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Diego Pereira, director ejecutivo y economista jefe del Cono Sur y Los Andes de JP Morgan, habló sobre el panorama de las reformas después de las elecciones regionales
En uno de sus recientes informes, JP Morgan aseguró que las elecciones regionales del domingo pasado fueron una especie de plebiscito a las políticas del Gobierno de Gustavo Petro. Diego Pereira, director ejecutivo y economista jefe del Cono Sur y Los Andes de JP Morgan, profundizó sobre este tema y explicó cuáles son los principales riesgos que se ven en caso de que se aprueben las reformas que cursan en el Congreso.
El mercado ya había descomprimido de manera importante la prima de riesgo asociada a factores idiosincrásicos, como los políticos. Por lo tanto, no era de esperar una reacción muy importante de los activos locales.
La administración Petro ha mostrado dificultades en el relacionamiento con el Congreso en lo que va del año. La ruptura de la coalición de Gobierno, la caída en la popularidad del Gobierno, y otros factores complicaron el avance de las llamadas reformas sociales. A manera de ejemplo, la reforma a la Salud es la más avanzada, con un 50%. El resultado de las elecciones regionales, que se fueron de a poco transformando en una especie de plebiscito a las políticas del Gobierno, parece dificultar más el tratamiento de las reformas, especialmente si no se moderan.
En particular, la constatación de que a nivel popular las reformas sociales no parecen sostenerse como un clamor popular, transversal a las necesidades y demandas regionales. En todo caso, insisto, la posibilidad de llegar a consensos no es menor, por ejemplo, en lo relacionado a la reforma pensional.
Depende de cada reforma, pero en general lo que se analiza con detenimiento desde el extranjero es la articulación de las reformas propuestas con el riesgo fiscal y el crecimiento potencial. El factor fiscal es clave, en particular en un escenario de encarecimiento sostenido del financiamiento extranjero. Países con déficit de cuenta corriente importantes, como lo es Colombia, necesitan financiamiento del resto del mundo, ya sea vía inversión extranjera directa o de portafolio. Como el costo financiero se ha encarecido sustancialmente en los últimos años, el financiamiento que demande el sector público impactará sobre el privado.
El año que viene el Gobierno tendrá necesidades de financiamiento por más de 7,5% del PIB. Ergo, todas aquellas medidas que amplifiquen las necesidades financieras del sector público tendrán impacto sobre los activos locales y también sobre el crecimiento. La reforma laboral no parece coincidir con creación del empleo e incremento del crecimiento potencial.
La gobernabilidad, como la política, es más un arte que una ciencia. Quien tiene la batuta es el poder ejecutivo, dado su rol central, articulador de la agenda política. La administración Petro ha perdido la capacidad de avanzar a velocidad en cuanto al Congreso, con la caída de la coalición y la salida de articuladores políticos claves. A pesar de ello, alguna reforma ha visto avances, en particular la salud.
Pero la caída de popularidad del Ejecutivo y las denuncias que han caído sobre la administración son exacerbadas por los resultados electorales del domingo. Ello eleva aún más la barra para poder encausar las reformas sociales. El Ejecutivo deberá decidir si mantener el pulso con el Congreso, llevando las reformas tal cual fueron presentadas a lo que parece un naufragio probable, o ceder en pos de cosechar mayorías articuladoras.
Hemos visto inversión extranjera directa más fuerte de lo esperado en la primera mitad del año. Por el lado de inversión de portafolio en deuda del Gobierno, en los últimos cinco meses hemos visto salida de capitales en TES y también en UVR. Pero esta salida no la pensaría estrictamente asociable a riesgo idiosincrásico, sino a la evolución de las condiciones financieras globales. Hoy tenemos la tasa de 10 años en Estados Unidos rozando 5%.
El apetito por invertir en un país con la potencialidad de Colombia siempre está presente. Pero los costos de financiamiento externo deben empujar a las administraciones latinoamericanas a volver a tener reformas del lado de la oferta para elevar el crecimiento potencial, ergo el retorno de las inversiones locales.
En cuanto a crecimiento, proyectamos 1,5% este año, y solo 1,1% para el año que viene. La inflación será menor, aunque aún alta. Proyectamos 9,8% para diciembre de este año y 4,8% para el año que viene. El Niño será un factor clave, en cuanto a precios de alimentos y energía, sobre todo en los primeros meses de 2024. El Banco de la República podrá bajar la tasa de política monetaria, pero en forma cautelosa dado el entorno externo.
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