Cierre temporal de la destilería de ILC alerta sobre la inviabilidad del negocio

Pocas decisiones alrededor de la Industria Licorera de Caldas (ILC), escapan de la polémica. Y la que tomó hace unos días el gerente de la firma, Bruno Seidel, no es la excepción.

Se la jugó con algo tan antiguo como sagrado en la licorera: el cierre temporal (por este año) de la planta de destilación, la única que en el país se dedica a destilar alcohol extra neutro. La decisión se tomó mientras una consultoría, ya contratada, determina a ciencia cierta si la planta tal y como opera es o no viable, desde lo ambiental y económico. Este estudio ha pisado callos y para dos de los tres sindicatos de la ILC, que rechazaron el cierre de la destilación, es empezar a abonar el camino para una privatización.

Seidel sustenta su decisión sobre dos vertientes básicas: el cumplimiento de las normas ambientales y las inversiones que se deben realizar para cumplir con la ley sumados a la rentabilidad del negocio a precios competitivos. Una tercera que sacó a flote el sindicato, es la garantía de las materias primas para responder por la calidad del producto.

“El tema ambiental y económico van a decir qué debemos hacer, continuar o no. Si es que hay que invertir $50.000 millones para cumplir la norma ambiental y eso da que el precio del litro de alcohol debe ser el doble de lo que se consigue en el mercado, entonces no es factible. Con ese estudio se tomarán decisiones”, agregó.

La planta en los últimos tres años se ha prendido, en promedio, 130 días anuales y allí laboran unas 49 personas. El año pasado la ILC le vendió a la Fábrica de Licores y Alcoholes de Antioquia (FLA) 2 millones de litros de alcohol a un costo marginal de $2.600; pero también la misma FLA compró por Bolivia puesto en Antioquia a $2.040. “Cómo se hace para ser competitivo trabajando sólo tres o cuatro meses al año, cuando hay una carga laboral de costos fijos grande”, argumentó Seidel.

El Gerente dijo que tiene una contravención -desde el 30 de agosto pasado- de la autoridad ambiental por incumplimiento (residuos de la destilación que van a la quebrada Manizales), lo que podría generar multas. Sin embargo, el presidente de Sintrabecólicas, señaló que la ILC tiene vigente el permiso de vertimiento de Corpocaldas hasta diciembre de este año. “El Gerente quiere mostrar una empresa inviable, pero los permisos están para que la destilería opere. Nos preocupa el cierre porque el alcohol y el agua garantizan la calidad de los productos”, dijo el presidente de Sintrabecólicas, Carlos Aníbal Loaiza. La presidenta de Sinaltralic subdirectiva Caldas, otro sindicato de la ILC, Nancy Noreña, señaló que si bien el permiso tiene vigencia, está condicionado a un plan de cumplimiento que consiste en realizar inversiones para el tratamiento de vinazas. “La empresa no tiene la tecnología que le permita presentar un plan de cumplimiento. El cierre temporal es una decisión responsable”, dijo.

ILC alista licitación para comprar alcohol
El cierre temporal del negocio de destilación, llevará a la Licorera de Caldas a salir a comprar alcohol para garantizar la producción de ron y aguardiente este año. La firma alista una licitación y según el gerente de la firma, Bruno Seidel, demandan de unos 5 millones de litros para este año. “Vamos a comprar alcohol para redestilar en la compañía y los vamos a añejar en la empresa en altura, en barriles de roble blanco como toda la vía se ha hecho, sin acelerantes. Entonces se están cumplimiento los elementos de calidad y por ese lado no hay preocupación”, señaló el directivo.

La opinión

Carlos Aníbal Loaiza
Presidente de Sintrabecólicas
“Nos preocupa el cierre de la planta de destilación, porque el agua y el alcohol son determinantes en la calidad de los productos”