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El Padre Daniel Saldarriaga, director del Banco de Alimentos de Bogotá, detalló como las donaciones han subido aún en la crisis
Entre junio y agosto el Dane reportó que la informalidad laboral iba en una tasa de 47,2%, una cifra que va en crecimiento y preocupa incluso a los sectores dedicados a la nutrición.
Por ejemplo, el padre Daniel Saldarriaga, director del Banco de Alimentos de Bogotá, encontró que el hambre sube no solo con el desempleo sino con los niveles de informalidad, pues se traduce en menores ingresos. Igualmente, destacó que en medio de la crisis que ha generado el covid-19 aumentaron las ayudas de los colombianos, y el papel del sector privado y las Fuerzas Armadas en la entrega de alimentos a poblaciones afectadas ha sido clave.
¿En Colombia aumentó el hambre con la pandemia pese a que el abastecimiento creció?
El covid-19 nos encerró a muchos, pero los sistemas de producción de alimentos no se quedaron cortos. Lo que sí, es que creció la inequidad por realidades sociales, muchos informales dejaron de tener acceso a los alimentos. Y en este país nos debe preocupar que más de 40% de la población no tiene seguridad alimentaria, es decir que no es estable.
Entonces a mayor informalidad es más alto el riesgo de que llegue el hambre...
Sí, eso ya lo empezamos a ver. Hoy la caída económica de este país es mayor a 9%, esto hace que la pobreza vuelva a lugares de mucho años y junto con ella, el hambre. Pero ante la realidad de la falta de alimentos para algunos, como preocupación de la sociedad, ya está la vacuna contra el hambre y esa es la generosidad de las personas.
¿La caída del poder adquisitivo de las personas ha afectado el nivel de donaciones como pasó en algunos países de la región?
En un año normal nos daban aportes en efectivo, cerca de 700 personas, este año van más de 7.000, los medios de comunicación se han encargado de que las personas sepan que existimos, y se han enterado de lo que hacemos y hay cifras contundentes. Cerca de 300.000 personas veníamos ayudando al año, y en 2020 hemos logrado socorrer a 1,4 millones de ciudadanos que necesitaban la mano por la crisis. No les hemos dado todo lo que necesitarían, pero les hemos ayudado en algunos momentos que son de bastante dificultad. Hemos logrado entregar cerca de 10.800 toneladas de producto, y eso es muy importante en una crisis.
¿Qué zonas han priorizado?
No solo en Cundinamarca o internamente en Bogotá, sino que es un trabajo de cientos e municipios, o zonas alejadas desde San Andrés hasta el Amazonas. Por eso el papel de las empresas resulta clave, por ejemplo, Postobón nos permitió llegar a hospitales y cárceles. Policía y Ejército, también aquellos que con esta coyuntura tuvieron que doblegar sus esfuerzos. Son empresas que tienen productos variados y muy necesarios durante una pandemia, desde el agua que a cualquiera le viene bien, o una bebida.
Eso supondría hasta mayores esfuerzos logísticos...
Totalmente. Y ahí regreso a las empresas, por ejemplo, si Postobón donaba el producto luego otra podría poner el traslado. Al igual que en la Armada, en el Ejército, ellos nos han permitido llegar a las zonas más lejanas con los alimentos. De hecho, hasta los campesinos han ayudado, muchos ponen cosechas que se represan y les devolvemos otros alimentos que necesitan. Y todo esto lo hacemos a través de organizaciones que saben dónde está el problema.
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