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Camilo Marulanda, presidente de Isagen, se refirió a los $7 billones al año que necesita la industria para responder las necesidades de demanda
En enero, la Upme estimaba que entre 2023 y 2024 la demanda de energía eléctrica se encontraría en niveles diarios de 191 a 232 GWh-día, lo que representaría un aumento de 3,1% frente a 2021. A mediano plazo, la tasa de crecimiento promedio año se estimaba en hasta 3,35%. El problema es que ese consumo se disparó casi 5%.
Este es solo uno de los motivos por los que los últimos días se viene hablando de una crisis en la industria energética, más cuando está por llegar el pico de El Niño que afectará los niveles de los embalses.
Camilo Marulanda presidente de Isagen (empresa con 19 centrales de generación de energía 100% renovable, de las cuales 15 son hidroeléctricas), dio un diagnóstico de la situación, y ve que se necesitan $7 billones anuales en inversiones para abastecer el crecimiento anual de la demanda.
La compañía está viendo los aportes hídricos sensiblemente disminuidos por lo que está generando aproximadamente 30 Gigavatios hora/día. Esta cantidad viene cubriendo únicamente los contratos de largo plazo de nuestros clientes.
Estos niveles de generación obedecen a los bajos niveles de aportes hídricos a nuestras plantas. Vale la pena destacar que el agua que está ingresando diariamente a los embalses de Colombia, solo es suficiente para generar cerca del 55% de la energía que se consume en el país en cada día y que llevamos cinco meses con aportes por debajo de la media histórica.
En la actualidad, por las condiciones descritas, la compañía no cuenta con excedentes para vender en la bolsa y por lo tanto no se está beneficiando de los elevados precios actuales. De hecho, durante las últimas semanas se ha visto en la necesidad de comprar energía en la bolsa que vienen fuentes térmicas, a los altos precios del mercado (ante las bajas afluencias en nuestros embalses), para así honrar nuestros compromisos contractuales.
La entendible angustia de los consumidores, así como de los dirigentes políticos, debe ser un llamado a la acción por parte todos los actores. En el caso de los generadores vale la pena destacar desde 2022 realizamos descuentos multimillonarios y otorgamos plazos de financiación a los distribuidores. Hemos planteado algunas alternativas al gobierno como que, a partir de un techo en los precios de bolsa, se destine el excedente a un programa de subsidios. Hemos manifestado nuestra disposición a ampliar la financiación los distribuidores de energía sí se nos otorgan garantías de pago idóneas, así como a construir con el gobierno un esquema que nos permita vender los excedentes de generación a precios de contratos de largo plazo en vez de bolsa. Lo que estamos viviendo como sector se trata de un problema complejo que se deriva de la no ampliación de la oferta, problemas en la transmisión y la distribución, efectos de diferimientos tarifarios previos y, por lo tanto, a la solución deben contribuir todos los actores incluyendo un aporte de recursos públicos que alivie la caja de algunas distribuidoras que están en situación crítica.
En el corto plazo no, pero es relevante tener en cuenta que la principal explicación de la coyuntura de precios actual es el retraso en el ingreso de aproximadamente 4.000 MW de capacidad que el sistema, que los agentes estaban esperando desde hace más de dos años.
Esos retrasos en el ingreso de capacidad representados principalmente por Hidroituango (que hoy funciona a 25% de su capacidad) y cerca de 2.500 Mw de proyectos eólicos de La Guajira (por cuenta del atraso de la línea de transmisión de La Colectora y problemas socioambientales), equivalen a cerca del 20% de la capacidad total del país.
Además de este déficit, la demanda ha venido incrementando anualmente cerca del 5%, frente a unas proyecciones de la Upme del 2,5%. En resumen, frente lo que el mercado esperaba la oferta no se ha incrementado y la demanda se ha crecido aceleradamente. En nuestra opinión vamos a pasar este “niño”, pero sino se amplía la capacidad atrayendo inversiones cuantiosas en dos años podríamos estar enfrentando serias dificultades.
Isagen se viene preparando para afrontar el fenómeno de El Niño, manteniendo los niveles de los embalses en niveles óptimos y administrando de forma prudente los recursos hídricos, para garantizar la energía a precios competitivos de los contratos de largo plazo a todos sus clientes.
La discusión debe ir mucho más allá del 2024, el debate de tarifas y especialmente de precios en bolsa de corto plazo no está dejando abordar el reto real de generar una capacidad de generación suficiente para soportar el crecimiento del país. Si el fenómeno de El Niño es largo, tendremos tarifas altas unos meses, pero si no se da un impulso decisivo al crecimiento del sector con reglas de juego estables, tendremos precios altos y problemas de suministro por años.
Isagen está cerca de cumplir 30 años de generación de energía limpia. Somos una de las más grandes generadoras del país, gracias a las 19 centrales de generación de energía 100% renovable. 15 de ellas son hidroeléctricas, que aportan más de 3.000 megavatios de capacidad (Mw) a la matriz nacional. También estamos creciendo en renovables no convencionales y ya tenemos en operación dos parques eólicos y dos solares, culminados en 2022, que aportan a la operación segura y confiable del sistema, haciéndolo más resiliente a los efectos del clima.
Isagen en los últimos tres años ha adelantado inversiones por cerca de $4 billones que incluyen la adquisición de más de 200 Mw hidráulicos, la construcción y puesta en operación de 32 Mw eólicos y la construcción de 140 Mw solares, 100 de ellos próximos a entrar en operación en el municipio de Sabanalarga. Tenemos un portafolio de proyectos de crecimiento muy interesante para seguir aportando a la transición energética del país, pero requerimos señales más claras de política pública.
Los inversionistas no sólo de Isagen, sino del sector, necesitan reglas de juego estables e instituciones funcionales para seguir contribuyendo a la expansión de la capacidad de generación, una actividad que por definición es muy exigente en capital y con retornos a muy largo plazo. El país necesita aproximadamente $7 billones anuales en inversiones para abastecer el crecimiento anual de la demanda colombiana.
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