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Un cálculo de Anif reseñó que, entre marzo y julio, los hogares dejaron de recibir $4,32 billones cada mes debido al deterioro del mercado laboral
El desempleo es una de las problemáticas más grandes que la pandemia ha causado en el país, y que lo ubicó en niveles históricos. A la espera del dato de agosto que se conocerá hoy, en julio, este índice llegó a 20,2% y dejó a más de cuatro millones de colombianos sin sustento.
Una de las consecuencias negativas de la falta de empleo en medio de la crisis del covid-19 ha sido la pérdida de ingresos laborales para los trabajadores colombianos que, según la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif), entre marzo y julio, totalizó $21,6 billones por esta mala situación laboral.
Para el presidente de Anif, Mauricio Santamaría, esto significa que, durante ese periodo de tiempo, los trabajadores colombianos perdieron la totalidad de los ingresos que reciben en un mes normal, pues la nómina del sector privado nacional equivale a $23 billones en promedio, en ese periodo.
“Eso es una cifra gravísima y nunca la habíamos visto en la historia del país. Se perdieron casi totalmente los ingresos de un mes entero de todos los colombianos: los míos, los del señor que vende en la calle, el que atiende en restaurantes y demás trabajadores durante un mes; todo eso lo perdimos y es un golpe muy duro”, comentó.
Santamaría detalló que Bogotá fue la ciudad con mayor repercusión, pues acumuló 35% del total ($7,56 billones) debido a la prolongación y estructuración de cuarentenas selectivas.
“Bogotá ha tenido políticas mucho más estrictas y demoró la entrada de varios sectores, como la construcción, a pesar de que la ciudad concentra 18% de los ocupados, es decir, la pérdida fue mucho más que proporcional a lo que debió haber sido. Las restricciones sí han generado un problema grave a la economía”, reseñó el dirigente.
Entre tanto, el director de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, contextualizó que la situación del mercado laboral y las menores oportunidades de empleo fueron las razones de mayor peso para el bajón que tuvo la confianza de los consumidores durante la coyuntura. En abril, el indicador llegó a su mínimo histórico (-41,3%), en julio a -32,7% y en agosto a -25,4%.
“Uno de cada cinco trabajadores no puede conseguir empleo. La caída en la confianza está muy relacionada con las condiciones económicas porque los hogares han visto afectación importante por el deterioro del empleo, que es la fuente principal de ingresos para la gran mayoría de hogares”, manifestó.
Finalmente, el presidente de Anif resaltó que los programas sociales que el Gobierno ha implementado han combatido la situación (Ingreso Solidario, Devolución del IVA, subsidios por desempleo y el Programa de Apoyo al Empleo Formal-Paef, entre otros), pero declaró que la compensación no es completa y se debe buscar la reactivación del empleo.
“El Gobierno trató de compensar eso con medidas especiales y ha invertido $10 billones, pero eso nos muestra que un Gobierno nunca puede reemplazar los empleos e ingresos que genera una economía por más programas o esfuerzo fiscales que haga. Los empleos son irreemplazables. A punta de subsidios y transferencias, ha sido una buena política, pero nunca será suficiente”, advirtió.
La necesidad de una reforma laboral
Anif y Fedesarrollo concuerdan en que la reactivación del empleo será la medida más importante para la recuperación de la economía. Por ello, los dos centros de pensamiento señalan que la reforma laboral debe ser una prioridad del Gobierno.
“En los próximos meses, el país iniciará una discusión fundamental en torno a la recuperación del empleo”, expresó el presidente de Anif, Mauricio Santamaría.
“El desempleo sigue siendo un problema muy grande. Hay que generar fases de reactivación y resolver los problemas estructurales”, dijo Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo.
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