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En 2017, cada colombiano consumió 18,1 kilos de carne de res.
Desde 2007 se trazaron los requisitos técnicos para los centros de beneficio animal y en 2016 se comenzó con el cierre de los mataderos legales, tarea que quedó en manos del Invima. Hoy en día, el balance de estos cierres ha sido más que marcado para el sector.
El Invima reportó que en lo corrido de la vigencia del Decreto 1.500 del Ministerio de Agricultura, se ha reducido el número de mataderos, plantas de desposte y desprese, de 1.627 en 2008, hasta 524 al cerrar 2017. Esto quiere decir que hoy solo existe 32% de los mataderos de hace 10 años.
Para Javier Guzmán, director del Invima, “el hecho de que hoy tengamos la tercera parte de los centros que teníamos, se debe a que tenemos menos, pero mejores plantas de procesamiento”. Con el número actual de mataderos, se estaría llegando a la cantidad esperada por las autoridades, gracias a los correctivos que se han tomado.
En total, desde agosto de 2016 se han hecho 174 cierres a mataderos que no cumplen con las exigencias del Decreto, entre las que se cuentan, que haya un volumen de sacrificio mínimo y una capacidad de talento humano, además de condiciones de infraestructura y gestión de calidad.
Guzmán explicó que “las plantas que hemos cerrado son mataderos que no estaban en los planes de racionalización y que según las gobernaciones no tenía por qué funcionar”, por lo que es competencia de las entidades territoriales decidir el número de mataderos y sus características.
A pesar del ajuste, el consumo de carne por parte de los colombianos no se ha visto afectado. De acuerdo con cálculos de Fedegán, en 2017 cada colombiano se comió, en promedio, 18,1 kilos de carne de res, el segundo consumo más alto. Lo que más comen los colombianos es pollo, con un promedio de 32,8 kilos, mientras que cerdo (9,4 kilos) y pescado son los más bajos.
Para algunos ganaderos, el cumplimiento del Decreto va en pro de las condiciones sanitarias, pero afecta el suministro en algunas zonas del país. Jorge Eliécer Camargo, director de la Escuela de Ganadería Canaima n El Meta, expresó que “la zona de influencia de los mataderos que quedan es muy distante”, hecho que puede afectar el comportamiento del sector.
Al revisar la evolución del sacrificio de ganado, según las cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), el sacrificio de ganado vacuno el año pasado cayó 6,6%, con un total de 3,3 millones de cabezas. El ganado porcino redujo en 1,7% su sacrificio, mientras que el sacrificio de ganado bufalino durante el año 2017 creció 12,6%. Camargo cree que “se debe ser más selectivo en los cierres y dar más incentivos”.
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