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No hay duda de que son incontables los impactos sociales que ha dejado el conflicto armado en Colombia entre asesinatos, desplazamientos forzosos y pobreza , pero en temas económicos los efectos de la guerra también son claros.
Solo durante el próximo año, el país destinará unos $22,6 billones a la cartera de Defensa y a la Policía para seguir combatiendo una crisis que el país adolece desde hace unas seis décadas.
Este monto hace parte de los $27,74 billones que tendrá dicha división, en general, para el próximo año, y que también incluye $5,10 billones que se destinarán para temas pensionales de unas 215.788 personas. Con este rubro, el conflicto se lleva la porción más grande del Presupuesto General de la Nación (PGN) de 2014 (17,9%).
Pero esta es solo una pequeña cuota de lo que le ha costado a la economía nacional el conflicto armado. Solo durante la última década, combatir la guerra ha significado la inversión de más de $230 billones, “lo que nos lleva a pensar en el conflicto como un efecto serio para la economía, porque esas inversiones se pudieron haber destinado a otros temas en los que el país está atrasado, como infraestructura, vivienda, salud o educación”, señaló Juliana Castellanos, autora del libro ‘¿Cuánto nos cuesta la guerra?’.
Sumado a estos recursos, también están los presupuestos requeridos a la atención de víctimas y desplazados que ha dejado la violencia a su paso.
Solo en 2012 se atendieron 86.689 solicitudes de asistencia humanitaria de emergencia por $73.285 millones; además de 86% de las 832.442 solicitudes de atención humanitaria de transición, por $723.739 millones, según reportes del Ministerio del Interior.
Los efectos de lograr la paz
Es precisamente por estos niveles de inversión que acabar con el conflicto ya no da espera para la economía nacional. Los avances en la mesa de diálogo de La Habana sobre la participación política le llegan a los colombianos como una esperanza de tranquilidad que, por supuesto, jalonará a la economía, ¿por qué? Porque la paz es un negocio para todos: primero, para las empresas nacionales, porque podrán entrar en nuevos mercados, llegar a territorios inexplorados y desarrollar sus negocios sin miedo a secuestros o extorsiones; segundo, para los inversionistas extranjeros que podrán traer sus recursos al país con mayor seguridad; tercero, para la población en general, porque habrá más inversiones para los programas de educación, salud, promoción de la innovación, emprendimiento y empleo, entre otras oportunidades.
Pero en especial, la paz impacatará a la población campesina, indígena y afrodescendiente, que están ubicados en municipios alejados y en donde se sufren los mayores efectos de la violencia. Esto, porque se estima que, de 1.102 municipios que hay en el país, en 1.006 se han realizado secuestros, según un estudio del Centro de Memoria Histórica, liderado por Gonzalo Sánchez Gómez.
En ese punto es donde el país tendrá un reto por delante, en donde el “Gobierno, si llega a firmar un acuerdo, deberá estudiar y proponer leyes, revisar los caminos posibles para que esa paz llegue con los años”, señaló Armando Montenegro, exdirector del Departamento Nacional de Planeación.
Porque eso sí, un tema que ha dejado claro el Gobierno y quienes apoyan el proceso es que “la paz no llegará inmediatamente. Este será un proceso largo y solo en unos cinco o diez años se comenzarán a ver efectos reales en la economía y en la reducción del gasto militar”, concretó Montenegro.
Parte de esta demora se deberá al denominado posconflicto, en donde el país asumirá otras responsabilidades económicas. “Así como la guerra tiene un costo, la paz también la tiene. Y, por supuesto, esa cifra superará más de $70 billones, como dijo el presidente Santos”, agregó Castellanos.
Entre otras áreas, esta suma correrá por cuenta de las desmovilizaciones que, por soldado, podrían llegar a $20 millones. Estos, a su vez, se destinarán a educación, formación psicosocial y preparación laboral, entre otros temas necesarios en el proceso de reintegración social.
Aún así, sea cual sea el costo económico, la paz no da espera, y solo con el tiempo se verán los efectos del acuerdo en La Habana.
La paz también asegurará una mejor niñez
Una de las poblaciones más afectadas por el conflicto en el país ha sido la niñez y así lo demuestran las cifras: actualmente, se estima que en Colombia hay unos 2 millones de menores desplazados por la violencia, de los cuales unos 5.000 son niños que se han desmovilizado. Y de acuerdo con Natalia Springer, autora de “Como corderos entre lobos”, cada mes de retiran del conflicto alrededor de 21 niños. Pese a esto, estas cifras son tan solo un aproximado, porque, en muchos casos, los menores no se registran o buscan apoyo institucional, en su lugar, regresan con sus familias o buscan algún trabajo. Pero, lo más preocupante es que muchos niños mueren en combates y solo entre 25% y 45% de los cuerpos son recuperados.
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