuesto público. Además, se creó un sistema proteccionista con aranceles y estímulos a la industria local y a la agricultura de exportación.
La industrialización
Después de 1905, como se establece en el libro de Ocampo se dieron los primeros pasos para fomentar la refinación de petróleo, se fundaron nuevos ingenios azucareros y se inició la fabricación de algunos productos como el cemento.
Mientras que Bogotá y Cundinamarca se vieron rezagados como centros fabriles, la región antioqueña se constituyó como el núcleo empresarial de mayor dinamismo de la época. La mayor parte de las industrias montadas en las dos primeras décadas del siglo XX, como podría ser el caso de Coltejer o Postobón, se convirtieron, años después, en las principales empresas en sus sectores.
A principios de los años veinte, los ingresos cafeteros mejoraron la situación del sector externo y las finanzas gubernamentales, dando lugar al periodo que se llamó ‘la prosperidad a debe’. Por ejemplo, entre 1922 y 1929, la producción cafetera subió. También hubo una expansión del gasto público con el repunte de la red ferroviaria y en 1923 se creó el Banco de la República.
El crack del 29
El periodo entre 1929 y 1945 estuvo marcado por dos grandes crisis internacionales que también incidieron en el devenir de la economía local: la Gran Depresión de 1929 y la Segunda Guerra Mundial. En estos años, se produjo el colapso del café y la crisis de deuda externa.
La peor crisis cafetera fue la acontecida en 1940. Esta llevó a Estados Unidos a propiciar el Acuerdo Interamericano de Café en el que se estableció un sistema de cuotas para los países exportadores. En esta época, también adquirió importancia la Federación Nacional de Cafeteros, que se había creado en 1927.
Capitalismos modernos
Tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el PIB se multiplicó por siete al tiempo que la población crecía a un ritmo elevado. En esta época, Colombia pasó de ser un país rural a consolidarse como urbano y semindustrial.
Además, se redujo la participación del sector agropecuario. Si bien entre 1945 y 1949 todavía representaba más de 40%, a comienzos de los años ochenta, su participación se había reducido a menos de 23%. No obstante, se diversificó la base exportadora, especialmente en la década del sesenta, con el surgimiento de productos como el algodón, el azúcar y las flores.
“La importancia del petróleo es reciente. Antes la producción se concentró en el tabaco, el café. La marihuana también fue muy importante en los años 70”, indicó el profesor de la Universidad Nacional, Jorge Iván González.
Ello dio paso al surgimiento y consolidación de nuevas actividades económicas como el sector manufacturero, el transporte, el financiero, las comunicaciones o los servicios públicos. De otro lado, el período que cubre entre mediados de la década de los ochenta y mediados de los noventa, fue una década de grandes transformaciones y se destacó otra breve bonanza cafetera en 1986.
Luego, el buen dinamismo de la economía también se fundamentó en las grandes explotaciones mineras (petróleo, carbón y ferroníquel, en particular) de las que se depende también hoy en día.
El año pasado se cumplieron 100 años desde que se registraron los primeros descubrimientos de crudo en el campo La Cira – Infantas, cerca de Barrancabermeja, con reservas de 800 millones de barriles. Y en 1951 se creó la Empresa Colombia de Petróleos, hoy Ecopetrol.
Hay que recordar que después de vivir un periodo de vacas gordas en el que el precio del barril de petróleo superó los US$100, lo precios cayeron hasta US$26.
LR le pidió a José Antonio Ocampo, economista, actual codirector del Banco de la República y autor del libro 'Historia Económica de Colombia', que entregara su opinión sobre las actividades productivas más importantes en estos 200 años. Este es el texto completo:
En las primeras etapas de la República, la economía colombiana se caracterizaba por una economía agraria muy tradicional y con la escasa conexión entre las muy diversas regiones del país, dos características que se mantuvieron por mucho tiempo. Como en la colonia, el principal producto de exportación era el oro, aunque con un gradual aumento de la producción en Antioquia y un retroceso del Pacífico colombiano. El crecimiento económico durante la primera década del siglo XIX fue, sin embargo, muy lento.
Los grandes cambios vinieron a mediados del siglo XIX con el desarrollo de nuevos productos de exportación, entre ellos el tabaco, la quina, el café y una minería de oro y plata más moderna. Sin embargo, el despegue exportador solo vino con el café en las primeras tres décadas del siglo XX, con el auge de la zona cafetera central. El lento crecimiento económico que caracterizó la segunda mitad del siglo XIX fue reemplazado por una expansión rápida e importantes inversiones en la infraestructura del país.
La crisis mundial de los años treinta del siglo XX frenó las oportunidades de exportación y puso a la industria manufacturera y a los servicios modernos orientados hacia el mercado interno en el centro del desarrollo. Las iniciativas industriales se remontaban a experimentos pioneros de fines del siglo XIX y comienzos del XX. La industria y los servicios modernos fueron el eje de un proceso de un crecimiento económico rápido que se prolongó hasta los años setenta. Estuvo acompañado por un esfuerzo relativamente exitoso por diversificar la base exportadora desde la crisis cafetera de mediados de los años cincuenta.
Colombia se salvó en parte de la crisis latinoamericana de la deuda de los años ochenta, pero a partir de entonces entró en un proceso de menor expansión económica. La expectativa de que la apertura económica de comienzos de los años noventa acelerara el crecimiento no se realizó: ha alcanzó 3,5% anual en 1990-2018 vs. 5,1% en 1950-1980. La causa básica de la desaceleración ha sido una fuerte y prolongada desindustrialización y dificultades del sector agropecuario para adecuarse a una economía más abierta. El gran cambio positivo ha sido la creciente importancia de los sectores petrolero y mineros, especialmente del primero, que se consolidó en las primeras décadas del siglo XXI.
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