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La poca intervención del estado, los altos costos de producción y comercialización y el cambio climático termina afectando a los productores
Según el último informe de desarrollo productivo preparado por la consultora Sinnetic, el optimismo y la confianza del agricultor colombiano han venido deteriorándose en forma continua desde 2017. El estudio revela que solo 6% de los pequeños campesinos se siente optimista frente a la complicada situación económica del sector y del país; 16% de los medianos productores de mediano tamaño tienen este sentimiento, y 22% de los grandes productores logra ver un panorama alentador de cara al futuro.
Según Gabriel Contreras, CEO de Sinnetic, hay una serie de factores que profundizan la sensación de pesimismo dentro del sector: la falta de hospitales y atención medica en las zonas de producción, que para 66% de los agricultores es insuficiente, además de que 55% de los productores han sido víctimas de robos y hurtos, esto, sin dejar atrás los elevados costos para el transporte de los productos.
En el estudio se destacan estas características dentro de los cinco problemas que más preocupan a los campesinos. La percepción de seguridad en el campo se ha visto fuertemente cuestionada, pues el acelerado crecimiento de la violencia en los territorios agrícolas, la matanza de líderes sociales y la baja presencia del Estado en algunas zonas de la Colombia profunda hacen que el agricultor se distraiga de los objetivos productivos.
Por el lado de la infraestructura, el problema radica en la falta de vías para poder movilizar las cosechas fuera de las fincas. A esto se suman los elevados costos de intermediación y transporte, más los limitados sistemas de riego que hacen que sea complicado sobrevivir a sequías y drásticos cambios climáticos.
El tercero de los aspectos que preocupa al sector comprende lo relacionado a insumos productivos. En este caso se habla de un alto precio en la compra de materias primas importadas, debido al elevado valor del dólar y el desfavorable margen de cambio con el peso. La escasez de semillas como de la papa y el maíz, y la falta de soporte técnico agrónomo en las fincas, también resultan en un deterioro de la producción, señala Sinnetic.
La comercialización es uno de los puntos que más preocupa, pues las tensiones entre los campesinos y los centros de acopio e intermediarios han venido en aumento en los últimos años. “El monto pagado a razón de la cosecha cada vez es menos rentable y los costos pagados a intermediarios van en aumento”, apunta el informe.
Finalmente el cambio climático ha hecho que las sequías se prolonguen y aparezcan agentes patógenos que afectan los cultivos, por este motivo los productores han tenido que cambiar de cultivos, desplazarse de región e implementar técnicas que les permitan sembrar en diferentes alturas.
Pese al panorama que muestran estos cinco problemas, la confianza de la ciudadanía en general en el sector agroindustrial va en aumento, pues, según Contreras, 66% de los consumidores ha visto la real importancia de este renglón productivo para la subsistencia.
Regreso al campo es alternativa productiva
El estudio de Sinnetic reveló que hay varios retos en materia de política pública, por ejemplo, la estimulación del regreso al campo como alternativa productiva de personas que llegaron a las ciudades por motivos de desplazamiento.
Esto representa una forma de recuperar la mano de obra campesina que se perdió en los últimos años, sin embargo implicaría el establecimiento de proyectos y planes que aseguren las óptimas condiciones de vida y de trabajo para que las medidas no recaigan en efectos adversos. Entre estos estarían el renacimiento de nuevos grupos ilícitos que giren al rededor del narcotráfico.
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