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Diferentes costos de productos y servicios pasan al olvido por cuenta de la inflación. En la mente queda del consumidor queda el pasaje de bus a $2.000 o el pan de $300
Atrás quedaron los años en los que un billete de $2.000 le alcanzaba para escoger y comprar varios productos para mecatear. El efecto de la inflación, que golpea todos los años, se ha encargado de enviar las cifras de una lista de productos y servicios al olvido. Así, se podrá dar cuenta de que ya no existe el pan de $300, ni el huevo de $500.
El aumento de los precios se siente en todos los hogares y bolsillos, aunque en unos años más que en otros. Por ejemplo, Colombia tuvo un periodo, entre 2010 y 2019, en el que la inflación crecía, en promedio, 4% cada año. Luego llegó la pandemia y, mientras que en 2020 el Índice de Precios al Consumidor fue solo de 1,61%, en los dos años siguientes, 2021 y 2022, los hogares vivieron un incremento acelerado de los precios y solo hasta 2023, en marzo, la inflación llegó a su pico y comenzó a ceder.
Es la inflación, entonces, la que impacta los precios de los productos en el tiempo y los convierte en recuerdo para los consumidores. Usted podrá rememorar, por ejemplo, no hace mucho, cuando iba a una panadería y pedía $1.000 de pan, y podía conseguir la unidad, incluso, a $300. Cuando podía incluir $200 de cilantro en su lista para la tienda; huevos de $500 la unidad y leche de $3.000 el litro.
También, en la memoria, quedan esos días en que pagaba pasajes de bus que rondaban los $2.000 y ‘corrientazos’ de $6.000 a la hora del almuerzo en la oficina.
Analistas consultados por LR explicaron las razones que condenaron los precios al pasado en el curso de los últimos cinco años.
Entre los recuerdos de Andrés Langebaek, director de Estudios Económicos del Grupo Bolívar, están los panes de $1, cuando era niño y se usaban todavía denominaciones de centavos para comprar.
“El punto más importante es que, después de la Constitución de 1991, hay en Colombia un Banco Central independiente (antes no lo había), con lo cual los niveles de inflación habían bajado mucho. La sorpresa es haber vuelto a ver inflación de dos dígitos”, señaló Langebaek.
En una década, entre 1993 y el cierre de 2002, la inflación en el país se contuvo desde 22,6% hasta 6,99%, según datos del Banco de la República. Sin embargo, el año pasado, este indicador fue de 13,12% y las proyecciones apuntan a 10% al cierre de este año. Según el experto, el origen de este rebrote inflacionario, que se dio en la mayor parte de economías del mundo, con excepción de China y otros pocos países, tiene su origen en el covid-19.
“Para enfrentar la pandemia, muchos bancos centrales bajaron sus tasas de interés para reactivar la demanda. Pero las vacunas y la recuperación de la movilidad se dieron muy rápido, con lo cual la demanda fue muy vigorosa en 2021 y 2022. A eso se sumaron los problemas de abastecimiento, porque durante la pandemia se quebraron algunas empresas y otras solo trabajaban a media marcha. Entonces se observaron problemas de oferta”, explicó.
En cuanto a lo ocurrido en el país, Langebaek señala las consecuencias de que durante 2021 y 2022 no se hayan ajustado los precios de los combustibles. “Además, tenemos mecanismos de indexación muy extendidos, salario mínimo, precios de los arrendamientos, matrículas en colegios públicos y privados, servicios públicos. Todo eso se reajusta con la inflación pasada. Bajar la inflación es, por tanto, más difícil en Colombia que en otros países”, concluyó.
Para el analista económico Juan Camilo Pardo, la explicación para los precios referentes que han desaparecido viene desde los encadenamientos productivos. “La industria, por ejemplo, demanda insumos del sector agrícola en el caso de los alimentos. Y es que en realidad los alimentos son los que vienen impulsando esta tendencia casi durante los dos últimos años, desde que se generó el choque inflacionario en las cadenas de abastecimiento a nivel global”.
La guerra entre Rusia y Ucrania, el desbalance entre la oferta y la demanda de alimentos a partir de la pandemia y su reflejo en la comercialización, con aumento de costos, están en el panorama internacional en el que explica el fenómeno.
“A mayores precios de la urea, del maíz, del trigo y de la soya, que son los principales insumos para la producción local de alimentos, y también unas condiciones climáticas desfavorables, ya que en 2021 y 2022 hubo una época donde el fenómeno de La Niña afectó bastante la productividad de los cultivos por un exceso de lluvias, llevó a una inflación de alimentos que alcanzó su máximo, cercano a 28% en diciembre del año pasado”, señaló.
En el mismo sentido, Sergio Olarte, economista principal de Scotiabank Colpatria, explicó que, tras la pandemia, en Colombia se presentó un exceso de demanda de bienes y servicios que ayudó a fortalecer el aumento de precios, “si bien ahora los precios están creciendo menos, hay muchos precios que se mantienen altos”, señaló. Básicamente, subieron para no bajar.
En la lista de compras de César Eduardo Tamayo, decano de la Escuela de Finanzas, Economía y Gobierno de la Universidad Eafit, hubo panes de $100 y refrescos a $1.000. “Es normal en Colombia que los precios hayan subido con el tiempo y que esos números redondos y esos referentes vayan desapareciendo. Quizá algún día tengamos pasajes de bus a $5.000 y ese sea un nuevo referente”, señala.
“Pero más allá de eso, en algunos productos más establecidos y donde la tecnología no ha logrado mucho, los precios efectivamente han subido de forma sostenida. Esto se observa sobre todo en los no transables, o en aquellos donde hay poco espacio para la innovación, para la mayor productividad. El transporte, por ejemplo, enfrenta precios de combustibles al alza. Y la cadena de la carne no ha sufrido grandes transformaciones en Colombia por décadas”, advirtió.
En la última medición de la inflación entregada por el Dane, la papa y aguacate impulsaron el rubro de alimentos. En cuanto a los productos de este tipo, está principalmente las papas, que aumentaron su cosecha y llegaron a una variación anual de 28,61%. En las frutas frescas la variación fue de 20,97% impulsada por el aguacate, porque terminaron las cosechas. En la cebolla la variación anual sí va en descenso, y el acumulado quedó en 12,31%.
Lo cierto es que los precios no volverán, y pasarán a ser un recuerdo más de los consumidores.
Los precios de los alimentos son los que han jalonado la inflación en los últimos años, como parte de un fenómeno de alcance mundial. Diversos analistas advierten que la pandemia provocó el deterioro de los canales de distribución globales, además de un desequilibrio entre la oferta y la demanda. Con la escasez de insumos para la producción agrícola, agravada por la guerra entre Rusia y Ucrania, el alza en los precios se trasladó a los establecimientos comerciales y a los consumidores finales como parte de una cadena.
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