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El presidente de la compañía, Carlos Alberto de Jesús, aseguró que Fabricato goza de buena salud financiera.
El sector textil prendió alarmas con el anuncio de la suspensión de producción de Fabricato, pero el presidente de la compañía, Carlos Alberto de Jesús, aseguró que esta medida no compromete la salud financiera de la compañía y que tiene un plan para dinamizar las ventas. El directivo habló con LR sobre los puntos que están a su favor.
¿Cómo está la salud financiera de la empresa?
Fabricato goza de muy buena salud financiera, pues dispone de $950.000 millones. La deuda como parte de los activos es de 11%. Es una compañía que para cada peso corriente que debe, tiene $2,7 a favor. Entonces los indicadores son buenos y viene con un nivel de tecnología que hoy es el estado de arte. Los indicadores de eficiencia y calidad son los más altos, comparables a los mejores a nivel mundial.
¿A cuánto ascienden las inversiones en los últimos años?
En los últimos cinco años, hemos invertido US$45 millones en tecnología de punta para hilar, tejer, acabar las telas, y para el tratamiento de aguas residuales. Hoy tenemos un sistema muy moderno que nos ha costado cerca de $9.000 millones fue instalado hace pocos meses y permite la reutilización del agua de tintura.
¿Qué los llevó a suspender la producción por 15 días?
El cierre viene a raíz de los resultados de producción y ventas. La producción logró cumplir el presupuesto, incluso superarlo con mejores niveles de eficiencia, pero la venta no acompañó lo que teníamos presupuestado, y ahora tenemos un inventario más alto que lo deseado para el periodo. Eso obviamente significa pagar un capital de trabajo, lo cual no es algo saludable.
¿Cuánto dejaron de vender?
Tuvimos 83% de cumplimiento del presupuesto en las ventas, estamos hablando de $30.000 millones menos en el periodo, pero ese stock está ahí guardado y lo podemos rotar ahora con las estrategias comerciales que tenemos pensadas.
¿Por qué entrar al negocio inmobiliario en vez de seguir con su naturaleza textil?
Las industrias exitosas en el tiempo tienen que seguir tecnificándose, lo que trae consigo menor necesidad de recursos. En otro momento, necesitábamos dos fábricas pero hoy producimos en una sola, que es más rápida y eficiente. Como consecuencia natural, sobran recursos, entre ellos, el espacio.
Ese espacio con el tiempo va adquiriendo un mayor valor porque la fábrica atrae viviendas, comercio, escuelas, hospitales, y finalmente esa compañía que nació en un punto aislado, con los años está en el centro de la ciudad y ese lugar pasa a ser muy apetecido por el área y la ubicación.
¿Qué efecto tuvo el caso Interbolsa?
Hubo una afectación reputacional en ese entonces, pero ya es tema superado. A la fecha no hay una correlación Interbolsa-Fabricato y todos ya tienen claro que las acciones de Fabricato fueron activos manejados en ese proceso, así como otros activos estuvieron involucrados.
¿Cuál es su petición al Gobierno?
La solicitud es que se pueda generar un ambiente de competencia leal y no solo por el contrabando, también por la informalidad que hoy existe en el mercado interno. Si pudiéramos general un plan de inclusión y formalización dentro del sector textil, desde confección, venta de ropa y productores locales de hilo, eso sería muy saludable para toda la cadena.
“Esta situación es natural en cualquier empresa manufacturera, lo que pasa es que no se hace público como en el caso de Fabricato”.
¿Cómo ve el futuro de Fabricato?
Deberíamos estar creciendo en niveles de exportación porque lo que tenemos está enfocado en la atención de las principales marcas tanto de Colombia como del mundo.
¿A dónde exportan ahora?
Exportamos a 10 o 12 países. Hay dos segmentos: la venta directa que hacemos de nuestras telas, cuyo destino son los países donde la industria de la confección existe aún, como Perú, Ecuador, Centroamérica y México. Y está la exportación de los clientes que comercializan la ropa en el exterior, y los principales destinos son Estados Unidos y el mercado europeo.
La industria no está tocando fondo
Es innegable que 2017 ha sido un año difícil para el sector textil, pero según la Cámara de Algodón, Fibras, Textiles y Confecciones de la Andi “la industria no está en cuidados intensivos ni en jaque”. Juliana Calad, directora de la entidad, afirmó que se esperan resultados positivos para el segundo semestre, gracias a las medidas que “ayudarán a controlar la subfacturación y el contrabando de fibras, hilados y textiles”. Por eso invitó a los textileros colombianos, y en especial a los antioqueños a mantenerse optimistas.
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