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La inflación y el mayor consumo estarían impulsando la decisión del Emisor para escalar de nuevo 150 puntos básicos la tasa repo
El Banco de la República ha venido en una senda de incrementos en su tasa de intervención. Después de reducir a 1,75% su tipo en la pandemia, para promover el consumo, desde agosto, la Junta Directiva del Emisor ha optado por alzas graduales.
Las razones para este comportamiento ha sido un incremento de la inflación. En la medida en que el mandato constitucional del banco central es mantener bajo control el valor de la moneda o mantener la inflación en cierto rango, ha tomado medidas de política monetaria.
Por cuenta de estos incrementos, en lo corrido del año, la tasa ha pasado de 2% a 7,5% en el primer semestre. Sin embargo, la inflación ha continuado alta y algunos analistas consideran que eso se debe a que el alto costo de vida se está dando por factores de oferta que no se ven afectados por el incremento del tipo de intervención.
Pese a esto, en la reunión de la Junta Directiva de julio, los expertos consideran que el incremento será de 150 puntos básicos, con lo que alcanzará 9%. Juan David Ballén, director de Análisis y Estrategia de Casa de Bolsa, considera que este incremento tendrá otros factores impulsando el alza, además del Índice de Precios al Consumidor (IPC). Dentro de los puntos que señala hay un ampliación del déficit de cuenta corriente por el alto precio del dólar y las alzas que han dado otros bancos centrales como la Fed.
De llegar a 9% la tasa de intervención, sería la primera vez desde marzo de 2009 que el país tiene en este valor esta medida de política monetaria.
Juan Pablo Espinosa, director de Investigaciones Económicas de Bancolombia, asegura que este sería uno de los últimos movimientos del Emisor en el ciclo de normalización monetaria. De hecho, hasta cierre de este año, la entidad espera que se mantenga este nivel en la tasa. El analista destaca que, además de la inflación total, la básica (sin alimentos ni regulados) también se encuentra en niveles muy altos. Esto quiere decir que la tasa sí podría impactar esos factores de consumo.
Por su parte, José Ignacio López, director de Estudios Económicos de Corficolombiana, apunta que por estos altos niveles en el IPC, y en vista de que en los próximos meses se espera que se mantenga en niveles superiores, la tasa aún estaría en terreno expansionista.
Esto quiere decir que el consumo aún tendría factores de incentivo al consumo privado. Ballén afirma que por eso un incremento a la tasa también tendría otro efecto: evitar un sobrecalentamiento de la economía. Es decir, que crezca el consumo por encima de la misma capacidad productiva del país. Esto significaría mayores importaciones y por ende un déficit en cuenta corriente mayor al visto.
La transmisión de estas tasas se estiman entre seis y 12 meses, explica Ballén. Eso quiere decir que, en ese lapso, los tipos del Emisor se empezarán a reflejar en las tasas de interés de los bancos, por lo que el consumo de los hogares tendería a reducirse.
Inflación anual a diciembre también estaría sobre 9% según proyecciones
En la más reciente Encuesta de Expectativas Económicas del Banco de la República, la mediana de pronóstico para el costo de vida a cierre de año se ubica sobre 9,22%. Es decir, un nivel similar al visto hasta junio. Esta alta cifra también estará reflejada en la inflación básica (sin alimentos ni regulados) que los expertos esperan que sea de 7,58% en diciembre. Adicionalmente, a cierre de 2023 este índice también estaría fuera del objetivo del Emisor, dado que el mercado espera que en ese momento el IPC se ubique en 5,1%.
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