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Renzo Merino, vicepresidente y analista senior de Moody’s para Colombia, analizó la decisión sobre la calificación soberana
Llegó la decisión esperada. El jueves, la calificadora de riesgo estadounidense Moody’s reafirmó la calificación soberana en Baa2 de Colombia, con lo cual se mantiene el grado de inversión, pero modificó su perspectiva a largo plazo a negativa.
De esta forma, Moody’s se convierte en la única firma que mantiene el grado de inversión para el país, mientras S&P y Fitch Ratings rebajaron hasta el rango de BB+.
Renzo Merino, vicepresidente y analista senior para Colombia de la compañía aseguró que el sistema de contrapesos y la independencia institucional en la economía es vital en el análisis general, pero reconoció que el escenario macroeconómico se vuelve adverso por las perspectivas de crecimiento y una tasa de interés más alta.
La decisión refleja la visión de Moody’s respecto a los fundamentos crediticios de Colombia y en particular resalta el rol de las instituciones en el país, primero la consideración de su independencia y los contrapesos institucionales y cómo estos han contribuido. Aún cuando hay ciertos cambios en políticas bajo el Gobierno actual, pero no vemos que haya un cambio radical o estructural en el modelo económico.
Creemos que el ajuste que se anunció del gasto en el marco fiscal demuestra nuevamente la voluntad del Gobierno de seguir cumpliendo con las metas establecidas de la regla fiscal.
El contexto macroeconómico se ha vuelto más adverso y eso lo vemos reflejado en la perspectiva de la calificación, porque creemos que con un crecimiento más bajo, sobre todo por temas de inversión y una tasa de interés más alta por temas de percepción de riesgo de los inversionistas, se aumenta la probabilidad de que sea más difícil el cumplimiento de las metas de la regla fiscal en el mediano plazo y también aumenta la probabilidad de que las métricas del Gobierno Nacional puedan deteriorarse en los próximos años por venir.
Por lo que entendemos, es parte de un ajuste que se ha hecho para todo el año, que en términos netos es un ajuste del gasto de más o menos $45,6 billones. Hay que asegurarse que ese gasto realmente se vea reducido y que sea suficiente para compensar por los menores ingresos que se esperan. Al menos en este momento sí creemos que apoyaría a la tarea del Gobierno Nacional de cumplir con la meta de la regla fiscal para este año.
Es un punto neutro. Este cálculo que se va a hacer en adelante para el déficit estructural primario neto está contenido dentro de la regla fiscal, ya estaba ahí y, al adelantarlo un año, realmente lo que permite sería un déficit que es ligeramente más amplio de lo que hubiese sido si se hubiera mantenido la meta anterior.En ese sentido, simplemente por el cambio, no vemos que es algo que nos preocupe, que nos indique que va a haber un debilitamiento.
Al permitir un déficit que es ligeramente más amplio conlleva a que el rango que se presentó en el Marco Fiscal para el próximo año va a estar nuevamente al límite de la regla fiscal, e inclusive, va a estar todavía por encima de 5% del PIB. Eso va a limitar mucho el espacio que pueda haber si llega a existir un nuevo choque.
Inicialmente esperábamos un dato cercano a 1%, pero dados los datos de la actividad del primer trimestre y en abril, ahora creemos que el crecimiento podría estar alrededor o por encima de 1,5%, el pronóstico actual es 1,7%.
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