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Cielo Rusinque Urrego, directora de prosperidad social, explicó el nuevo programa de renta ciudadana que empezará a operar en abril
El enfoque de políticas públicas del Gobierno de turno ahora apunta hacia la pobreza. Sobre esto, la administración ha diseñado programas para acaparar uno de los problemas más críticos que aqueja la región. Para la Cepal, Colombia es el cuarto país con mayor porcentaje de población en situación de pobreza extrema (15%), solo superado por Honduras (20%), Nicaragua (18,3%) y Guatemala (15,4%).
Cielo Rusinque Urrego, directora de Prosperidad Social, habló sobre el subsidio histórico de $500.000 que recibirán 3.000 hogares, explicó el futuro del programa, ya extinto, de Familias de Acción, y anunció los planes para este cuatrienio.
¿Cómo es el programa de Renta Ciudadana? ¿cómo será la transición?
En abril comienza la transición del programa de renta ciudadana que está dispuesto en el Plan de Desarrollo y en el cual buscamos dignificar ese sistema de transferencias. Este modelo supera el antiguo tradicional asistencialista que caracterizaba este tipo de beneficios. Estos van orientados a acompañar a los beneficiarios no solamente con un mejoramiento sustancial en el monto de la transferencia, que le permita un ingreso digno, sino, además con una oferta institucional diversa en materia de educación y salud, que busque generarle condiciones para su autonomía y para que se logre una independencia. Con esto también planeamos una estrategia con un plan de choque que buscaba garantizar un ingreso mínimo vital.
¿Cuáles serán las condiciones para que las familias reciban esta renta ciudadana? ¿Cómo se verifican estos requisitos?
Como estamos en una etapa de transición, y tenemos una base de lo que se tenía en Familias en Acción, las corresponsabilidades que tienen los beneficiarios para recibir estos recursos establecidas en materia de salud y educación ya están establecidas. Es decir, llevar a los hijos al médico, mostrar certificado. Esto está temporalmente mientras el nuevo Gobierno puede diseñar su propio programa y allí estamos pensando en diversas corresponsabilidades, como por ejemplo trabajo comunitario, o trabajo contra el cambio climático.
Estamos orientando esa priorización a las familias que recibirán un monto de $500.000, algo histórico, en 466 municipios que fueron determinados según los mapas de hambre. Además, tenemos un cruce de información que nos permite determinar a quienes más lo necesitan. Tenemos información de los territorios que están viviendo una crisis humanitaria, que son los que tienen graves índices desnutrición.
¿Y para el territorio nacional hay mejoras planeadas?
Si, vamos a hacer un mejoramiento en cuanto a los montos que serán mucho más de 50%. Anteriormente, una familia con un hijo escolarizado podía recibir $25.000, ahora, como mínimo, teniendo un niño, estamos hablando de ingresos por encima de la línea de pobreza, es decir, por encima de los $140.000 y $160.000. Esto, en función de la composición del hogar: si son más niños, el monto va subiendo y será por encima de los $400.000 más o menos. Y el tope máximo va a ser los $500.000. La intención es lograr un verdadero impacto en materialización del fin de la pobreza. No queremos beneficiarios eternos, queremos brindar las posibilidades de salir adelante, pero para eso se necesita brindarles el mínimo vital.
¿Cuáles son esos criterios de permanencia? ¿Cuál es la idea para que la gente salga de la pobreza?
La dignificación y el mejoramiento de los montos. Una persona está recibiendo $50.000 o $80.000 y esto no significa que vaya a superar la pobreza y que claramente no vamos a lograr un impacto. Aquí no solamente hay mejoramiento en cuanto al monto que brinde las posibilidades de tener lo mínimo, sino que además brindamos acompañamiento a ese beneficiario para que desarrolle su potencial económico. En cuanto a los criterios, se trata de estar haciendo un acompañamiento y una verificación.
Otro punto es que para aquel hogar que logre esa autonomía, hemos dispuestos unos recursos referidos como el ‘grupo umbral’, que van dirigidos a esas personas que están superando la pobreza extrema, pero que están en riesgo de una recaída, o aquellos que están en el límite de caer en ella. A estas personas les damos un recurso, no tan alto como el de los demás, pero en la medida que lo necesiten otorgamos el recurso.
Es decir, ¿a cuántos hogares les va a llegar ese monto y cuál va a ser el costo fiscal de la medida?
El propósito es impactar más o menos a tres millones de hogares, lo que se traduce a unos 10 millones de ciudadanos. El presupuesto que se tiene para esto es de $7 billones, de los cuales $1,7 billones los teníamos ya dispuestos dentro de lo que era el programa de Familias en Acción, y el resto fue lo que solicitamos como adición presupuestal para poder tener los recursos suficientes.
¿Cuál es la meta en reducción de pobreza?
Hace 20 años existen beneficios similares a estos en el país, pero no se ha logrado bajar los índices de pobreza. El tiempo que tenemos planeado es aproximadamente de un año para bajar los índices de pobreza por el orden de los 5,6 puntos porcentuales, que eso ya hablará de la eficacia de la medida.
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