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COMUNICACIONES

La pandemia del Covid-19, ¿una prueba de fuego para los periódicos o su estocada?

miércoles, 22 de abril de 2020

Muchos periódicos han tenido que reinventarse para seguir ofreciendo información de calidad en medio de una caída de ingresos

Justo cuando la información es uno de los bienes que más se multiplica todos los días y la búsqueda de contenidos en medios tradicionales ha crecido notablemente porque las personas, en medio de la abundancia de noticias, buscan fuentes de información confiables, los periódicos impresos pasan por su peor momento, porque el miedo al contagio del Covid-19 ha llevado a que las personas se atemoricen por tener uno en sus manos y los voceadores no están en las calles por las restricciones de circulación.

Según un informe de The Economist, a diferencia de lo que ha sucedido con otras industrias que se han visto afectadas por la crisis, los proveedores de noticias están asistiendo a un aumento masivo de la demanda de su producto.

El tráfico de las páginas web de noticias ha incrementado en niveles nunca antes vistos y las suscripciones online han crecido a una tasa seis veces superior a la normal. Sin embargo, las compras de impresos, mucho más representativas que las suscripciones digitales, se desplomaron, y los ingresos por publicidad digital no se equiparan con los que genera la pauta tradicional que, en categorías como comercio y viajes, se ha evaporado.

Un ejemplo, anota la revista, es The Yorkshire Post, que sumó cerca de 1.000 suscriptores nuevos en las semanas anteriores. JPIMedia, que maneja esa y otras publicaciones, ha registrado un aumento de tráfico de 25% en sus páginas web; sin embargo, las ventas globales del periódico han caído 30% durante la cuarentena, según el editor James Mitchinson. Incluso, en algunos títulos de JPI la caída en publicidad ha ascendido hasta 80%, por lo que la fuerza comercial y varios periodistas han perdido sus puestos de trabajo y, los que quedan, asumieron una reducción salarial de entre 10% y 20%.

El panorama es similar en medios como The Guardian, que espera una caída de US$24 millones en sus ingresos (equivalente a 10%) y despidió a 100 miembros de su equipo, o General Trust, propietario del Daily Mail y Metro, que redujo los salarios hasta 25%. Los periódicos británicos, explica la publicación, sufren en mayor medida el impacto de las cuarentenas, pues dependen más de la venta en quioscos que sus pares en Europa y Estados Unidos.

Sin embargo, anota The Economist, la coyuntura simplemente ha acentuado una tendencia que viene de años atrás, como es la caída en los ingresos por publicidad y la reducción de lectores en papel, sea porque migraron a internet, o bien porque mueren por vejez. La incógnita, entonces, será qué pasará una vez termine el aislamiento. En 2009 la publicidad cayó 25% antes de volver a los niveles de declive normales y, en esta ocasión, hasta 50% de lo perdido podría no recuperarse nunca, según Alice Pickthall, de Enders Analysis. Lo mismo aplica para la circulación, en cuanto el hábito de comprar el periódico impreso se ha ido perdiendo. Sin embargo, se han ido formando nuevos hábitos, como el pago por suscripciones digitales, especialmente por parte de los más jóvenes, lo que podría representar una oportunidad si logran fidelizarse en el largo plazo.

Medidas de los periódicos

A pesar de ese panorama, muchos periódicos se han resistido a ver esta situación como una crisis y han tomado medidas para mitigar el impacto de la coyuntura. Algunos países discuten normas sobre la obligatoriedad de que los periódicos vengan empacados en bolsas plásticas y podría suceder como en los países escandinavos, que obligaron en un momento dado a grapar los periódicos para diferenciarlos de los de circulación gratuita.

Eduardo Garcés, gerente general de El Espectador, apuntó que "hemos dado información que ha salido publicada de cuánto dura el virus en una tela, en un papel o una bolsa y no ha habido un solo contagio en el mundo por un periódico, revista o libro".

El directivo agregó que "no lo vemos como un problema a corto plazo que pueda acabar con el impreso en los próximos seis meses, pero sí es una razón más para pensar que, tarde que temprano, los periódicos impresos evolucionarán hacia las plataformas digitales exclusivamente, más allá de esta coyuntura, por los recursos que implican el transporte y la producción de un periódico impreso". Garcés concluyó que "esto puede ser un acelerador para que, no solo los periódicos, sino las revistas y los libros sigan su curva de decaimiento, pero no lo vemos como un problema a corto plazo".

Las dificultades, sin embargo, no han representado un obstáculo para que los periódicos impresos aporten a sus lectores, no solamente llevando información de calidad, sino también preocupándose por su seguridad y necesidades.

En Australia, tras conocerse los primeros casos de contagio, varios supermercados se vieron obligados a racionar la venta de papel higiénico tras una oleada de compras de pánico, por lo que el diario NT News publicó una edición que incluía un suplemento especial de ocho páginas que podía recortarse en forma de papel higiénico.

"Somos un periódico conocido por todo el mundo que comprende las necesidades de nuestros lectores", dijo el editor del diario, Matt Williams, a The Guardian Australia, y agregó que los residentes experimentaban una falta de papel higiénico, por lo que "teníamos que entregarles lo que necesitaban".

Otros periódicos del mundo, ante la escasez de tapabocas, optaron por regalar uno de manera de gratuita a sus suscriptores.

Mientras tanto en Colombia, El Tiempo y El Espectador están enviando su edición embolsada a sus suscriptores, como lo hizo durante muchos años La República.

Al respecto, Garcés afirmó que en el periódico "estamos extremando todas las medidas de seguridad en los procesos productivos, de alistamiento y distribución. Estas incluyen toma de temperatura de todo el personal, trajes, tapabocas y guantes permanentes. El periódico se le entrega embolsado al personal de distribución, quienes surten el mismo proceso de seguridad y desinfección".

La crisis de los periódicos regionales

En su columna de The New York Times David Chavern, presidente de News Media Alliance, planteó que las plataformas digitales, como Google y Facebok, deben "ponerse del lado correcto de la historia, negociando rápidamente acuerdos para ayudar a sostener el periodismo" y pagar por las noticias para ayudar a sostener el periodismo local, en un contexto en el que, por la caída de los ingresos de los periódicos durante los periodos de cuarentena, probablemente cientos de diarios locales de Estados Unidos tendrán que cerrar.

El columnista toma su propuesta de lo que sucedió recientemente en Francia, donde las autoridades antimonopolio marcaron un hito al ordenar a Google negociar con las casas editoriales para que reciban un pago por el contenido noticioso que aparece en los resultados de búsqueda. La actuación francesa se da en el marco de una nueva directiva de derechos de autor de la Unión Europea, por lo que otros países, como Alemania, tomarán el mismo camino, para compensar al ecosistema de los medios locales.

En Colombia la prensa regional viene sufriendo hace varios años la crisis de la pauta en medios impresos tradicionales, situación que se ha acentuado en medio de la coyuntura del Covid-19, que ha llevado a que la publicidad caiga entre 40% y 80% (según cifras de la Asociación Colombiana de Medios de Información) y ha imposibilitado la distribución de los periódicos en la calle.

Por ejemplo, La Opinión de Cúcuta tuvo que cerrar su edición impresa y se mantiene únicamente por sus portales digitales y redes sociales y El Nuevo Día de Ibagúe no ha podido cumplir con el pago de la nómina del mes pasado, lo que puede llevar a que, eventualmente, deje de circular.

La Patria, de Manizales, tuvo que recurrir a préstamos para pagar la nómina, sin embargo, para no prescindir de ningún periodista, redujo su número de páginas, cambió su formato y está imprimiendo parte del periódico en blanco y negro.

Alejandro Galvis, director de Vanguardia , el principal diario de Bucaramanga, afirmó en diálogo con Semana que "Vanguardia tuvo 625 trabajadores y hoy estamos llegando a 280. Hemos tratado de preservar los cargos de la redacción, pero sí hemos despedido gente de otras áreas y estamos ahorrando por otros lados”.

El gerente de El Universal de Cartagena, Gerardo Araújo, explicó a la revista que han tomado medidas para reducir los gastos, como apagar el aire acondicionado, reducir el número de páginas, eliminar los insertos e, incluso, suspender por unos días la circulación de Q'hubo. Sin embargo, la situación financiera sigue siendo crítica.

Caso excepcional, en cambio, es el de El Colombiano, de Medellín. Sobre la crisis actual su directora, Martha Ortiz, dijo: "El Colombiano se ha esforzado por honrar su compromiso con la sociedad de brindarle información veraz y análisis de los hechos promoviendo serenidad y conocimiento en tiempos de confusión. Estamos aquí para construir sociedad. Seguimos entregando el periódico a los suscriptores, circulando en la calle y ofreciendo contenidos en nuestra web y redes sociales, estos últimos con récords históricos de audiencias. Esta casa periodística ha sido sana financieramente y está en el medio de un proceso estratégico de transformación pero, sin ninguna duda, está siendo afectada por el contexto social y económico actual. Abrazamos la creatividad y el talante de nuestro equipo, vamos tomando decisiones protegiendo ante todo la vida. Esta coyuntura ha reconocido la importancia del periodismo serio.”.

Sobre la situación de los medios regionales, Werner Zitzmann, presidente de la AMI, afirmó que "todos los medios están golpeados porque todos viven de la publicidad. Pero con los medios de información regionales hay una sensibilidad especial, porque en términos de información y periodismo local, ellos son los únicos que cubren sus plazas. Luego si desaparecen, esas plazas se quedan sin información local. Y ese es un riesgo que no nos podemos dar el lujo como país. La crisis hoy es el coronavirus y sus efectos sociales y económicos, pero sin medios de información, más adelante, para la democracia y para la construcción de un país transparente cualquier crisis será mucho peor".

En ese sentido, el presidente del gremio agregó que "hemos llamado la atención (del Gobierno Nacional) en cuanto a que no es viable un país democrático sin información confiable producida profesionalmente, sin prensa abundante, plural, libre e independiente que represente a la gente, a quienes no ven y no tienen voz, y que la garantía de estos derechos constitucionales fundamentales no puede ser hoy solo constitucional, lo debe ser económica y operativamente también".

Zitzmann, además, fue enfático en la necesidad de "priorizar las solicitudes que el sector a hecho en relación con la necesidad de tener una política pública y acciones concretas, que con el concurso de lo público y lo privado aseguren la continuidad de las operaciones de los medios de información. Y en concreto hemos pedido que la actividad de los periodistas, especialmente la de los reporteros y sus equipos de producción se reconozca como de alto riesgo, que la información se reconozca como un bien esencial garantizándose su producción y distribución, compromisos con partidas presupuestales para pagar por piezas y campañas de comunicación en los medios de información durante esta crisis, y estímulos a la inversión publicitaria del sector privado con el mismo fin".

Frente a ese llamado, entes de control, partidos políticos, líderes políticos de todas las vertientes, los departamentos y los municipios han respaldado la petición.

"El derecho a la información no puede ser víctima del coronavirus. Medios de información regionales luchan por sobrevivir en la crisis. El Estado debe garantizar su supervivencia con medidas concretas. Muchos periodistas locales sin trabajo y sin ingresos", afirmó el procurador general de la Nación, Fernando Carrillo.

En el mismo sentido se pronunciaron Felipe Córdoba, contralor general de la Nación y la Defensoría del Pueblo, que destacaron que "la información es un bien esencial para la sociedad, un derecho fundamental" y urge apoyar a los medios regionales.

De igual forma, partidos políticos y senadores de distintos partidos, como Richard Aguilar (Cambio Radical), Álvaro Uribe (Centro Democrático), María José Pizarro (Decentes) y Mauricio Toro (Alianza Verde) se han pronunciado sobre el tema.

La prensa de calle

El reto es todavía mayor para la prensa de calle, pues medios como ADN, Publimetro y Q'hubo, que son gratuitos, dependen enteramente de los voceadores que distribuyen el periódico en calle y, por las medidas de aislamiento social y la cuarentena, han dejado de circular.

Al respecto, Zitzmann anotó que su situación es muy complicada, porque "el modelo de negocio de los periódicos gratuitos en el mundo está basada en una amplia circulación en calle, con papel que se regala y que se financia con la publicidad, la cual aumenta en cantidad y tarifas en la medida que su circulación aumenta. Cuando la pauta se va y el papel hay que importarlo a $4.000 por dólar, la combinación es perversa. De ahí la importancia de decisiones y acciones dirigidas a garantizar la supervivencia plural de medios de información".

Sin embargo, estos periódicos han buscado estrategias para adaptarse a la crisis. Publimetro, por ejemplo, dejó de imprimirse, pero todos los días genera la entrega del PDF del periódico a través de plataformas virtuales, para mantener la idea de que el diario sigue saliendo en su horario habitual.

El director de Publimetro, Alejandro Pino, anotó en una entrevista con la Liga contra el silencio que "en la plataforma que es Publimetro, la parte impresa, el periódico impreso es la principal fuente de ingresos y lo que se está haciendo es una estrategia comercial para convencer a nuestros anunciantes, que estaban solamente en el print, que le apuesten a lo que estamos haciendo digitalmente, mostrándoles las alternativas de cómo podemos hacer llegar su mensaje o su producto a nuestros usuarios en internet, ya no solamente a nuestros lectores".

Frente a esa estrategia, el director explicó que "empezamos a usar otros canales de distribución para informar a la gente fuera de la página web: WhatsApp, más posteos en redes sociales que no redirigen al portal, newsletters con descargas de PDF. Lo que sí me dice la data es que hay mucha más información compartida generada por los medios que lo que había pasado en tiempos recientes con la credibilidad de influenciadores de redes. Para mí esta crisis ha hecho que la gente vuelva a acudir a los medios. Y debemos valorarlo".

En ese panorama, los retos para la prensa de calle son muy complejos, especialmente desde el punto de vista económico, sin embargo, se trata de medios que vienen fortaleciendo su presencia digital y están encontrando formas para reinventarse con base en su principal activo: la capacidad de curar información.

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