"Cargas del POT se contradicen con la Bogotá que se quiere de 30 minutos"

En el Concejo de Bogotá avanza la discusión del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) que presentó la alcaldesa, Claudia López, y el cual debe aprobarse a más tardar el próximo 8 de diciembre o por el contrario la mandataria tendría vía libre para expedirlo por decreto.

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“Las cargas urbanísticas no permitirán el desarrollo de nuevos proyectos de vivienda”

Este proyecto ha recibido un sinnúmero de objeciones, principalmente, desde el gremio de la construcción por las medidas que plantea en desarrollo urbanístico, lo que haría que los proyectos de vivienda emigren a los municipios vecinos de la ciudad. Uno de los actores del sector que está en desacuerdo con el plan es Sergio Mutis Caballero, presidente de Grupo Valor, quien aseguró que este POT va en contravía con la premisa de ciudad de 30 minutos.

¿Cuál es la lectura general que puede hacer del POT que se discute en el Concejo?

Lo primero es aclarar que el POT está desactualizado porque tenemos vigente un POT desde el año 2000 con una revisión que le hizo el alcalde Mockus en 2003, de manera que hoy tenemos un POT antiguo. La lectura es que la ciudad necesita un nuevo POT porque en estas dos últimas décadas ha cambiado enormemente. Indistinto de las peleas, la necesidad de tener un nuevo POT es fundamental para la ciudad.

Algunos expertos advierten que el POT promueve la densificación, lo que reduciría el espacio público por persona ¿Cómo analiza esto?

El POT busca aumentar el espacio público, los parques y al mismo tiempo densificar donde se pueden tener mejores viviendas. Donde está la dificultad es, por el lado de que si bien el POT reconoce los tratamientos urbanísticos, en la práctica los hace inviables porque les está poniendo unas cargas que imposibilitan su futuro desarrollo y si se mantienen esas cargas, se expulsarían las viviendas a los municipios vecinos y acaba de tajo la viabilidad de construir vivienda de interés social en Bogotá.

¿Estas nuevas cargas irían en contra del modelo de ciudad de 30 minutos?

Sería absolutamente contradictorio y por eso es necesario que se bajen las cargas para mostrar un equilibrio entre la construcción de ciudad y la construcción de vivienda. De lo contrario, se volvería inviable hacer grandes desarrollos de vivienda en la ciudad, complicando aún más el tema de la movilidad, pero creemos que se puede concertar.

¿Cómo analiza la intención de establecer un área mínima de 42 m2 para construir vivienda de interés social?

Es inviable esa medida. Obligar a poner un área mínima de vivienda suena muy defensor de la calidad de vida, pero termina siendo nefasto porque acaba esa posibilidad de vivienda para hogares unipersonales o de estratos populares y lo que incentiva es la informalidad. El POT con esas medidas haría inviable la construcción de VIS y encarecería no menos de 9% el costo de la vivienda nueva en Bogotá.

¿Qué piensa del déficit de vivienda que se prevé?

Cuando hay creación de nuevos hogares y no hay una oferta de vivienda formal que los cubra, termina imponiéndose la informalidad y hace que esas viviendas se construyan en sitios donde es prohibido, medioambientalmente complicados. Hay que buscar un equilibrio de construir una ciudad donde se permita la oferta de la vivienda formal.

¿En materia medioambiental de la ciudad, cuál es la importancia que tiene el POT?

Tener esta hoja de ruta actualizada es clave para responder a los objetivos de desarrollo sostenible de las ciudades, a propósito de la COP26. La Bogotá de los 30 minutos es un objetivo fundamental para alcanzar una ciudad más sostenible. Es necesario entonces que el desarrollo inmobiliario esté alineado con este objetivo.

¿Y en movilidad?

Bogotá no soporta más trancones. La forma de revertir esta tendencia es apostarle a una ciudad que priorice los proyectos de transporte masivo integrados que incluya infraestructuras pertinentes, tal y como lo propone este POT.