Exportaciones de esmeraldas crecerán 11% para 2022 y llegarán a US$140 millones

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Según la Agencia Nacional de Minería (ANM), Colombia es actualmente el mayor productor de esmeraldas de alta calidad en el mundo debido a su origen sedimentario hidrotermal que proporciona características como brillo, transparencia, color, juego de luz y dureza.

Debido a esto, Guillermo Galvis, presidente de la Asociación Colombiana de Exportadores de Esmeraldas (Acodes), explicó que las ventas externas de estas piedras preciosas llegarán a US$140 millones en 2022, lo que se traduce en un aumento de 11% si se compara con la cifra de 2021, US$125 millones.

“Para este año esperamos una mejoría debido al aumento de la demanda internacional, los precios han estado subiendo, y si hay las condiciones correctas, ya que dependemos mucho de la producción y del consumo, podríamos llegar al nivel histórico normal, que es US$150 millones”, dijo Galvis.

La cifra de ventas de esmeraldas en bruto podría llegar a US$20 millones, mientras que las talladas lograrían estar cerca de los US$120 millones al término de los 12 meses.

Pese al buen panorama, Óscar Baquero, presidente de Fedesmeraldas, mencionó que ve con preocupación el cierre de algunos países por cuenta de las restricciones políticas y las barreras evidenciadas con la pandemia. Esto, en línea con su criterio, puede llegar a repercutir en el mercado de lujo, lo que significaría una disminución en la expectativa de producción, la cual se prevé en más de dos millones de quilates.

Desde el Gobierno, la viceministra de Minas, Sandra Sandoval, apuntó que el mercado de esmeraldas se recuperó en 2021 junto con la reactivación económica mundial, luego del peor periodo de la pandemia.

Es por eso que “para 2022 hay expectativas moderadas, teniendo en cuenta la recuperación del año pasado, pero también la aparición de la variante ómicron y su impacto en las diferentes economías de los países que más adquieren este tipo de bienes”, dijo la funcionaria.

Frente a este punto, Juan Camilo Nariño, presidente de la ACM, fue enfático al expresar que esperan que 2022 se consolide como el año de la recuperación mundial del mercado de esmeraldas.

Por este motivo pronunció que “se prevé que al cierre de este año que está iniciando se superen los dos millones de quilates en exportaciones, lo que dependerá en buena medida de las condiciones geológicas de las operaciones y la dinámica mundial de los bienes de lujo”.

Y es que respecto a este punto, el socio del área de Energía, Minas e Infraestructura de Baker McKenzie, Nicolás Arboleda, señaló que las esmeraldas, al ser un bien de lujo, suelen tener un comportamiento diferente al de los commodities tradicionales, razón por la cual su precio no necesariamente se establece por las reglas comunes de la oferta y la demanda.

Así, “2022 debería ser un buen año para el sector esmeraldífero en tanto las minas ya han logrado retornar a sus niveles de explotación que tenían antes de la pandemia”, aclaró.

Con base en este escenario, las calidad de las piedras y las expectativas de recuperación no son las únicas ventajas de este sector, también lo es los incentivos de la industria.

Atinente a este aspecto, Juan Miguel Durán, presidente de la ANM destacó que para fortalecer el mercado se han realizado nueve ruedas de negocios, de las cuales cuatro incluían proyectos mineros de esmeraldas, con el objetivo de atraer inversiones y compradores.

“El origen de las esmeraldas colombianas es único en el mundo. Su extracción se realiza en los cinturones esmeraldíferos oriental y occidental de la Cordillera Oriental de los Andes y comprende los distritos mineros de Chivor, Gachalá y Macanal en el cinturón oriental, y Muzo, Coscuez, Peñas Blancas, La Palma - Yacopí y La Pita en el cinturón occidental”, indicó el directivo de la ANM.

De esta forma, estas piedras preciosas locales han logrado sacar ventaja del resto de la oferta internacional, diferenciándose en aspectos como el contenido de cromo.

En este sentido, Claudia Navas, analista del sector minero en Control Risks, aconsejó que es la oportunidad ideal para frenar la acumulación de inventario que se presenta desde 2020.