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Un estudio de del Emisor resaltó que el aporte de la migración al crecimiento económico caerá gradualmente a 2030 hasta 0,17 puntos del PIB
En los últimos años, la migración venezolana en el país se convirtió en uno de los temas más controvertidos por la sociedad, la academia, las empresas y el Gobierno. Según Migración Colombia, a julio, 1,73 millones de venezolanos viven en el país, número que, debido a la pandemia, se redujo en cerca de 100.000 personas desde abril, pero que ahora están regresando y serán clave en la recuperación del PIB en 2021.
Ante esta realidad, investigadores del Banco de la República realizaron un estudio en el que midieron el impacto fiscal de este fenómeno y sus implicaciones en crecimiento económico, gasto, consumo y empleo.
En principio, la investigadora principal del Emisor, Ana María Tribín, resaltó que la migración potencializó el crecimiento de la economía desde su inicio constante (en 2016), tendencia que continuará el próximo año, con un aporte promedio de entre 0,18 y 0,33 puntos porcentuales (pps) al Producto Interno Bruto (PIB), pero el efecto irá bajando paulatinamente y en el acumulado de 2015 y 2030 (15 años) el impacto positivo solo será de 0,14 a 0,17 pps.
“Sabemos cuánto es el PIB actual y tratamos de encontrar el PIB si no hubiera migración, sabiendo que esta va a afectar algunas variables de las que depende el crecimiento, como trabajo y productividad, y encontramos que, en el corto plazo, la economía aumentó más con la migración, pero en el largo plazo vamos a converger a los valores que íbamos a tener sin migración. La economía sí tuvo un aumento, pero va a terminar convergiendo a lo que íbamos a llegar”, dijo
Sin embargo, la experta detalló que la ola de migración se aceleró en 2016 por la situación política y económica de ese país y advirtió que el gasto fiscal en salud y educación para esta población en 2019 fue de $1,31 billones (0,12% del PIB), recursos que irán aumentando anualmente hasta cerca de $4 billones a 2022.
“La política de Colombia ha sido muy solidaria para incluir y recibir a los migrantes, pero todo esto debe ir acompañado de estar consientes de cuánto vale tenerlos con una buena calidad de vida y bienestar. Esa medición arroja un gasto adicional de entre 0,2% y 0,4% del PIB”, comentó.
Específicamente, el informe proyectó que, en un escenario de migración central y sin grandes cambios, solamente los gastos en salud y educación serán de $1,8 billones para este año; $2,04 billones en 2021 y $2,2 billones para 2022. Los dos ámbitos constarían entre 829.526 y 914.552 afiliados al régimen subsidiado de salud y 297.138 a 285.372 estudiantes en la educación pública.
“Cuando hay migración, hay un choque de oferta en el mercado laboral informal, pero a su vez un choque de demanda por el consumo de bienes y, dependiendo de cómo se comporta ese consumo, podría atenuarse un poco la reducción de salarios”, añadió la experta.
Finalmente, reseñó que el desempleo formal nacional no ve grandes afectaciones, pero sí la inactividad y motivación de buscar empleo por parte de los colombianos ante la competencia y mano de obra barata.
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