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Así será tu puesto de trabajo en la era de las Google Glass

martes, 3 de junio de 2014
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Imaginemos el día en que las wearable technologies (o tecnologías de vestir) integren nuestra vida cotidiana, igual que hoy lo hacen los móviles, los ordenadores portátiles o las tabletas. Esto se producirá en un plazo no superior a cinco años, según los analistas. Incluso antes, dada la creciente velocidad con la que evoluciona el uso de las nuevas tecnologías –hace cinco años, Facebook acababa de cruzar el Atlántico y el iPad no existía–. En Reino Unido, el 21% de la población activa ya tiene algún tipo de dispositivo de vestir, según Vision Critical.

Un reciente estudio de la compañía de software Rackspace, elaborado a partir de una investigación de dos años, concluye que las Google Glass, los relojes inteligentes (o smartwatches), las pulseras deportivas o las próximas prendas conectadas podrían traer cuantiosas ventajas a las empresas, principalmente en lo que respecta a la productividad y la satisfacción de sus trabajadores.

Según el profesor Chris Brauer, del Instituto de Estudios de Gestión de la Universidad de Londres, la productividad de los empleados que usan sensores de actividad y movimiento es un 8,5% superior, y su satisfacción laboral, un 3,5% mayor.

Posibles usos
En febrero, Financial Times publicó un artículo titulado El empleado digitalizado: ¿puede la tecnología de vestir crear una fuerza laboral más sana y productiva? El diario proponía el uso de estas herramientas –algunas de las cuales incorporan sensores del ritmo cardiaco, la respiración o el movimiento– para la mejora de la salud de los trabajadores. En teoría, esto reduciría el número de bajas laborales y mejoraría el rendimiento de los empleados. Además, permitiría a las empresas racionalizar sus costes en seguros médicos, una modalidad de pago en especie muy común en EE.UU.

Estos dispositivos podrían jugar un papel relevante en la mejora de la productividad
No se trata sólo de salud. Para determinados puestos de trabajo no tecnológicos o creativos, como la asistencia en carretera, peones de construcción, técnicos de instalaciones eléctricas o personal sanitario de urgencias, este tipo de dispositivos podrían ayudarles a actuar más rápidamente o de manera más efectiva.

Ciertas industrias manufactureras, asimismo, pueden sacar partido de unos dispositivos que permiten el uso de las dos manos.

En España existe ya un inspirador caso de uso de las Google Glass en un quirófano, con un fin educativo. El pasado junio, el doctor Pedro Guillén, fundador de la clínica Cemtro de Madrid, empleó las Google Glass para retransmitir en directo una intervención quirúrgica ante un grupo de médicos e investigadores de la Universidad de Stanford. Tres meses después, repitieron la experiencia ante más de 300 universidades y hospitales todo del mundo. "El próximo paso será poder pedir ayuda a otros cirujanos desde el mismo quirófano, en caso de una emergencia. Con las Google Glass, otros pueden ver lo que estás haciendo y orientarte. Estos dispositivos pueden ayudar a salvar vidas", expuso Isabel Guillén, hija del doctor Guillén y miembro de su equipo, en una reciente conferencia.

¿Nos van a espiar?
Ahora bien, todo avance tecnológico implica riesgos. Porque la tecnología no es buena o mala en sí misma, todo depende del uso que se haga de ella.

La principal preocupación estriba en torno a la privacidad de los usuarios. Un mayor número de dispositivos conlleva compartir más datos personales. "Los directivos deben entender que las nuevas tecnologías pueden ayudar a que sus equipos sean más productivos. Eso significa hacer las cosas mejor, no necesariamente hacer más cosas. La tecnología no tiene por qué convertirse en un arma para espiar o explotar a los trabajadores", opina Enrique Gonzalo, cofundador de Hightrack, una app de productividad personal.

A corto plazo, estos 'gadgets' se emplearán para mejorar la salud de los trabajadores
Pese a todo, sectores como el financiero –que trata información especialmente sensible– se muestran reticentes a la incorporación de estos gadgets, tanto por motivos de privacidad y seguridad, como por la inversión necesaria en infraestructura tecnológica. Rackspace discrepa: "Muchos empleados están ya familiarizados con herramientas de monitorización, pues ya las tienen en sus smartphones. Las compañías serán probablemente transparentes en cuanto al tipo de información que recogerán y cómo la usarán", opina su director de tecnología, Nigel Beighton. La ciencia-ficción ya está aquí Sensores de reconocimiento gestual como los de Minority Report, coches voladores como los de Blade Runner o gafas de realidad aumentada como las de Robocop. La tecnología que los hará posibles ya está disponible aunque, como en el caso de los coches voladores, no se venda comercialmente.

Cada innovación debe encontrar su hueco en el mercado. En el caso de las Google Glass, a la venta desde el mes pasado, no está claro cuál sería su utilidad para el gran público. Mayor potencial parecen tener en ámbitos profesionales como la telemedicina, la cirugía, la decoración, el ocio, el márketing o la educación. En cuanto a los smartwatches, su principal barrera radica en que no son autónomos, sino que dependen de un smartphone. Las pulseras inteligentes, por su parte, se han posicionado por ahora en los campos de la salud y el deporte.

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