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Aunque en Colombia el salario promedio es de $1,16 millones, las personas con menor escolaridad reciben $572.746 y los universitarios alcanzan $1,9 millones
En Colombia los trabajadores con títulos universitarios ganan, en promedio, $1,9 millones, mientras que las personas que estudiaron hasta la básica primaria devengan $572.746, lo que significa que el primer grupo en mención recibe 3,5 veces más remuneración por su trabajo que el segundo.
Así mismo, se calcula que las personas con educación superior ganan 2,2 veces más que las que tienen educación media y los trabajadores con posgrado reciben cuatro veces más salario que las personas con educación media. Además, según cálculos del Dane, el sueldo promedio en Colombia es de $1,16 millones, solo $338.477 por encima del mínimo de 2019.
Esta es una de las conclusiones reveladas en el Informe Nacional de Empleo Inclusivo realizado por la Fundación Corona, la Fundación Andi y el programa de Alianzas para la Reconciliación de la Agencia de los Estados Unidos (Usaid), que fue publicado ayer y en el que se destaca la fuerte correlación existente entre el nivel educativo de las personas y la posibilidad de acceder al mercado laboral; lo que a su vez se refleja en sus ingresos y, por tanto, en su calidad de vida.
El estudio advierte que en el país persisten los retos para acceder a la educación posmedia (técnico profesional, tecnólogo, pregrado y posgrado), a lo que se suma que la tasa de deserción es muy alta. Dado que, en 2016, la tasa por cohorte para el nivel universitario fue de 45,1%, mientras que para el nivel de formación técnica profesional fue de 52,3%, es decir, 7,2 puntos porcentuales más alta que en el caso anterior. Y, en cuanto a la formación tecnológica, la deserción llegó a 53,3%.
También destaca que, más allá del nivel educativo, el nivel de ingresos es influenciado por la calidad de la educación recibida, aspecto en el que las alarmas permanecen prendidas en el país dado que, al revisar los resultados de las pruebas Icfes de 2018- que fueron la muestra analizada- la proporción de estudiantes con puntajes de niveles ‘bajo y medio-bajo’ en lectura crítica fue de 37,2 %. Y la cantidad de estudiantes con resultados negativos en matemáticas, fue de 45,1 %.
Además, al comparar las evaluaciones de ciudades como Bogotá, Medellín y Cali, se concluye que, tanto en lectura crítica como en matemáticas, los estudiantes de la región de Urabá tienen desempeños inferiores, lo que nuevamente pone sobre la mesa la correlación entre inversión y calidad.
“Siempre habrá una incidencia, a veces mayor o menor entre la educación y los ingresos pero, en realidad, lo que se debe establecer es si se trata de una incidencia enfocada; es decir, si corresponde al mercado de quien se forma en algún programa universitario, sea técnico o universitario. Hay incontables casos de profesionales que nunca se ubican en el mercado laboral de lo que estudiaron sino donde les tocó”, señaló Carlos Roberto Peña, director de Sapiens Research Group.
Lo anterior se refleja en la tasa de desempleo, que, de acuerdo con el Dane, en 2019 fue de 10,5%, el nivel más alto de los últimos ocho años. Cifra que fue superior para las mujeres, con 13%, frente a 6,9% de los hombres; y aún más retadora para los jóvenes, cuya proporción de desocupados fue de 16%.
El nivel educativo y la brecha con la demanda del mercado laboral
Pese a que es más fácil acceder al mercado laboral teniendo educación, también hay profesionales desempleados que nunca pueden ubicarse en ningún cargo relacionado con su profesión, por lo que uno de los desafíos identificados en el estudio es el de las brechas entre las necesidades del sector productivo y la formación en educación posmedia ofrecida por el sistema educativo. “Hay una necesidad de articulación entre la oferta educativa, la oferta de intermediación formal y la demanda laboral para que el país pueda avanzar en este aspecto”, señaló el documento.
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