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Mientras que Fitch Ratings revisó a la baja la perspectiva de la economía colombiana, Moody’s la cambió de estable a negativa por la recuperación de la actividad económica.
Mientras que la calificadora de riesgo Moody’s le dio un voto de confianza al desempeño de la economía colombiana al cambiar su perspectiva de negativa a estable, Fitch Ratings la rebajó de estable a negativa al ver riesgos en la consolidación fiscal y la trayectoria de la deuda pública del país.
De un lado, pese a que a principios de año Moody’s lanzó una advertencia sobre el cumplimiento de las metas fiscales de Colombia tras la consecución de solo $7 de los $14 billones requeridos para tapar el hueco fiscal de 2019, la calificadora de riesgo mantuvo sin cambios su calificación en Baa2 y cambió la perspectiva.
Para ello, Moody’s indicó que tuvo en cuenta la recuperación de la actividad económica, que cerró en 2018 con una expansión de 2,6% y creció en el primer trimestre a un ritmo de 2,8%. Además, también dio importancia a los esfuerzos de la consolidación fiscal por parte de la administración pública.
“La economía colombiana sufrió un severo choque de términos de intercambio por la caída de los precios del petróleo y la desaceleración de la inversión. La recuperación comenzó en serio en 2018. Esperamos que la economía continúe recuperándose en 2019 y 2021 con un crecimiento entre 3,0% -3,5%. Las medidas que tomó el gobierno del presidente Iván Duque junto con una recuperación en la actividad estabilizarán la relación deuda / PIB en los próximos años”, indica el informe.
Al contrario, aunque mantuvo la nota de Colombia estable en BBB, Fitch Ratings espera que los ingresos fiscales del Gobierno se reduzcan a partir de 2020 debido a que habría una caída de los impuestos corporativos. Ante ello, el Gobierno necesitaría recortar gasto pero dice que hay demasiada rigidez en el presupuesto.
Por ello, la calificadora indicó que será necesario realizar un ajuste fiscal adicional para estabilizar y luego reducir gradualmente la deuda en términos del PIB de las administraciones públicas, que llegó a 42,3% del PIB en 2018. Además, se espera que continúe divergiendo de la mediana, en ausencia de una consolidación fiscal más rápida.
“Las revisiones frecuentes del presupuesto a mediano plazo en los últimos años, la reciente disolución en el Congreso de la República de medidas permanentes de recaudación de ingresos fiscales en medio de demandas de gastos rígidas y reservas fiscales relativamente bajas están reduciendo la previsibilidad y credibilidad de la política fiscal a mediano plazo. Además, las métricas externas de Colombia se están deteriorando en medio de un mayor déficit en la cuenta corriente, una menor liquidez externa y el aumento de la deuda externa neta”, asegura el comunicado de la calificadora.
Tras estas decisiones , el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, reiteró el compromiso del Gobierno para adelantar las políticas que permitan reactivar el crecimiento económico, reducir el déficit fiscal, estabilizar la deuda pública y mantener un ambiente propicio para la inversión. “Los mercados financieros internacionales tienen confianza en la economía colombiana que ya empieza a mostrar resultados de recuperación”, agregó.
Calificadoras no le creen a la regla
Las tres calificadoras de riesgo más importantes a nivel mundial coincidieron hace unos meses en que las revisiones frecuentes de la regla fiscal, que permite limitar el crecimiento del gasto del Gobierno, pueden llegar a debilitar la credibilidad de la política fiscal colombiana. Y es que el Comité de la Regla Fiscal amplió el déficit permitido para este y el próximo año en 2,7% y 2,3% del PIB. La razón principal para ello fue la presión ejercida por los más de 1,2 millones de venezolanos que han llegado al país a causa de la crisis originada por el régimen de Nicolás Maduro. De acuerdo con el Gobierno, su meta de déficit sigue siendo llegar a 2,4% del PIB.
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