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La Industria musical en diciembre.
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Los catálogos de estas disqueras tienen a los artistas más solicitados y las reproducciones en plataformas crecen hasta 30% en la temporada de diciembre
La industria disquera se ha encargado, desde hace casi un siglo, de encontrar talentos, grabar sus canciones y distribuirlas para alegrar la Navidad. Es un negocio que se ha enfrentado a diversos cambios a través del tiempo: desde el casete hasta las plataformas digitales.
Los formatos físicos viven ahora en las gavetas de coleccionistas, tabernas del recuerdo o en las repisas de los parientes más adultos. Al llegar diciembre, todo ese repertorio se desempolva y las voces de Lisandro Meza, Alfredo Gutiérrez, Pastor López y Rodolfo Aicardi le hacen sentir a los colombianos que la época más esperada ya llegó.
Hace años, los sellos musicales medían el éxito de sus lanzamientos con base en la cantidad de copias vendidas, hoy las cuentas se hacen al revisar la cantidad de visitas en sus canales.
Discos Fuentes y Codiscos tienen, quizás, el catálogo de artistas más grande del país y se dieron a la tarea de poner todo ese inventario en plataformas como YouTube, de tal manera que todas las familias pudieran acceder a él.
Andrés Ovalle, presidente de Codiscos, resaltó que las visitas al catálogo decembrino suben hasta 30% durante la temporada, impulsadas por ritmos autóctonos como la cumbia, el porro y el vallenato.
“Codiscos tiene la división de música para niños y ahí están todos los villancicos clásicos: Burrito Sabanero, El tamborilero, Los peces en el río, Antón Tiruriru, La nanita nana, Vamos pastores y etcétera”, resaltó.
También destacó el crecimiento de artistas como Gustavo “El Loco” Quintero, El Combo de las Estrellas, Aniceto Molina y Nelson Enriquez; todos hacen parte de los más solicitados por el público y se convirtieron en clásicos infaltables para darle alegría a las fiestas.
Esta casa disquera, que existe desde 1950, vio desfilar por sus estudios a otros grandes como el Grupo Niche, que grabó allí Cielo de Tambores, considerado el álbum más importante de la salsa colombiana. De él se desprendió un hit como Cali ají, una producción que enmarca la festividad que llega con la feria en la capital del Valle al cierre de cada año.
José Miguel Gómez, director de comunicaciones de Discos Fuentes, señaló que, en el caso de esta marca, son 50.000 las canciones que hacen parte del repertorio disponible para diciembre.
“A través de sus 90 años de existencia, Fuentes ha producido 50.000 canciones, lo que constituye el acervo musical y cultural de los colombianos. Álbumes como Los 14 Cañonazos, artistas como Los Corraleros de Majagual, Guillermo Buitrago, Joe Arroyo y The Latin Brothers, están en el corazón de nuestra gente y gran parte de esta música suena en todas las casas”, resaltó.
Añadió que en Fuentes se grabaron aquellas composiciones a las que popularmente se les conoce como “chucu chucu” y ahí tienen especial relevancia los 14 Cañonazos Bailables, que ya acumulan 63 volúmenes.
“Desde que se concibió el proyecto en 1961, se concibió como un producto que debía reunir los mayores éxitos lanzados en el año, independientemente de su género y del artista, en lo que sería el primer compilado en el país”, agregó.
“Codiscos nunca ha dejado de grabar, es una empresa totalmente viva. En este momento, tenemos más de 20 artistas en todos los géneros, salsa, vallenato y pop”.
Los 14 Cañonazos se entregaban para los días de octubre y, en gran parte, esa fue una de las razones por las que se adelanta la temporada decembrina en los hogares colombianos.
“Desde que salió fue un éxito comercial, esto gracias a varios aspectos: desde sus carátulas llamativas hasta por la selección musical, porque no había presa mala, eran temazos”, comentó Gómez.
Ese legado sigue muy vivo y sin él, las calles, las barriadas y las casas estarían incompletas en Navidad; se trata de una tradición que goza de relevo generacional y, según explicó Gómez, las métricas de Fuentes indican que “cada diciembre, por tradición, las visitas al catálogo crecen tres veces frente a un mes normal del año.Si en marzo una de estas canciones registra diez reproducciones, en diciembre son 30”.
Hace 30 años, las disqueras eran el eje central de una industria que encadenada músicos, ingenieros de sonido, proveedores de tecnología para grabar en estudio y operarios que manufacturaban los diferentes formatos en los que se condensaban álbumes completos.
Entrada la segunda década de los 2000, YouTube le dio un nuevo giro al negocio y ya no era necesario tener un CD, un vinilo o un casete para almacenar las canciones.
Internet permitió que se compartieran las producciones con todo el público y, si antes la piratería fue el mayor reto, con el auge de la red de redes hubo menos control sobre los derechos de autor y fue necesario encontrar la manera de monetizar aquel portafolio de voces y composiciones en las fonotecas de las disqueras.
El presidente de Codiscos indicó que la compañía “siempre ha sido muy innovadora y siempre se ha sabido adaptar a los cambios. Por ejemplo, en 2007, entró a YouTube y en 2008 ya estaba en Spotify. Nosotros desde etapas muy tempranas entramos al mundo digital”.
Tal como lo subrayó, ese salto les ha valido una posición muy fuerte en las plataformas digitales. Además, mencionó que “Codiscos nunca ha dejado de grabar, es una empresa totalmente viva. En este momento tenemos más de 20 artistas en todos los géneros, en salsa, en vallenato y en pop”.
Actualmente, en su cartelera, tienen a nuevos talentos como el cubano Fresto, quien ha ganado reconocimiento con una producción llamada ‘Me hace daño verte’. También tienen al grupo vallenato Los Diablitos, que ya hizo historia con las composiciones de Omar Geles, quien falleció este año, y es el autor de ‘Los caminos de la vida’.
“Firmamos a Wilfran Castillo como cantautor, que es uno de los mayores compositores de Colombia y lo estamos apoyando en su proyecto musical”, detalló Ovalle.
Los sellos musicales que siguen vigentes se sostienen gracias a sus catálogos y las producciones que ya están en el top of heart de los oyentes: “Esos clásicos que resuenan son la base. En el caso de Fuentes es así y su repertorio permite que hoy día la disquera pueda apostarle a nuevos artistas para que sean el repertorio del futuro”, dijo Gómez.
Desde su óptica, obtener rentabilidad en el corto plazo con los proyectos musicales es un reto cada vez más complejo y contrasta con el ayer: “Antes se lanzaba el producto de determinado artista, se vendían las copias y retornaba la inversión, actualmente el modelo hace que ese ciclo sea más extenso”.
“Hay que esperar entre cinco y seis años para ver los resultados económicos, por eso los catálogos son ese combustible que le dan músculo a la compañía para invertir en los nuevos proyectos que serán el repertorio del mañana”, añadió.
Otra área importante del negocio está en los espectáculos en vivo, en este hay mejores posibilidades para todos los actores de la industria y las disqueras se encargan de impulsar las presentaciones de los cantantes de su brochure.
El apetito del público hacia los conciertos creció de manera exponencial y han sido motor de la economía nacional. Los reportes del Dane lo evidencian trimestre tras trimestre, pues en ellos se observa que el renglón del entretenimiento está en el top de los que más crecen.
“A través de las presentaciones también se percibe un retorno, esta es una de las épocas más movidas para las agrupaciones, aunque Colombia es un país tan rico en festividades, que gracias a ellas, las agrupaciones tienen demanda todo el año, especialmente en las más grandes como el Carnaval de Barranquilla, Feria de Las Flores, Feria de Cali y Feria de Manizales”, resaltó Gómez.
El presidente de Codiscos señaló además que los formatos físicos están creciendo: “la gente está comprando muchísimo la música en vinilos, dependiendo del mes, esto puede ser entre 5% y 10% de los ingresos”.
Tras las cuarentenas estrictas, la industria creativa ha tenido un ciclo de efervescencia, especialmente jalonado por los espectáculos en vivo, entre los que se incluyen los conciertos. Las ciudades capitales como Bogotá y Medellín han reportado alta ocupación de los escenarios destinados a estos eventos e igualmente la derrama económica que generan ha dinamizado a otros sectores como transporte, comercio y gastronomía. Pese a que el consumo de música migró a la digitalidad, los oyentes demandan conciertos.
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