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Según las cifras del Ministerio de Justicia, en los últimos siete años se expidieron 2.518 licencias para generar productos con dicho cultivo
Las empresas del cannabis en Colombia están viviendo un crítico momento, a tal punto, de proyectar que en 2024 podría acabarse la industria nacional. Según la Asociación Colombiana de Industrias de Cannabis, Asocolcanna, de las casi 2.300 compañías registradas en el sector, solo 18 realizaron operaciones en 2023.
De acuerdo con Camilo de Guzmán, presidente de la Junta Directiva de Asocolcanna, en el país hay 1.000 empresas con licencia, de las cuáles solo 40 pueden exportar.De ese número, 22 envían productos con fines científicos, y solo 18 realizan operaciones comerciales hacia el extranjero.
“La industria de cannabis en Colombia está en riesgo de desaparecer, atraviesa un proceso de desindustrialización acelerado, y de cierre de operaciones. Estamos viendo un nivel de actividad muy bajo. En 2023, de 9.977 hectáreas que hay licenciadas para el cultivo de cannabis psicoactivo, solo hubo actividad en 14,6 hectáreas”, explicó de Guzmán.
Los datos oficiales sobre los avales del cannabis los compila el Ministerio de Justicia, el cual reveló que, entre 2017 y 2023, las cifras más recientes, se han otorgado 2.518 licencias, siendo 2020 (927) el año con más permisos.
Desde 2020 viene cayendo el número de licencias a un ritmo acelerado; de hecho, al cierre de 2023, solo se otorgaron 69.
En Colombia se otorgan cuatro tipos de licencias: para fabricación de derivados de cannabis, cultivo cannabis psicoactivo, cultivo de cannabis no psicoactivo y uso de semillas.
“Para el inicio de las operaciones propias de las licencias de cultivo de cannabis psicoactivo y de fabricación de derivados de cannabis en cualquiera de sus modalidades, es obligatorio solicitar previamente la asignación de un cupo ante el ministerio correspondiente”, explica el Ministerio de Salud.
De acuerdo con las cifras del Minjusticia, en los siete años compilados, en su mayoría se expiden licencias para cultivo de cannabis no psicoactivo, con 1.330 en total; seguida de los cultivos de cannabis psicoactivo, con 907. En el balance oficial no hay registro de los permisos para la fabricación de productos derivados.
Según de Guzmán, hay 635 empresas que tienen licencia para trabajar productos derivados. No obstante, teniendo en cuenta la caída en las exportaciones, el frenazo en la producción de hectáreas, y el cierre de operaciones, en 2024 se podría acabar la industria del cannabis en Colombia.
Aún así, según los datos del Dane, Colombia realizó exportaciones de cannabis que representaron US$10.778 millones en 2023.
“Si los cambios regulatorios que se necesitan no se materializan este año, diría que antes de acabar el primer semestre la industria del cannabis en Colombia va quedar sepultada”, dijo de Guzmán.
Un síntoma de que esta industria está en cuidados intensivos es que algunas empresas, que cotizaban en bolsa o que operaban en Colombia, ya anunciaron cierres, bien sea por que se retiraron del mercado o salieron de índices como el Nasdaq.
Por ejemplo, Khiron, que cotizaba en la bolsa de Toronto, cerró operaciones. Canopy también retiró sus actividades del país; Clever Leaves, una de las más importantes, con sede en Tocancipá, y que llegó a cotizar en Nasdaq, anunció su salida del mercado.
El expresidente ejecutivo de Asocolcanna, Miguel Samper Strouss, dijo que la caída de operaciones era mucho más alarmante, si se tiene en cuenta que 70% de las empresas del sector no reportaron ninguna actividad en 2023.
“A finales de 2023 ya estaba en cuidados intensivos. Gran parte de esa industria ya cerró operaciones. Con corte a agosto de 2023 se habían expedido 3.093 licencias para 1.210 empresas; de esas, solo 350 compañías reportaron algún grado de actividad, para no perder ese permiso”, explicó Samper.
Ambos expertos coinciden que Colombia perdió la oportunidad de explotar una industria que podría traer millones de dólares a las arcas del Estado, que genera empleos, y contribuye a la salud pública, además de ser una vía para acabar con parte del narcotráfico.
“El mercado de cannabis de uso adulto existe, lo que pasa es que las reglas de juego las ponen los narcos, y el Estado perdió la oportunidad de acabarles el negocio, y ponerle impuestos a estas sustancias, permitiendo una mejor regulación, y generando ingresos adicionales”, concluyó Samper.
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