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El centro de pensamiento económico hizo una crítica a la metodología que utilizó el Dane para calcular la pobreza en el campo
Hace más de dos semanas, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) informó que, en 2020, 42,9% de los colombianos que viven en zonas rurales vivieron en condiciones de pobreza. Sin embargo, el director de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, hizo varias críticas a la metodología que utilizó la entidad de estadística para hacer el cálculo.
Según cifras del centro de pensamiento, la tasa no sería de 42,9% (4,74 millones de personas), sino de 46,8% (5,17 millones de personas) y, en ese sentido, serían 431.565 personas más las que vivieron en condición de pobreza en las zonas rurales el año pasado.
De acuerdo con Mejía, pudo haber una serie de errores en la medición de la línea de pobreza monetaria, que es el monto por debajo del cual se considera que una persona vive en condiciones de pobreza, es decir que no le alcanza para cubrir sus necesidades básicas.
Según las cifras del Dane, en 2020 la línea de pobreza monetaria en las zonas rurales fue de $199.828, mientras que en 2019 esta fue de $210.969, lo que significó una reducción de 5,3% en pleno año de la pandemia. De acuerdo con el director de Fedesarrollo, esta reducción no tendría una explicación económica convincente, pues el año pasado la inflación en los hogares pobres llegó a 2,3%.
Una de las grandes críticas a la metodología del Dane fue que se utilizó la inflación de la canasta básica en Inírida, Leticia, Mitú, Puerto Carreño y San José del Guaviare como base para hacer la estadística de toda la población rural del país, cuando en estas ciudades capitales se concentran 140.000 de las 11,8 millones de personas que viven en la ruralidad.
“En esos departamentos hubo una caída de 81% en el costo del agua y de cerca de 98% en el costo de energía. La crítica grande, y por eso creemos que hay un error metodológico, es si lo que pasó en esas cinco ciudades, que tienen 140.000 habitantes que son rurales, es representativo de lo que le pasó a los 11,8 millones de habitantes que están en el resto de los 25 departamentos del territorio nacional. Y la respuesta aparente es no”, explicó Mejía.
Un cálculo preliminar de Fedesarrollo es que la pobreza monetaria en la ruralidad habría sido de 46,8% el año pasado, es decir, habría estado 3,9 puntos porcentuales por encima de lo que reportó el Dane. La pobreza en el total nacional también sería más alta, llegando a 43,1%.
“Si bien lo que encontramos en este cálculo preliminar es que la pobreza se redujo, fue mucho menos de lo que había anunciado el Dane, no se habría cerrado esa brecha urbano rural de pobreza”, anotó Mejía.
Eso sí, tal como lo aseguró en su momento el director del Dane, Juan Daniel Oviedo, las transferencias monetarias que hizo el Gobierno en la pandemia sí habrían tenido un efecto positivo en la mitigación de la pobreza. De acuerdo con Fedesarrollo, sin las transferencias la incidencia de la pobreza monetaria en la ruralidad habría llegado a 51% el año pasado.
Con este panorama, una de las soluciones que planteó el director de Fedesarrollo es que se recolecte información de una muestra que sea realmente representativa de lo que sucede con la canasta básica de las familias que viven en las zonas rurales del país.
Mejía resaltó que el análisis de Fedesarrollo no pone en duda el profesionalismo ni la capacidad técnica del Dane, sino que la crítica estaría enfocada en un error metodológico.
Lo que dice el Dane
Ante la crítica de Fedesarrollo, el Comité de Expertos de Pobreza, que está conformado por representantes de la academia, instituciones nacionales e internacionales y miembros independientes, explicó las razones por las cuales en 2020 disminuyó la línea y la incidencia de la pobreza en la ruralidad.
Un primer elemento para entender la caída es el hecho de que el Dane hizo una actualización metodológica de las líneas de pobreza monetaria. Además, estas evolucionan en el tiempo a partir de los resultados de los deflactores, que se basan en la metodología del Dane del IPC.
“La pandemia trajo retos tremendos que llevan a que uno garantice que las estadísticas se produzcan, se produzcan bien, sean comparables en el tiempo y haya consistencia de todo el sistema estadístico. Yo no puedo empezar a decidir caprichosamente que quiero hacer un ajuste, porque me parece que conviene en una situación sin tener en cuenta de dónde viene la fuente, por ejemplo el IPC”, dijo Carlos Sepúlveda, decano de economía de la Universidad del Rosario y miembro del Comité de Expertos de Pobreza.
El comité anotó que los deflactores de las líneas de pobreza se diseñan con canastas definidas para cada dominio geográfico. Sobre los subsidios en los servicios públicos, se explicó que el Dane tomó decisiones técnicas para garantizar consistencia metodológica.
También se reiteró que parte de la disminución de la pobreza monetaria estuvo explicada por el aumento en los ingresos gracias a las ayudas monetarias.
“Afortunadamente tenemos uno de los departamentos de estadística más importantes de América Latina y con una fortaleza institucional que es envidiable, y eso nos permite explicar con tranquilidad esos resultados que se dan en el tema de pobreza rural”, resaltó Sepúlveda.
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