Los ajustes en las tarifas del diésel están generando algunas presiones a la inflación

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Tras conocerse el revés que tuvo el dato de la inflación en junio, ya se está analizando que factores incidieron para que se rompiera la tendencia bajista. Aunque las expectativas apuntan a que el Índice de Precios al Consumidor vuelva a la baja, los analistas ya ven algunos riesgos que están frenando la deflación, y el Acpm tendría un papel importante.

Es importante señalar que el Gobierno ya le subió los precios a los denominados grandes consumidores, que son aquellos que consumen más de 20.000 galones de diésel al mes. A principios de agosto se sentirá el encarecimiento, que pretende emparejar el precio con las referencias internacionales.

De acuerdo con el equipo de investigaciones de Corficolombiana, esa medida tendrá implicaciones negativas para el balance de la inflación en los próximos meses.

“Los ajustes en el precio del diésel anunciados por el Gobierno Nacional serán un riesgo para el proceso desinflacionario. Sin embargo, mientras el ajuste se limite a los grandes consumidores, el efecto sobre la inflación no será significativo”, explicó Corficolombiana.

Entre las compañías que se verán especialmente afectadas se destacan las empresas petroleras, mineras, y cementeras, pero no se tocará, por ahora, a los sistemas masivos de transporte público, o a los vehículos de carga.

“La medida no aplica en las bombas de gasolina, ni en los distribuidores minoristas. Esos grandes consumidores le compran directamente al distribuidor mayorista. Lo que se busca es poner el precio del diésel, para esos consumidores, a flotar con el mercado internacional”, explicó el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla.

La medida le ahorrará al Estado cerca de $50.000 millones mensuales, es decir, $600.000 millones anuales, y afectaría solamente a 150 empresas, que representan cerca de 5% de los grandes consumidores del Acpm en el país, y busca comenzar a cerrar el déficit del diésel en el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles.

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Además, en los próximos días el Gobierno reanudará las mesas de negociación con los gremios transportadores, para evaluar un incremento en las tarifas para los conductores, y que de acuerdo con lo que han explicado los agremiados, la puja está para que se haga un alza entre $500 y $4.500.

Según el equipo de investigaciones del Grupo Bancolombia, junto con el diésel, hay otros factores que estarían jugando un papel importante en el IPC, como los servicios públicos o los arriendos, además de las consecuencias derivadas por el fenómeno de La Niña.

“Si bien la inflación anual de alimentos se ha incrementado, el aumento adicional frente a los niveles más recientes sería limitado, gracias al efecto estadístico y lo transitorio de los choques climáticos. Entre tanto, será clave evidenciar menores presiones desde los arriendos, las facturas de servicios públicos y gradualidad en los aumentos discrecionales en el precio del Acpm”.

Aunque varias proyecciones apuntan a que la inflación seguiría a la baja, y los factores nombrados tendrían una mínima incidencia, los combustibles nuevamente están tomando protagonismo, y sus ajustes indirectamente golpean los precios de otros productos, como los alimentos.

De acuerdo con el más reciente reporte del IPC, con corte a junio, los combustibles para vehículos han contribuido 0,19% de la inflación en lo corrido del año. Aunque la cifra no es muy significativa, el reporte por concepto de variación es más significativo, el cambio del dato en el balance mensual fue de 0,26%, en el año corrido va en 5,71% y si se analiza de manera anualizada, el repunte ha sido de 23,78%.