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Un informe de la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas de la Casa Blanca reveló que en 2019 se produjeron 951.000 kilos
Las más recientes cifras de producción de cocaína, reveladas por la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas de la Casa Blanca (Ondcp), pusieron sobre la mesa el debate sobre cuál es el peso del narcotráfico en la economía colombiana. Con un kilo en promedio a la venta en $4,4 millones y una producción anual de 951 toneladas, se estima que este flagelo ya equivale a un poco más de 0,38% del PIB ($4,18 billones), es decir, casi la mitad del negocio del café o lo que pesan las actividades financieras y de seguros.
El alto impacto que tiene este ilícito en la economía se debe a que Colombia es responsable de siete de cada 10 gramos que se producen en el mundo.
Ahora, si bien en el país el kilo se vende, en promedio, a US$1.260, dicha cifra aumenta 25 veces más en Estados Unidos (US$32.000), 47 veces en Europa (US$60.000) y hasta 79 en Asia, zona donde su comercialización ronda los US$100.000.
Estos precios y el paso a paso que se genera desde la recolección de la hoja de coca hasta la producción final de clorhidrato de cocaína ha generado, a su vez, que se hagan distintos estimativos del negocio. Mientras que un estudio de la Universidad de los Andes señala que el PIB del narcotráfico en 2018 alcanzó 1,88% del PIB total, es decir $18 billones en términos nominales, Anif menciona que ese peso llegaría 3% en la economía con los negocios asociados.
“Necesitamos respuestas integrales donde estén presentes factores económicos, sociales, judiciales y policiales. Una política antinarcóticos exitosa es la que encuentra soluciones específicas para cada grupo poblacional que interviene en el negocio de la droga o que diferencia entre las diferentes fases del proceso“, explicó hace unos días Rafael Pardo, ex alto consejero para el Posconflicto y los Derechos Humanos, a LR.
Pardo también aseguró, por su parte, que el régimen de prohibición debería reformarse. "Hay acabar la esquizofrenia que se da entre las ciudades o los estados o los países donde está permitido algún consumo de sustancias estupefacientes y no miran quién o quienes sumistran la droga", dijo.
Y es que el impacto económico también lo reseñó el exministro de Agricultura, Andrés Felipe Arias, quien, en su texto, ‘Cocaína, ¿estabilizador macroeconómico colombiano 2015-2018?’, agregó que el peso de esta industria es tan grande que, a raíz del desplome del precio mundial de los hidrocarburos en 2014, la cocaína llegó a ser el principal estabilizador de las cuentas locales.
En su investigación, el exfuncionario parte de que el choque adverso petrolero le costó a Colombia “una pérdida cuantificable de aproximadamente US$55.000 millones (17% del PIB)”. No obstante, asegura que “la bonanza de narcotráfico entre 2015 y 2018 le restituyó a la economía colombiana un porcentaje considerable de lo que perdió”, un efecto amortiguador que, según estima, está en 85% de la magnitud del choque. Según Arias, en promedio las exportaciones de cocaína en ese periodo llegaron a US$46.032 millones.
Las zonas con más hectáreas
Si bien el más reciente estudio de Ondcp no detalla cuáles zonas con más número de hectáreas, una investigación de la ONU sí advierte que la hoja de coca es un cultivo que tiene un rendimiento promedio de 5,6 toneladas de hectárea por año. En ese estudio, añade el organismo internacional, que la región Pacífico es la reina en cultivos, con 65.567 hectáreas, y un crecimiento de 13%; le sigue la Región Central, con 52.960 hectáreas y un alza de 31% respecto a 2016; y la región de Putumayo y Caquetá con 41.382 hectáreas. Es de resaltar que dichas cifras corresponden a a 2017, pues aún se continúan haciendo los análisis sobre cuánto ha incrementado en estos dos últimos años.
El flagelo de las vías terciarias
Las regiones en donde hay más hectáreas de coca tienen una relación estrecha con la falta de intervención vial del Gobierno. El alto rezago en las vías terciarias es uno de los factores que han impulsado en que dichas zonas la producción aumente cada vez más. De hecho, departamentos como Chocó, Caquetá, Guaviare, Guainía, Vaupés y Amazonas presentan no solo bajos niveles de inversión en dichos tramos, sino también altos índices de víctimas, cultivos y conflictividad social.
Por eso, según Emilio Archila, consejero presidencial para la estabilización y la consolidación, se viene trabajando en una estrategia para aumentar la sustitución de cultivos. “Sin duda, una de las estrategias para acabar con los cultivos de coca será llegar con más vías terciarias a los territorios”.
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