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Desde la llegada del abuelo Isaac Gilinski, la familia ha creado un linaje empresarial que hoy tiene presencia en activos financieros, inmobiliarios y de consumo masivo
Jaime Gilinski no cesa en su intención de quedarse con el Grupo Éxito y la semana pasada los dueños del retail le solicitaron más información y condiciones para avanzar con las ofertas que viene haciendo para quedarse con el control de la compañía. De lograrlo, el empresario amasaría un verdadero emporio familiar, que si bien tiene una tradición centenaria, vivió una fuerte expansión desde 2019 cuando ingresó a los medios de comunicación e hizo público su interés, dos años después, por hacerse con el Grupo Nutresa.
La fortuna que hoy representa, y que es la cuarta más grande en Colombia según el listado que elabora Forbes, es el fruto de una empresa familiar que ya va en su cuarta generación. Los Gilinski tienen sus inicios en la industria manufacturera, tal como se lo contó el banquero caleño a Núria Vilanova, presidente del Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica en su libro ‘La Esencia de la Empresa Familiar’.
El origen corporativo de esta familia, que llegó hace casi un siglo al país y que va camino a hacerse con el control de marcas tan tradicionales en los hogares colombianos como las chocolatinas Jet o Crem Helado, arrancó cuando el abuelo de Jaime, Isaac, fundó Curtiembres Búfalo en el municipio de Piedecuesta y su padre, también llamado Isaac y su tío Lazar iniciaron en Cali las empresas Andina de Herramientas, Productos Yupi y Plásticos Rimax.
Jaime, que se formó en Estados Unidos y pasó por Harvard Business School, ha seguido la tradición corporativa que arrancó su abuelo y desde muy temprano ha conocido por dentro el mundo de los negocios.
“Mi padre me llevó siempre a las reuniones desde que tuve 10 o 12 años. Yo me sentaba y no hablaba”, narró en el libro de Vilanova. Hoy, es la cabeza de ese linaje empresarial que lo llevó a tener en su momento el control de marcas reconocidas como Bombril, a ser socio de Procter & Gamble a finales de la década de los 80 y a convertirse en uno de los banqueros más importantes de Colombia.
La historia de los Gilinski ha girado alrededor del sector financiero. Si bien arrancaron en la industria, desde los inicios de su carrera, ya sea en Wall Street o asesorando emisiones de bonos, Jaime ha estado de cerca al negocio bancario, al que ingresó formalmente cuando el grupo compró el Banco Internacional de Crédito y Comercio, que luego rebautizaron como el Banco Andino.
La entidad financiera, que estaba prácticamente quebrada, se convirtió en una de las más grandes del país y fue la punta de lanza para entrar en la subasta del Banco de Colombia, cuando el Gobierno decidió salir de este activo que había nacionalizado luego de caer en una crisis en 1982 debido a los malos manejos del Grupo Grancolombiano.
Los Gilinski decidieron vender el Andino para concentrarse en este negocio y, en 1994, el Banco de Colombia pasó a sus manos, con una movida que en su momento les dio el control de 11% del mercado bancario en el país. Cuatro años más tarde vendieron parte de su participación accionaria al Banco Industrial Colombiano (BIC), propiedad del Sindicato Antioqueño, que no solo derivó en la fusión del Banco de Colombia y el BIC (el origen de Bancolombia), sino también en un pleito legal que se solucionó hasta 2006.
Sin ninguno de los dos bancos con los que arrancó, y operando desde Inglaterra, le compró al Grupo Intesa Sanpaolo de Italia el Banco Sudameris en 2003. Tras la integración con el Banco Tequendama de Perú, le dio vida al GNB Sudameris, que recibió un nuevo impulso en 2004 cuando adquirieron Servibanca por algo más de $5.000 millones de la época.
En 2012, amplió su red financiera con la compra de las operaciones del Hsbc en Paraguay, Perú y Colombia. Hoy, este conglomerado financiero es el séptimo banco por tamaño de activos en Colombia, cuenta con cerca de 300.000 clientes y una red de más de 2.600 cajeros.
La red financiera de Jaime Gilinski, y fiel a su herencia de involucrar a la familia en los negocios, se ha venido expandiendo de la mano de Lulo Bank, a cargo de su hijo Benjamín, y que apuesta por ser el neobanco más grande de Colombia. En 2022, ya habían superado los 200.000 usuarios, con la meta de sobrepasar rápidamente el millón de clientes en un mercado competido con empresas como Daviplata, Nequi, Ualá y Nubank.
La expansión no la ha hecho Jaime en soledad y sus hijos han estado cerca de los negocios. “Mis hijos han estado en las compañías, en los bancos, a veces sin hacer nada, pero estando. Eso les ha permitido aprender por absorción. Y es fundamental tener una buena educación. (…) He tenido la oportunidad de estar con ellos en reuniones desde que eran muy jóvenes”, contó el empresario en el libro.
Más allá del mundo financiero, el Grupo tiene presencia en el sector inmobiliario y hasta en los medios. En 2007, lograron la adjudicación de un proyecto de desarrollo en Panamá, en asocio con los multimillonarios Ian y Richard Livingstone, con el que ganaron la posibilidad de desarrollar un lote de 2.750 acres que antes era una Base de la Fuerza Aérea de Estados Unidos.
Con sus hijos a bordo, especialmente Gabriel, los Gilinski también ampliaron su negocio a los hoteles, luego de adquirir el Charleston y Casa Medina en Bogotá y el Santa Teresa en Cartagena, tras asociarse con la cadena Four Seasons Hotels & Resorts.
La operación, avaluada en su momento en US$100 millones, estuvo liderada por Gabriel, que también estuvo al frente del negocio con el que se quedaron con un porcentaje del Banco Sabadell en España, del cual se desprendieron en 2016.
Liderando la cuarta generación de este grupo empresarial, Gabriel impulsó al Grupo a ingresar a los medios de comunicación: primero, con la compra de 50% de Publicaciones Semana, que se selló con una reunión en Nueva York con Felipe López, y luego en 2020 quedándose con el control total de la compañía.
Desde entonces, Semana lideró un fuerte proceso de digitalización, que no solo lo convirtió en el medio digital más leído de Colombia, sino que también fue la base para ir por otras publicaciones. En enero de 2023, sumó al tradicional diario El País de Cali de la familia Lloreda, que acumulaba una deuda de $10.000 millones, y hace un mes selló la compra de El Heraldo de Barranquilla, líder en la Costa Caribe con una distribución de entre 12.000 y 15.000 ejemplares.
Pero quizás la movida de ajedrez más importante que han hecho en los últimos años fueron las Ofertas Públicas de Adquisición que lanzaron, desde noviembre de 2021, por las compañías que conforman al Grupo Empresarial Antioqueño. Lo que comenzó con propuestas por una participación en el Grupo Nutresa y el Grupo Sura, terminó con otro acuerdo con el Sindicato Paisa, que decidió desprenderse del conglomerado de alimentos, para conservar su participación financiera a través de Sura.
Gilinski, apalancado en los socios árabes con los cuales también ha impulsado Lulo Bank, logró desenmarañar el enroque entre las compañías del GEA, que había definido el tejido empresarial de Antioquia desde la década de los 80, y va camino a cerrar las operaciones bursátiles que le permitirán tener el control de una verdadera multilatina.
Nutresa está presente, especialmente, en el día a día de los colombianos, quizá muchas veces sin saberlo. Debajo de este conglomerado, están marcas como Zenú, Pietrán, Jet, Ranchera, Tosh, Festival, Colcafé, Doria y restaurantes como El Corral y Leños & Carbón.
Con este negocio ya prácticamente cerrado, el empresario caleño ahora va tras el Grupo Éxito, otro gigante latinoamericano. Gilinski ya ha realizado dos ofertas por el retail paisa, que si bien han sido rechazadas por la Companhia Brasileira De Distribuicao (GPA), todavía no ha entregado un “no” rotundo que lo lleve desistir del negocio.
De lograr esta compra, por la que ha llegado a ofertar hasta US$836 millones, Gilinski incluiría toda la red de tiendas de la compañía, con 209 puntos de Almacenes Éxito, 107 de Carulla; 56 de Surtimayorista y 60 de Super Inter.
En Colombia, además de la red de tiendas, el Éxito cuenta con alianzas como la financiera con Tuya, una participación en Puntos Colombia, con 168 marcas aliadas y 6,3 millones de clientes, y negocios como Seguros Éxito o Viajes Éxito. Además, ampliaría su negocio inmobiliario, pues la compañía cuenta con 763.000 m2 de área arrendable en 33 activos, contando los Viva Malls, con 17 activos y 559.000 m2.
El mercado ahora espera si presenta una nueva oferta, tras las condiciones que estableció GPA, y está a la expectativa de conocer si consolida una empresa familiar que ya va en su cuarta generación, tiene redes en toda América Latina y le ha permitido al banquero caleño amasar una fortuna cercana a los US$6.000 millones.
Si bien el Grupo Gilinski se ha caracterizado por negocios que han permitido su expansión, no todos han salido como esperaban. Entre ellos está el del Banco de Colombia que, más allá del pleito que luego trajo con el Sindicato Paisa, fue una operación con mucha deuda y con unos intereses grandes que casi llevó a Jaime Gilinski a rendirse, según contó en el libro de Vilanova. “Contar con el apoyo de mi esposa, que me ha acompañado más de 30 años, de mi padre y de mi madre, y ahora de mis cuatro hijos es fundamental”, narró en el libro.
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