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La empresa está a la espera de saber si se le admite proceso de reorganización. También podría buscar una inyección de capital
El fin de semana se conoció la decisión de la aerolínea Avianca sobre la integración que se pretendía realizar con Viva Air. La compañía tomó la alternativa de no continuar con este proceso, ya que podría afectar a la empresa, si se aceptaba el trato con las condiciones que impuso la Aeronáutica Civil, ya que, según el comunicado oficial, seguir con el proceso “podría poner en riesgo la estabilidad de Avianca y del sector”.
Sin embargo, Viva Air aún cuenta con algunas opciones para salvar a la compañía. Alejandro Useche, profesor asociado de la Universidad del Rosario, dijo que la Superintendencia de Sociedades está evaluando un proceso de reorganización empresarial, que todavía se encuentra en etapa de estudio, para saber si es admitida o no, y que le ayudaría a reacomodar las deudas y así darle un respiro a la low cost, bajo el control de la empresa Castlesouth Limited, según el certificado de existencia de la empresa.
Useche resaltó que este proceso funciona para todas aquellas organizaciones que se enfrentan a “graves problemas económicos” y ve como una probabilidad la quiebra de la compañía. Si lo consideran, pueden solicitar ante la Supersociedades para reestructurar, principalmente, sus deudas.
El profesor de la Universidad del Rosario recalcó que, para que este procedimiento funcione, Viva tiene que demostrar ante la Superintendencia que su situación es crítica.
Luego de que se compruebe esto, a la empresa se le congelarán temporalmente sus obligaciones, para que pueda armar un plan de renegociación, específicamente de sus deudas, y un plan de acción que “sustente que su negocio puede ser viable a futuro”.
Pero para el experto, esta carta no es suficiente para salvar a la compañía, ya que lo que más necesita Viva es “una fuerte inyección de capital”.
Diego Márquez Arango, director en MQA Abogados, explicó lo que puede suceder ante una posible falta de inyección de capital o que la Supersociedades no acepte la figura de reorganización empresarial. Márquez mencionó que pueden ocurrir dos escenarios.
El primero es que haya una liquidación privada “donde los accionistas deciden acabar la compañía” y la otra es que haya una liquidación judicial, en donde la Supersociedades funciona como juez, donde se presentan todos los acreedores en una lista y se empieza a vender los activos, para pagar lo que se debe.
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Adriana Guillén, presidenta ejecutiva, señaló que para la vigencia 2025 se tiene una disponibilidad de 65.000 subsidios anuales
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