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Estudio de Ecsim propone crear un fondo que respalde la emisión de bonos con los tributos que generarían minas de oro y cobre
Una de las grandes apuestas del Ministerio de Minas y Energía es la diversificación de la canasta minera, con el fin de reducir la dependencia del carbón térmico y explotar el potencial que tiene el país en otros minerales. Esto, además, en un momento en el que el mundo avanza hacia la transición energética, en la que elementos como el cobre serán definitivos y altamente demandados.
En línea con lo anterior, la Fundación Ecsim presentó una novedosa propuesta, que contempla la creación de un ”fondo soberano inverso” que podría ascender a US$40.000 millones y que permitiría aprovechar, desde el punto de vista fiscal, el potencial mineral del país.
“Según datos del Banco Mundial, por la transición energética vamos a necesitar en los próximos 25 años la misma cantidad de cobre que hemos producido en toda la humanidad. Colombia hace parte del cinturón de cobre a nivel global y es uno de los seis países con potencial de suplir el cobre que el mundo va a necesitar, con la diferencia de que los demás ya están explotando y nosotros apenas tenemos el primer gran proyecto en proceso de licenciamiento, que es Quebradona”, explicó Diego Fernando Gómez, director de Ecsim.
El documento, titulado “Una estrategia de minería verde y desarrollo regenerativo para Colombia en un contexto de transformación global”, plantea que justamente porque hasta ahora estamos empezando en ese proceso, Colombia tiene el potencial de liderar, a nivel mundial, la discusión sobre el tránsito a la minería verde regenerativa, por ejemplo, mediante la ejecución de proyectos como la mina de cobre de Quebradona, en Jericó (Antioquia).
“Colombia cada vez es más atractiva en minerales metálicos y esto para apoyar la transición energética es fundamental. La Colombia más verde que estamos concibiendo necesita de más minería de elementos estratégicos como el oro y el cobre”, dijo recientemente el presidente de la Asociación Colombiana de Minería (ACM), Juan Camilo Nariño.
Ese potencial, que de acuerdo con Gómez podría ser cercano a 50 millones de toneladas de cobre explotable, se traduce también en un alto flujo de recursos económicos, vía inversión, regalías e impuestos, entre otros, que ingresan de manera periódica a las arcas del Estado.
Por eso, y considerando la situación fiscal del país y los altos niveles de endeudamiento del Gobierno Nacional, la propuesta de Ecsim es la creación de un “fondo soberano inverso” que, mediante la emisión de bonos, podría generarle al Gobierno un flujo de caja de hasta US$40.o00 millones, que se pagarían en un plazo de 20 años con los impuestos de proyectos mineros de oro y cobre.
“Nuestra propuesta plantea un fondo con cifras conservadoras: que seamos capaces de tener minas de oro por 100 millones de gramos, con proyectos como Gramalote o Buriticá. En cuanto al cobre, hablamos de 13 millones de toneladas, la cuarta parte de lo que se estima que tenemos. Esa producción, traída a valor presente, generaría impuestos por US$40.000 millones, que podrían usarse, por ejemplo, para refinanciar la deuda externa”, explicó Gómez.
La dinámica propuesta, entonces, sería constituir un patrimonio autónomo al que se destine todo lo recaudado por los proyectos mineros en el futuro, en un término de 20 años. Ese dinero, entonces, sería la fuente de pago de unos bonos emitidos por ese monto y ese plazo, con lo que el Gobierno Nacional podría acceder al flujo de caja de forma inmediata, y tendría también una mayor flexibilidad fiscal.
Sin embargo, el exministro de Minas Tomás González explicó que la propuesta genera algunas dudas, desde el punto de fiscal: por ejemplo, si es mejor negocio hacer eso que simplemente recibir el dinero anualmente, o el perfil de riesgo con el que se emitirían los bonos, teniendo en cuenta todos los factores de riesgo asociados a cada proyecto.
El potencial del proyecto de cobre Quebradona como minería verde
Para Gómez, el proyecto de Quebradona tiene todo el potencial para convertirse en un paradigma a nivel mundial de minería verde regenerativa, debería servir como modelo para otros desarrollos mineros, y le da a Colombia la opción de liderar la conversación sobre minería “bien hecha”. Según el estudio, los costos ambientales y sociales ascienden a $134.089 millones, mientras que los beneficios en ese rubro están cuantificados en $351.249 millones. Es decir, el flujo de caja ambiental del proyecto sería de $228.699 millones.
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