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Pocos congresistas llevan más de 20 años legislando, y solo uno ha estado presente en la discusión de más de una decena de reformas que designan los impuestos del país
Entre el maremágnum de expertos tributarios que hay en Colombia, solamente un contador podría ser el zar. En un país donde cada par de años se discuten nuevas reformas tributarias, y tiene un estatuto con más de 800 páginas, el representante a la Cámara, Óscar Darío Pérez, ha sido el único que ha estado casi dos décadas tratando de desenredarlo.
La tarea ha sido titánica, pues en lo que va de siglo XXI han pasado cinco presidentes por la Casa de Nariño, que han puesto en marcha 15 reformas tributarias, de hecho, la 16 está en discusión. De esas 15, el representante a la Cámara por el departamento de Antioquia ha debatido 11, tantas que ni él tiene el número claro.
“Yo siempre criticaba la complejidad del sistema, sin saber que algún día iba a agregarle más dificultades al mismo. Desafortunadamente hoy el estatuto tributario es más confuso”, declaró Pérez, quien es congresista con curul del partido Centro Democrático.
Pérez arrancó su carrera en el mundo tributario haciendo un tecnológico en costos y auditoría en el Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid. Esto le permitió comenzar su vida laboral, y avanzar en su carrera como contador público.
“Soy un orgulloso pagador de Icetex. Pude haber estudiado economía en la Universidad de Antioquia, presenté el examen y pasé, pero escogí el Politécnico porque salía más rápido. El primer semestre se pagó con mucho esfuerzo, mi hermana me ayudaba trabajando en un almacén. Mi primer sueldo fue $3.900, por allá en 1974. La primera matrícula costó entre $3.000 y $4.000. Ya el segundo semestre lo pagué con el Icetex”.
Luego estudió contaduría pública en la Universidad de Medellín, y empezó su vida en el mundo tributario. Primero estuvo en el sector privado, y por mencionar algunos de sus cargos, fue revisor fiscal de Provica, gerente del Ingenio Vegachi, gerente de Seguros Universal, entre otros, hasta que en 1986 entró a la vida pública, en el Concejo de Medellín.
Cobijado por el conservador Luis Alfredo Ramos, mantuvo su curul hasta 1990, donde hizo alianzas y amigos, como Juan Gómez Martínez y Álvaro Uribe Vélez. En el cabildo mostró sus dotes en el mundo tributario, lo que llamó la atención de Gómez, que en 1992 fue electo gobernador de Antioquia, y terminó nombrando a Óscar Darío Pérez como gerente del Instituto para el Desarrollo (Idea) por un año, posteriormente lo hizo su secretario de Hacienda.
Gómez fue nombrado ministro de Transporte por Ernesto Samper, y en 1995 Álvaro Uribe llegó a la gobernación de Antioquia, permitiéndole a Pérez volver a la gerencia del Idea.
En 1998, el Partido Conservador le ofreció el respaldo para aspirar a la Gobernación, pero Pérez decidió postularse al Congreso, y se lanzó a la Cámara de Representantes. Ese sería el primero de los cinco periodos que lleva en esa corporación.
Luego, en 2002, pasó al Movimiento Alas Equipo Colombia, con el que llegó al Senado. En 2010 se devolvió al conservadurismo, y en el transfuguismo se quemó. Durante ese periodo reforzó sus relaciones con el uribismo y ayudó en la creación del Centro Democrático, casa que le ha dado curul desde 2014, hasta la actualidad.
“Tuve un espacio en el que no estuve, que fue entre 2010 y 2014. El resto he estado, a veces como representante a la Cámara y en otras como senador. Me tocó compartir con Víctor Renan Barco, Luis Guillermo Vélez Trujillo, Aurelio Iragorri, Gabriel Zapata, y muchos otros colegas en las comisiones económicas” señaló el congresista oriundo de Támesis, Antioquia.
Una característica de Pérez es su capacidad para establecer puentes, incluso con quienes no comparten su ideología.
Esto no solo lo destacan sus compañeros de partido, también lo hacen sus colegas opositores, a pesar de que ellos tengan prohibido dar un comentario sobre este tema.
“Hay como esa afinidad a pesar de la diferencia política, lo sentía con Petro, cuando era senador, porque yo fui senador y representante con Petro casi 16 años. Nos respetábamos en las comisiones, a pesar que pensamos distinto”, declaró.
Pérez ha criticado duramente el aumento de tarifas y la creación de nuevos impuestos que afectan a la clase media y a las empresas, siendo ese uno de los puntos que más ha reprochado de la segunda reforma tributaria del presidente Petro.
Pérez dijo que la reforma en la que vio más consenso fue la que radicó José Manuel Restrepo Abondano, y señaló que la mejor tributaria es la que “pone a crecer la economía”.
“Tenemos la costumbre de pensar que cuando se habla de empresas se habla de ricos, y las compañías no son ni ricas ni pobres; son generadoras de empleo y de riqueza. Hay que incentivar la creación de empresas y la inversión, que es la que genera crecimiento económico”, dijo el congresista.
De hecho, sobre la “ley de financiamiento” que el Gobierno presentó, Pérez dijo que es positivo pensar en una flexibilización de la Regla Fiscal, el problema es que eso implicaría más gasto público, y estaría sujeto a la aprobación del Comité de la Regla Fiscal.
No comparte modificaciones tributarias como el impuesto al patrimonio, además es crítico de las modificaciones al gravamen de renta y el del denominado impuesto al carbono, ya que impactaría en la canasta básica.
“Yo no siento ambiente en el Congreso para esa reforma tributaria. Los gobiernos deben tener una enorme disciplina fiscal, que hagan más inversión, que renuncien a tanto gasto de funcionamiento infértil como las nóminas espejo, la creación de embajadas innecesarias. La gente cree que a mayores impuestos, mayores recaudos, y muchas veces es lo contrario”, esto último es el sustento de la curva de Laffer, la cual indica que hay una relación entre los tipos impositivos y los ingresos fiscales, y señala que hay un punto donde a pesar que aumenten los gravámenes, no se incrementa el recaudo.
Lo curioso es que dentro de todas las reformas tributarias y financieras, incluso entre los miles de debates que ha hecho para aprobar o negar cualquier iniciativa, la que más le emociona es la Ley 546, conocida como la “Ley de Vivienda”, que dio paso al programa Mi Casa Ya.
“Todo el mundo me conoce por los planes de desarrollo, temas económicos, y demás, pero pocos me recuerdan por la vivienda. He liderado la financiación de la vivienda y el subsidio a la tasa de interés para los que compran inmuebles, porque algo que está en la cultura antioqueña es que buscamos que todo el mundo tenga una casa propia”.
A sus 72 años, el congresista está lejos de retirarse de la política, ya piensa en las elecciones parlamentarias de 2025, que sería su último periodo en el Congreso, pero eso no quiere decir que sea el fin de su trayectoria profesional.
Probablemente tendrá más espacio para compartir con su esposa y sus dos hijas, la abogada vive en Colombia y la actriz está haciendo su carrera en Los Ángeles. O de pronto tendrá espacio para hacer su declaración de renta, algo que hoy en día no puede hacer, a pesar de ser contador, por lo que tiene un asesor de confianza que le ayuda con esa labor. Pero no se ve quieto, reposando en su tierra natal.
Tal vez siga en la política, dijo que no descarta poder lanzarse a un concejo municipal, aunque no descarta volver a la academia, una de las labores que desempeñó por años y que disfrutó, pero entre sus ambiciones está volver al sector privado, o ser miembro de alguna junta directiva.
“Si el gobernante de turno ha de pensar en mí, sería como una bendición, pero me gustaría verme en una junta como la del Comité Autónomo de la Regla Fiscal, Isagen, Findeter o cualquier empresa grande de esas”.
Pero tal vez su más grande ambición sería ser codirector del Banco de la República, algo que reconoce, no depende de él, pero que en caso de cumplirlo marcaría otro gran hito, ya que sería el único contador que llega a la mesa principal del Emisor, y le daría pondría fin a su carrera como “el zar de las reformas tributarias”.
Uno de los puntos que más le preocupa al representante es la crisis energética, ya que le recuerda la época del apagón de los años 90. En ese entonces era miembro de la Junta Directiva de Empresas Públicas de Medellín, EPM, es por eso que señala que el país debe seguir protegiendo las hidroeléctricas.
“De las labores más importantes que tuve fue haber enfrentado el apagón. Siendo yo miembro de la Junta Directiva de EPM, Antioquia proveyó la energía hasta que casi sus turbinas no se alimentaban de agua sino de lodo”, recordó Pérez.
El pasado 15 de noviembre fue entregado el concepto favorable por parte del IDU. La ANI debe radicar el proyecto a la Anla
La medida aplicará tanto a quienes tienen deudas como a aquellos que cuentan con una facilidad de pago y no han cumplido
Miguel Silva explicó que este proyecto es de competencia del Gobierno Nacional y que la ANI tiene la responsabilidad principal sobre su ejecución