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A cerca de un año de terminar su periodo como presidente, Santos es calificado por los empresarios con una nota de 3,2 y tiene unos meses para cumplir sus promesas
A partir del 7 de agosto comienza a correr la cuenta regresiva del último año del Gobierno, sobre el cual los empresarios comienzan a ver con un poco menos de premura algunos temas de la actual administración y, por el contrario, se empieza a diagnosticar el futuro que tomará el país.
En medio de este panorama, la calificación que los empresarios y gremios otorgaron al presidente Juan Manuel Santos parece estar enmarcada en un reconocimiento más que en un castigo a sus ocho años como jefe de Estado.
El presidente Santos, a pesar de su baja popularidad, no fue rajado por los empresarios y mantuvo una calificación similar a la que ha recibido durante las últimas encuestas hechas por LR: 3,2 sobre 5. No es una percepción sobresaliente, pero es positiva dentro de la coyuntura que ha tenido que afrontar el mandatario y que ha llevado su imagen a extremos entre los empresarios.
Durante los primeros 50 días de Santos II, el Presidente arrancó con una calificación de 3,2, tendencia que continuó a los 130 días de su mandato, subiendo hasta 3,3 puntos. Sin embargo, a los 365 días, en medio de anuncios clave en torno al proceso de paz, el comienzo del choque petrolero y la reforma tributaria, fue “castigado” al bajar su nota hasta 3.
En entrevista con LR, el Presidente dijo que “hubiera podido no hacerla. Nos dimos la pela en la reforma porque he mantenido esa política de hacer las cosas correctas, no las populares”.
Luego recuperó una buena imagen y volvió a sumar 3,4 a los 522 días de su mandato, quedando finalmente en el 3,3 que tuvo hace seis meses y que ahora baja a 3,2.
Al comenzar su segundo periodo, se trazó tres pilares: paz, equidad y educación, palabras que recogen sus actuaciones y las de sus funcionarios a lo largo de estos siete años.
El primero y más polémico, sin duda, lo llevó a ser el ganador del Premio Nobel de Paz, por concluir un acuerdo de paz con la guerrilla más antigua de América, que tuvo al país en un estado de violencia por 60 años.
En materia de equidad, la cosa no ha sido fácil, pues por cuenta del petróleo, fueron necesarios varios ajustes a las finanzas públicas, lo que tiene frenado el crecimiento (1,1% en el primer trimestre), una industria con caída de 0,7% a mayo y la confianza del consumidor en -11,7%.
En educación, cumplió sus metas si se tiene en cuenta que la inversión que recibe este sector fue la más alta del presupuesto, en contraste con el paro más largo que tuvo que enfrentar hasta ahora: 37 días. El último año del Gobierno de Santos comienza en medio de una polarización, no solo en la imagen que tienen los empresarios de él, sino de un vaivén político donde una oposición arma filas para derogar su legado más sólido: el acuerdo de paz.
Está pendiente la reforma pensional
Santos no ha dudado en reconocer que “la reforma pensional quedó por hacerse, no era tan urgente. Nosotros todavía tenemos una población relativamente joven, pero esa reforma tendrá que hacerse tarde o temprano”. Este es sin duda uno de los pendientes de la administración, pues tras ocho años nunca se presentó una propuesta. Hacia adelante, el sistema pensional, como sucede con todos los países del mundo, va a tener que acoplarse a las nuevas realidades y Colombia debe estar lista para un cambio que será tan impopular como los impuestos.
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