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La firma mantuvo estable la calificación de Colombia en BBB-, pero señaló que preocupa que el nivel de deuda pública subirá a 62,6% en 2022
A pesar de que la pandemia generó un choque económico negativo en la economía colombiana, el peor en la historia, las calificadoras de riesgo más importantes del mundo continúan confiando en la estabilidad macroeconómica del país, coyuntura que hoy tranquiliza al Gobierno Duque, pero que también lo alerta sobre la situación fiscal en el corto y mediano plazo en la que es necesaria la tercera reforma tributaria de esta administración.
En esta ocasión, Fitch Ratings mantuvo estable la calificación crediticia a Colombia en BBB- (con perspectiva negativa), lo que significa que la Nación sigue con estatus de grado de inversión, nivel que genera mayor confianza a los mercados internacionales para realizar sus operaciones financieras.
Esta confirmación de la nota crediticia de Fitch se sumó a la reciente revisión de Standard & Poor’s (S&P), en la que la firma también dejó en BBB- el puntaje de Colombia. Ahora solo hace falta la nueva decisión de Moody’s que, desde abril, registra una calificación similar (Baa2) y que, próximamente, se sumará a los nuevos reportes de las dos compañías.
Los argumentos que Fitch tomó para conservar la calificación a Colombia tienen que ver con el reflejo del largo historial del Gobierno en cuanto a políticas macroeconómicas conservadoras, que han buscado la estabilidad fiscal y financiera, con lo que le da un espaldarazo a la administración y a las medidas tomadas por la Presidencia y el Ministerio de Hacienda para la atención de la pandemia.
Sin embargo, advirtió que la perspectiva negativa se da por los riesgos a la baja para las proyecciones de crecimiento económico y la incertidumbre sobre la capacidad de respuesta de política del Gobierno para recortar en un buen margen el déficit fiscal, que llegaría a 9,1% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2020, y estabilizar o reducir la deuda pública en los próximos años, en la que pronostica un incremento a 60,3% del PIB para 2020 y un alza gradual a 62,6% en 2022: de ahí proviene la preocupación.
En cuando a crecimiento económico, Fitch prevé una baja de 6,9% este año, un rebote a 4,9% el otro año y 3,8% en 2022.
“Sus calificaciones están limitadas por una alta dependencia de los productos básicos, métricas externas más débiles en comparación con sus pares, una carga de deuda pública en aumento y debilidades estructurales en términos del PIB per cápita más bajo e indicadores de gobernanza más débiles en comparación con sus pares”, puntualizó la firma.
En ese sentido, para la calificadora, Iván Duque deberá estructurar una reforma fiscal o tributaria que permita recuperar el mayor gasto que se generó por la coyuntura y que adicione 2% del PIB entre 2022 y 2024, es decir, un promedio de $20 billones, o, de lo contrario, el país pondría en juego su grado de inversión.
“Aunque esperamos que los ingresos aumenten en 2021 por el repunte económico cíclico, los impuestos sobre la renta y los ingresos petroleros, probablemente, tendrán un rendimiento inferior a los objetivos presupuestarios. Nuestro supuesto de referencia es que los ingresos fiscales aumentarán alrededor de 2% del PIB en 2022-2024 debido a la implementación de una reforma fiscal”, aseguró Fitch.
Ante la decisión, el director de Crédito Público y Tesoro Nacional del Ministerio de Hacienda, César Arias, destacó que el trabajo de la cartera evidencia un nivel de confianza óptimo en el ámbito internacional.
“Fitch es la segunda calificadora que afirma la calificación de grado de inversión de Colombia. Es un respaldo de los mercados al manejo prudente de la política económica y la respuesta efectiva a la emergencia sanitaria que se traducirá en condiciones de financiamiento favorables para las empresas públicas y privadas colombianas”, resaltó.
El director de investigaciones económicas de Corficolombiana, José Ignacio López, señaló que, en efecto, es una buena noticia para el país, pero recordó que las métricas macroeconómicas de Colombia, especialmente, en los frentes fiscal y externo no son consistentes con las de un país con grado de inversión, pero el marco institucional y de política económica, así como el historial en materia crediticia, son fortalezas frente a otros países emergentes, lo que motivó a las agencias a dar un margen de espera y a que mantengan el grado de inversión, al menos por este año.
Finalmente, la agencia también espera que las medidas de gasto relacionadas con la pandemia disminuyan para 2021 y 2022, así como algunos recortes en obligaciones de capital.
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