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El colegio, que cumple siete décadas, luego de una evaluación, tomó la decisión de incluir alumnos del género masculino a partir del año próximo
Después de siete décadas de formar mujeres, el Marymount School de Medellín, uno de los colegios más tradicionales y prestigiosos de esta ciudad decidió que, en 2024 empezará a educar niños.
Este proceso comenzará en agosto del año próximo cuando ingresen al plantel 74 niños al nivel Maternal (Nursery) para así comenzar con un cambio progresivo en formación docente, adaptaciones de planta física y sensibilizaciones a toda la comunidad educativa.
Para Catalina Guzmán Urrea, rectora de la institución, ya es hora de que el colegio Marymount le regale a la ciudad hombres y mujeres formados para que no solamente sean unas muy buenas personas con ellos mismos sino con toda la sociedad.
El Marymount School de Medellín fue fundado en 1953 por las religiosas de la Comunidad del Sagrado Corazón de María. Es uno de los dos únicos colegios en Antioquia y uno de los 15 del país en obtener la calificación AAA++ en el último ranking Col-Sapiens.
La rectora Guzmán aseguró que este nuevo paso lleva más de cinco años de preparación y evaluación, con un trabajo de investigación preciso y consensuado por diferentes partes de la comunidad.
¿Cómo se tomó la decisión?
Venimos desde 2018 con un trabajo muy riguroso, desde la Junta Directiva, escuchando las necesidades de los papás del colegio, que coloquialmente o informalmente siempre nos decían, ¿mi hija está en el colegio, en dónde puedo meter a mi hijo con una formación similar?
Nosotros al principio veíamos eso como un halago, pero realmente empezamos a ver que se incrementaba más ese pedido y revisamos esas tendencias en educación mundial y cómo se estaban generando también los cambios sociales y de familia en Medellín, que es la sociedad a la que estamos impactando en este momento.
¿Cómo participaron sus aliados en el proceso?
Tras la pandemia retomamos todo el proceso ya con niñas, con familias otra vez, con nuestros aliados estratégicos que, además, son empresas, son compañías, son instituciones, son universidades, son guarderías preescolares que están trabajando con nosotros al unísono y que reciben al final de la etapa escolar estas niñas.
Entonces esa información para nosotros era importante y al interior del colegio comenzamos, también en el 2018, toda una transformación, un entrenamiento en metodologías activas, en cómo llevamos al colegio a más, a esa comunidad de aprendizaje siglo XXI, qué tipo de ser humano tenemos que formar para esta sociedad de ahora.
¿Cómo fue la preparación antes de explicarlo con la comunidad estudiantil?
Cuando nosotros empezamos a hacer todo ese trabajo de transformación pedagógica hicimos un entrenamiento para el 100% de los maestros y de todo el equipo directivo.
Hicimos un primer arranque que fue el primer pilar que era el pedagógico, el más importante, donde cada maestro ya comprende y tiene las herramientas para desarrollar estos encuentros de aprendizaje, donde cada ser humano es distinto, donde cada niña aprende diferente y donde ese estudiante es el centro del aprendizaje.
¿Cómo se hará esa transformación?
Hay algo importante y es que el colegio no está pensando en crecer su número de estudiantes, que es 75 por generación, sino seguir con los mismos. Esto nos da la posibilidad de estar en esta sede, pero ir adecuándola de acuerdo a las necesidades que se van presentando, no solamente por ser un colegio mixto; sino por todo lo que nos trae la educación del siglo XXI.
¿Cómo fue la respuesta de los padres de familia?
Ha sido completamente positiva. Padres de familia, estudiantes y exalumnas coincidieron en un comentario que ha sido el común denominador: ‘ya era hora de hacerlo’. Eso nos alegra. Podemos ver la aceptación en el número de solicitudes que hemos tenido para niños y para niñas de familias que se fueron del colegio porque en su momento tuvieron un niño hombre y querían tener a sus dos hijos en el mismo colegio.
¿Qué significa para usted esta decisión histórica? ¿En algún momento previo pensó que se llegaría a ese avance?
Me siento plenamente feliz porque creo que la ciudad se merece tener estos espacios, este colegio para recibir aquí a las familias que confían en la formación Marymount y lo más importante es la forma como con esa formación vamos a tener unos seres humanos que van a trabajar muy positivamente por la sociedad.
Creo que desde lo personal es un logro en mi historia de vida y es darme la posibilidad de primero liderar este proceso de transformación de un colegio que tradicionalmente ha sido femenino, pero también es poder recibir a las familias y entregar a la sociedad buenos seres humanos. Para mí ya eso es una felicidad totalmente plena.
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