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La devolución de títulos del grupo es la cara más visible de la crisis del sector carbonífero, que impactará el flujo de las regalías
El anuncio de Prodeco de devolver sus títulos mineros es la cara más visible de la crisis que atraviesa el sector de unos años para acá. Contrario a lo que algunos creerían, la más afectada es la población pues, según la Asociación Colombiana de Minería (ACM), la empresa representa 21% de la producción nacional de carbón, que genera un promedio de $300.000 millones anuales en regalías y ahora dejarán de entrar al Cesar, donde están ubicadas las dos minas que se cerrarán.
Prodeco explicó que la devolución de sus títulos mineros a la Agencia Nacional de Minería (ANM) se da porque el reinicio de sus operaciones “no resulta económicamente viable”, y calificó como un “resultado decepcionante” en cuanto ha invertido en los últimos 30 años más de US$3 billones, y pagado un monto similar en impuestos y regalías.
¿Cómo se llegó a ese punto? Varios expertos coinciden en que son al menos tres los factores que llevaron al sector a esta situación: una recomposición en la demanda con una mayor concentración en Asia, un mercado de más difícil acceso; una caída estructural de los precios asociada a la transición energética y el Acuerdo de París; y la inseguridad jurídica.
“Lo anterior hace necesario que se adelante un ejercicio para repensar la industria minera colombiana, lo cual debe pasar necesariamente por un adecuado entendimiento de la dimensión e impacto de los proyectos mineros generadores de valor para nuestra economía”, dijo el presidente de la ACM, Juan Camilo Nariño.
En este caso, el impacto inmediato se sentirá en el Cesar, donde operaban las dos minas que se cerrarán. Esto, porque la participación porcentual de la minería en el PIB departamental es 36,7%, solo superado por La Guajira, donde es 43,9%.
“Los efectos de esta situación se sentirán en cuatro frentes: empleo, ingresos, regalías e impuestos. Son muchas las señales que indican que esto hace parte de una tendencia global que no tiene reversa y, si está pasando en el Cesar, La Guajira debe empezar a prepararse para algo similar”, anotó el exministro de Minas Amylkar Acosta.
“Esto es un reflejo de lo que se viene con la transición y muestra que las decisiones energéticas, más allá del impacto en el medio ambiente, tienen matices sociales y económicos”.
“Las empresas debemos transformarnos para mejorar nuestra competitividad y estar en condiciones de llegar a mercados más lejanos y de enfrentar la actual dinámica de precios bajos”.
El coletazo se sentirá también en las arcas nacionales, pues el carbón representa más de 80% de las regalías del sector minero y 15% de las regalías del sector minero-energético. Además, porque cerca de 90% del carbón se exporta y, en 2020, sus ventas externas fueron de $4,16 billones, lo que supone una caída de 26,5% frente a 2019.
Así, los expertos coinciden en la necesidad de diseñar una transición energética ordenada, especialmente considerando que el carbón seguirá representando cerca de 20% de la matriz energética mundial para 2050.
“Esto es reflejo de lo que se viene y muestra que las decisiones energéticas tienen matices más allá del ambiente. Por eso se requiere una discusión sobre cómo se va a mitigar el impacto social y económico”, dijo el exministro de Minas Tomás González.
Por su parte, el exministro de Hacienda Rudolf Hommes recordó que esta crisis se veía venir hace años y dijo que debe servir como alerta para evitar que se repita la historia con el crudo.
“Hay que cambiar la estrategia de producción y exportación, pero mientras eso pasa hay que atender ya las consecuencias sociales porque la realidad es que dependemos del carbón y del petróleo. El carbón puede ser insumo, por ejemplo, para producir hidrógeno, y si las mineras invierten en investigación pueden encontrar ahí una oportunidad”, concluyó.
La visión de los actores de la industria es menos apocalíptica
Ante las voces que profesaron el “principio del fin del carbón”, Carlos Cante, presidente de Fenalcarbón, dijo que lo entiende más como un “momento de reacomodamiento del sector dentro de las expectativas de transición energética”. En esa línea, Claudia Bejarano, presidenta de Cerrejón, dijo que el país debe adaptarse a la situación del mercado actual. “Las empresas debemos transformarnos para mejorar nuestra competitividad y llegar a mercados más lejanos y de enfrentar la actual dinámica de precios bajos”, anotó.
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