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La agroindustria de la caña ya produce 1.420 GWh de energía limpia a partir de bagazo para atender a un millón de personas. Además, el sector genera 286 empleos en el país.
Los 286.000 empleos que genera la industria de la caña, sumados a las inversiones por US$1.000 millones ($3,1 billones) en siete plantas productoras de bioetanol en Valle, Cauca, Risaralda y Meta, así como la producción de energía limpia a partir de bagazo de caña, han hecho que la agroindustria que hace parte del sector pese 3,7% en el PIB agrícola; 2,8% en el PIB industrial y 0,7% en el PIB total.
Juan Carlos Mira, presidente de la Asociación de Cultivadores de Caña de Azúcar de Colombia (Asocaña), habló sobre los resultados del sector, las metas de producción para este año y retos como las importaciones.
¿Cuál es su balance del cierre del sector cañicultor de 2018?
En 2018 la molienda de caña aumentó 2,7% frente a 2017, sobrepasando 25 millones de toneladas de caña procesada. La producción conjunta de azúcar y etanol aumentó 7%, gracias al aumento de la molienda y al incremento de 4,2% en el rendimiento (cantidad de azúcar por tonelada de caña), resultado de mejoras en las labores agrícolas y la eficiencia industrial, junto con condiciones climáticas más favorables. También, la mayor producción de azúcar aumentó las ventas al mercado interno y las exportaciones. En efecto, en 2018, se exportaron 755.000 toneladas, 52.000 más que en 2017. Sin embargo, en valor, se redujeron en US$318 millones, frente a US$362 millones en 2017, como consecuencia de la caída de los precios internacionales.
¿Cuáles son las expectativas en producción para este año?
El sector espera seguir la tendencia del buen comportamiento observado en 2018, siempre y cuando las condiciones climáticas se mantengan en parámetros normales. Esperamos también que ese buen comportamiento en materia productiva se acompañe de un mejor comportamiento en materia de precios y de mercado, que nos permita superar la compleja situación que vivimos de caída en los precios internacionales en 2018. Es necesario solucionar asuntos que han generado dificultades en la agroindustria como las importaciones de etanol subsidiado originario de Estados Unidos, así como las restricciones unilaterales impuestas por Ecuador al azúcar colombiano.
¿Como los afecta esa importación de etanol?
Hoy, las importaciones de etanol de Estados Unidos son insostenibles. Entre enero y noviembre de 2018 ascendieron a 166 millones de litros (30% de la demanda doméstica), dos veces y medio lo importado en todo 2017 y diez veces lo importado en 2016. Esto ha llevado a que se pongan en riesgo inversiones por US$1.000 millones, que se realizaron atendiendo la Ley 693 de 2001, que tenía entre sus objetivos el desarrollo rural, ambiental y energético, contribuyendo al cuidado del medio ambiente, a la generación de empleo formal y a la diversificación de la canasta energética.
Lo anterior, ha causado una dramática distorsión del mercado nacional, poniendo en riesgo no solo una parte significativa de los 286.000 empleos que genera la agroindustria de la caña, sino la estabilidad social y la ocupación lícita de tierras en el valle del río Cauca y en Meta. Estamos atentos a que el Gobierno implemente las legítimas medidas de defensa comercial establecidas para estos casos.
¿Cómo ve el comportamiento de la industria azucarera?
Debemos separar lo que viene sucediendo en materia productiva del comportamiento en precios y mercados. En materia productiva las cosas siguen avanzando. En materia de mercados hay que decir que los precios internacionales aún no repuntan y esto se ha reflejado en la caída de 4% en el precio del azúcar en Colombia entre enero de 2018 y enero de 2019, según cifras del Dane en plazas mayoristas.
¿De qué forma la diversificación hacia otros negocios como los biocombustibles ha impulsado al sector?
Uno de los grandes logros de Asocaña ha sido articular la agroindustria para trabajar en la diversificación de su actividad. Para ello, a lo largo de su historia, el gremio ha implementado acciones para apostar a temas tan relevantes como la producción de energías limpias. Hoy, el sector produce, a partir de un combustible renovable como el bagazo, energía suficiente para atender las necesidades de un millón de colombianos, que equivale a 1.420 GWh. Así mismo, Asocaña impulsó el desarrollo de la ley que promovió la producción de bioetanol en Colombia, resultado de una política pública de desarrollo rural, ambiental y energética, la cual contribuye a la generación de empleo formal y a la diversificación de la canasta energética. Gracias a ello, Colombia cuenta con siete plantas productoras de bioetanol en el Valle, Cauca, Risaralda y Meta. Las inversiones en estas destilerías ascienden a US$1.000 millones, con una capacidad de producción de 2,1 millones de litros por día de bioetanol.
¿Cuáles son los retos de la industria para este año?
Es definitivo mantener el liderazgo como el país con la mayor productividad del mundo. Asimismo, seguir avanzando en la diversificación y aprovechamiento del potencial productivo (aprovechamiento de residuos) y combustibles de segunda generación. Para ello, es necesario mantener la estabilidad en la política pública, lo cual es fundamental para dar señales positivas que le permitan a esta agroindustria incrementar las inversiones en investigación e innovación.
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