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El país tienen un grado de vulnerabilidad medio, entre otras cosas, gracias a su perfil de amortizaciones de deuda externa.
Los posibles impactos negativos en las economías emergentes de las crisis de Turquía y Argentina han expandido la preocupación de contagio sobre la dinámica de países como Colombia que, de acuerdo con análisis de entidades como Bloomberg y Allianz Global Investors, es una de las naciones en desarrollo con mayor vulnerabilidad externa.
A pesar de que el país cuenta con un alto déficit de cuenta corriente en relación con sus pares, otros factores como un perfil de deuda externa sano en términos de vencimientos y una política monetaria independiente, que ha conducido a la inflación a niveles cercanos a la meta del 3%, indican que el país tiene un marco de política robusto para enfrentar las situaciones recientes en Turquía y Argentina.
Así lo explicó Juan Pablo Espinosa, director de investigaciones económicas de Bancolombia, quien indicó que “Colombia no se encuentra entre los emergentes de alto riesgo o fragilidad. Consideramos que es un país con un grado de vulnerabilidad medio, entre otras cosas gracias a su perfil de amortizaciones de deuda externa, el cual hace que no requiera de refinanciamientos importantes. Así mismo, luego del choque de los precios del petróleo en 2014, el grueso de los desequilibrios macroeconómicos se ha corregido. Igualmente, se ha fortalecido la credibilidad en la política monetaria del Banco de la República”.
Otro de los factores que preocupa por estos días a los agentes del mercado es el alza de la tasa de cambio. Sin embargo, de acuerdo con el análisis de Bancolombia y Capital Inteligente “el incremento hasta $3.100 es una sobrerreacción del mercado que, luego de pasar por toda la volatilidad reciente, debería corregirse a niveles inferiores de $3.000 por dólar”, añadió Espinosa.
No obstante, la actual situación “no es para sentir complacencia y pensar que Colombia está blindado a los vaivenes globales, ya que el proceso de ajuste no está concluido. Por esto habrá que estar atento a las reformas que aseguren el cumplimiento de la regla fiscal y lo que ocurra con el precio internacional del petróleo. Si la referencia WTI cierra el año por encima de US$60 por barril, nuestra economía podría seguir operando sin mayores alteraciones”, apuntó el economista de Bancolombia.
Las alertas que ha emitido Bloomberg para países como Colombia, Sudáfrica, México, Indonesia o Brasil tienen en cuenta los altos desequilibrios externos, ya que estos requieren necesidades de financiamiento internacional considerables. Sin embargo, hay otras variables para considerar que una nación emergente es vulnerable desde el punto de vista macroeconómico. En este sentido, además de la posición de cada nación frente al resto del mundo, debe considerarse la situación financiera a nivel doméstico, pues muchas crisis se magnifican por cuando hay exceso de endeudamiento, sectores financieros débiles o auges insostenibles en mercados como el inmobiliario. Asimismo, la solidez del marco de política monetaria y fiscal y el margen de maniobra con el que cuenten las autoridades económicas son esenciales.
Las coyunturas de Turquía y Argentina presentan matices muy particulares, pero también exhiben debilidades y errores comunes en varios de los frentes mencionados, que los han situado en el ojo del huracán financiero. Son hechos que Colombia debería tomar como ejemplo para no repetir.
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En el caso del país euroasiático se encuentra un gobierno que ha tratado de gestionar de manera heterodoxa su crisis, sin solicitar ayuda de entidades multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), sin subir las tasas de interés para controlar las presiones inflacionarias y en el que la independencia de las entidades económicas no es clara. A su vez, se ha acumulado un alto endeudamiento en moneda extranjera, lo que lleva a que que cuando el tipo de cambio se deprecia el costo financiero para las empresas locales se dispara.
Por su parte en el caso argentino, y en contravía a Turquía, sí se ha recurrido a solicitar la ayuda del FMI y se han aplicado medidas de ajuste y austeridad, pero ha estado sometida a un estrés importante, ya que se percibe una economía entrando en recesión y con una alta tensión social. En tales condiciones, cumplir con metas fiscales será una situación retadora para el gobierno de Mauricio Macri. Adicionalmente, la devaluación del peso en más del 100% y la inflación proyectada a niveles de 40% para final de año impedirán una recuperación inmediata.
“Para ambos países se combinan: vulnerabilidad externa, acumulación de desequilibrios financieros, deterioro de su marco de política económica, disminución de la confianza inversionista extranjera y dificultades políticas internas”, explicó Espinosa.
La evolución de las situaciones y la capacidad de recuperación en estos paísestendrá que ver “con la capacidad de ajuste de los déficits que generen las grandes devaluaciones experimentadas hasta el momento, así como el manejo adecuado de las presiones inflacionarias que sin duda serán pronunciadas, entre otras medidas. Para Colombia, una parte importante del devenir estará condicionada por el precio del petróleo, ya que es una variable que ejerce alta influencia sobre el comportamiento macro y fiscal del país. El otro ingrediente fundamental será el compromiso de las autoridades con un manejo ortodoxo de la economía, ya que esto permitirá que se mantenga la confianza de los inversionistas internacionales y locales”, concluyó el director de investigaciones económicas de Bancolombia y especialista de Capital Inteligente.
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