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Beth Loeb Davies, exdirectora de desarrollo de Tesla, habló sobre cómo la búsqueda por tener el mejor producto los llevó al éxito
Cuando se habla de empresas innovadoras en el mundo, inmediatamente viene a la mente Tesla. Al abrir sus últimos reportes oficiales, lo primero que aparece es que el año pasado sus clientes ayudaron a acelerar la transición del mundo hacia la energía sostenible, evitando emisiones de 5 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono. Y que están diseñando y manufacturando un completo ecosistema de economía y transporte que tiene plena integración vertical.
Cuando Beth Loeb Davies, ex directora de aprendizaje y desarrollo entró a Tesla donde cumplió un rol determinante en el equipo de liderazgo convocado por el mismísimo Elon Musk, la empresa tenía unos 800 empleados. Seis años más tarde tenía 33.000.
Hola Beth. Es un gusto tenerte con nosotros.
Hola Juan, muchas gracias por invitarme.
En una conversación previa me habías dicho que cuando entraste a Tesla, antes que una gran empresa de talla global era un emprendimiento, un “Start Up”…
Sí. Es curioso pensar que hace tan solo 10 años, Tesla era un Start Up. Yo suelo pensar que se trata de un Start Up cuando es más lo que le falta por averiguar y hacer frente a lo que ya ha hecho.
¿Y así ocurrió en Tesla?
Sí. Cuando ya éramos como 15.000 seguíamos viéndonos como una Start Up porque todavía nos quedaban muchas cosas por hacer, muchos temas por descubrir, muchos asuntos por averiguar.
¿Y la plata?
Es muy típico en las etapas tempranas de las Start Ups que se cuide cada centavo y se invierta cada centavo en lo que se desea crear… hasta que se llega al valle de la muerte…
¿Qué es el valle de la muerte?
Es el punto en el que se tiene que lanzar el primer producto y se necesita que sea exitoso. Si no se logra lanzar o no es exitoso estás muerto porque ya se te fueron todos los fondos y ya no puedes conseguir más…
¿Y ese valle lo cruzaron en Tesla?
Sí. Justo antes del lanzamiento del modelo S. Y lo que permitió que saliéramos del valle de la muerte fue que además de lograr un excelente producto, todos en Tesla teníamos una mentalidad de equipo. Todos y cada uno de nosotros sabíamos que teníamos una misión, todos los empleados estábamos apuntando en la misma dirección y hacia la misma meta que consistía, precisamente, en tener listo y lanzar el modelo S.
¿Qué características debe tener el producto innovador para que sea exitoso?
Si realmente queremos innovar e introducir un nuevo producto al mercado, este debe ser mejor que lo que ya existe. Frente al reto de Tesla, las personas tenían sus vehículos tradicionales que habían amado por 100 años, con motores de combustión interna. ¿Cómo íbamos a lograr que las personas consideraran el uso de un vehículo eléctrico? Teníamos que lograr que nuestros primeros vehículos fueran mejores que los que ya tenían los clientes potenciales.
¿Y así era el modelo S?
Sí. Desde el principio el modelo S se concibió como el sedán más cómodo del mercado en el que podían sentarse confortablemente 5 adultos e incluso había espacio para dos niños. Adicionalmente, se diseñó para obtener una calificación de 5 estrellas en seguridad, en todas las categorías y desde el lanzamiento del modelo. También se trabajó para que fuera el vehículo más avanzado tecnológicamente y además hermoso. ¿O no te parece hermoso Juan?
Hermoso Beth, sin duda, jajaja, ¡quisiera tener uno!
Algo que aprendimos todos en Tesla es que a menudo las empresas lanzan un producto con la idea de que los clientes podrán comprar la primera versión con la esperanza de que las siguientes versiones sean mejores y que tendrán paciencia mientras estas llegan. Eso no funciona así. Los clientes no querrán deshacerse de algo confiable, que ya conocen, para empezar a usar algo menos bueno, con la promesa de que mejorará.
***
La lección de Tesla es clara. Hace cerca de 13 años, siendo ministro de Medio Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, yo lideré el lanzamiento del primer vehículo eléctrico en Colombia. Era hindú. Se veía entonces más como una rareza medioambiental que como una verdadera opción para sustituir los vehículos convencionales. Beth, bien lo dice: “En menos de 10 años, los vehículos eléctricos dejaron de ser una idea loca, para pasar a ser el segmento de mayor crecimiento en el mercado automotriz. El éxito de Tesla no fue un accidente. A través de toda la organización, los empleados estaban retados para repensar todo y diseñar un carro que pudiera cambiar las percepciones acerca de lo que un auto eléctrico podía llegar a ser”.
Y lo más interesante, de esta aproximación de Beth, es que estas lecciones de Tesla se pueden aplicar en muchos otros campos de la vida, de la industria, de la producción. Beth lo dice. Retos similares enfrenta la educación. La gente está atada a modelos pedagógicos que tienen más de 100 años. ¿Puede la aproximación de Tesla para desarrollar carros resultar útil para el diseño de nuevos modelos pedagógicos? Claro que sí.
Por eso, a partir de este caso de éxito, Beth ha desarrollado el concepto de Repensar Todo proyectado a la vida misma, mediante principios que pueden aplicarse en cualquier organización para desafiar el pensamiento convencional y también mediante técnicas para desarrollar nuevas aproximaciones y métodos, así como estrategias para reducir la resistencia a todo lo nuevo.
Beth, desde una perspectiva gubernamental, ¿qué deberíamos hacer para promover la innovación y apoyar a los innovadores?
Es interesante, Juan, porque hay acciones que se pueden adoptar en dos frentes. Primero identificar en el país una serie de áreas donde la innovación podría tener un gran impacto y segundo, ofrecer incentivos atractivos para innovar en esos sectores. Por ejemplo, el Estado de California, reembolsaba a Tesla cierta cantidad de horas de formación de sus empleados para que ellos aprendieran acerca de las nuevas tecnologías que tendrían que aplicar en la manufactura de los vehículos.
¿Cómo estimular a los trabajadores?
Es necesario darle buen reconocimiento a personas y empresas que están desarrollando el trabajo innovador. Debemos exhibirlos y convertirlos en los héroes que inspiren a otros. Se requiere que los vean y aspiren a lograr lo que ellos han logrado. Y no es solo frente a cosas muy grandes. La innovación también tiene que ver con cosas pequeñas. Se trata de que cualquier cosa pueda ser mejor de alguna forma nueva y emocionante que signifique un paso hacia adelante o un proceso más eficiente.
¿Y con los jóvenes?
Los jóvenes son creativos e innovadores. Somos los adultos los que a veces pretendemos imponerles que hagan las cosas a nuestra manera. Por ejemplo, antes de hacer un dibujo abstracto que mezcle los colores, los obligamos a colorear entre unos líneas que nosotros les dibujamos para que coloreen entre una cajita. Es como si los obligáramos a ser tradicionales o como si le pusiéramos el botón de stop a su creatividad. Entonces. Si luego les decimos, ahora sí, sean creativos, ellos ya estarán limitados y acostumbrados a pedir permisos y aprobaciones para desplegar su talento.
¿Cómo se haría?
Debemos lograr que estén dispuestos a aprender de las experiencias de los adultos sin limitar su creatividad. Hay interesantes programas de mentoría inversa donde se encuentran jóvenes y adultos con experiencia, para que el personal más junior que usa la tecnología de forma diferente tenga contacto con personas mayores y así se aprovechan constructivamente las experiencias y el potencial de innovación.
Beth, ya para terminar, hablemos de Career Curves, tu podcast. Vemos que Career Curves busca inspirar. Personas reales, contando historias reales sobre carreras reales.
Las carreras profesionales tienen muchos picos y muchas curvas. No existen en abstracto los pasos perfectos. Vamos aprendiendo. Vamos evolucionando. Hay que dar pasos hacia adelante, aprender de nosotros mismos y del mundo que nos rodea. Así que entrevisto personas exitosas para ver cómo llegaron hasta este punto, para que quienes los oyen puedan tener un apoyo para encontrar qué los apasiona, para que puedan encontrar la inspiración y para que puedan comprender que es normal y está bien tener una carrera con curvas.
¿Cómo entender el éxito?
Hasta el momento he entrevistado unas 35 personas y todos me han dado una respuesta diferente, así que queda claro que el éxito es algo muy personal. Lo que realmente debemos hacer es decir qué significa para mí y que eso sea lo que te guíe, no lo que dicen los demás, sino lo que representa para ti. De eso se trata.
Beth, después de una carrera muy exitosa de cerca de 30 años no solo en Tesla sino en grandes empresas como Apple, Microsoft y Gap con logros sobresalientes, alumna distinguida y sobresaliente de la Universidad de Indiana, con un grado en derecho en Stanford, conferencista, formadora, líder de talento humano, cálida, amable y generosa, dice que en esta etapa de su vida lo que quiere es, simplemente, inspirar a otros. Eso hoy no significa para ella dinero ni nuevos cargos. Busca la felicidad a partir de inspirar a los demás. Y lo está logrando.
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